domingo, 11 de abril de 2021

IMAGEN DEL GLORIOSO PATRIARCA SAN JOSEPH.

 

En 1772, Francisco Gil Moreno y su esposa, Inés Fernández Mateos, vecinos de Madrigalejo, hicieron donación a su Iglesia de una escultura y talla de San José, que ellos mandaron hacer. La donación fue movida por su devoción “a mayor honrra y Gloria de Dios, culto y veneración del Glorioso Patriarca S. Joseph”[1]. Los donantes querían que la imagen sirviera para la devoción pública y deseaban verla colocada en uno de los altares de la iglesia parroquial “para excitar, promover y estender la devoción del santo en los otros fieles convecinos”[2]. Por ello, pidieron licencia al Visitador General de la Diócesis de Plasencia para colocar la imagen de San José en el altar que se dice de Ánimas. El Visitador, el Licenciado D. Joseph Fernández Díez, concedió dicha licencia el 4 de noviembre de 1772.

Esta es la síntesis de un documento que se encuentra recogido en el Archivo Parroquial de Madrigalejo, a partir del cual se pueden abordar diversas cuestiones de carácter histórico y artístico. 

Imagen de San José

En la iglesia de Madrigalejo, existen dos esculturas de bulto redondo que representan a San José. Una de ellas podemos verla actualmente en el retablo mayor, en una hornacina junto a San Juan Bautista. La otra está situada, sobre peana, en uno de los pilares que sostiene el coro. Esta última escultura es más reciente. Representa a S. José llevando de la mano al Niño Jesús, como su conductor, guía y educador. En la otra mano, lleva una vara que remata en un ramo de azucenas. Pero, en esta ocasión, nos vamos a centrar en la primera imagen.

La escultura que se encuentra en el retablo es una talla de madera policromada, que representa a San José como un varón adulto, en plenitud de su fortaleza física e intelectual. Es importante destacar este hecho pues, hasta el S. XVI, en el Arte, San José era tratado como una figura secundaria, de edad avanzada, y siempre formando parte de alguna escena relacionada con la infancia de Jesús y con María.

Formando parte de este tipo de escenas estuvo presente en nuestra iglesia parroquial en la “Adoración de los Pastores”, uno de los esgrafiados que, por desgracia, desaparecieron el siglo pasado. Y también podemos verlo en una pintura donde se representa la escena de la “Visitación”, en el retablo mayor.  

El banco del retablo acoge una tabla pintada al óleo de la “Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel”. En esta pintura, aparecen San José y San Zacarías, sus esposos, situados en un segundo plano y en penumbras, dejando el protagonismo a la Virgen y a Santa Isabel. Es un ejemplo de lo que se ha apuntado anteriormente. Sin embargo, el hecho de que aparezca en esta escena S. José, a quien no le correspondería estar presente según el relato evangélico, indica que el reconocimiento de su figura ya va cambiando. Estilísticamente, este cuadro corresponde al siglo XVI.

(Foto de María García)

El Concilio de Trento (1545-1563) declara la validez del culto a los santos frente a la reforma luterana. Siguiendo sus criterios, la Orden Jesuita, así como Santa Teresa de Jesús y los Carmelitas Descalzos, de forma especial, contribuyeron a dar un fuerte impulso al culto y devoción a San José, como correspondía al lugar tan destacado que tuvo en la infancia y en la educación de Jesús. Como consecuencia, en el Barroco, San José dejó de ser un personaje marginal en las obras de arte y empezó a prodigarse su figura, proliferando especialmente su imagen en bulto redondo.

(Foto de María García)

 Con este sentido se representa la escultura del S. XVIII que estamos tratando, en la que resalta su importante misión como padre terrenal de Jesús. Vemos que S. José lleva en sus brazos al Niño Jesús, como muestra de la cercanía y cariño que les une a ambos. La figura apoya sus pies sobre un trozo de Gloria (representada por una nube y una cabeza de angelote), incidiendo en el apelativo de “San José glorioso”. La disposición abierta del manto contribuye a dar volumen y movimiento a la figura, así como, su color marrón habla simbólicamente de sus dudas padecidas.

La escultura fue retocada, según aparece en el libro de fábrica de la parroquia en 1859, y este trabajo costó 100 reales.

En el altar de las Ánimas

Francisco Gil e Inés Fernández pidieron que la imagen se asentara “en el altar que se dice de Ánimas, propio de su demanda”[3], es decir, de la cofradía de las Ánimas Benditas del Purgatorio. Señala el documento que este altar estaba dentro de la capilla mayor y que, sobre su mesa de altar, debía colocarse “el adorno, retablo o caja correspondiente a la mayor decencia del santo”[4]. El manuscrito sigue diciendo que, por encima de la imagen del santo, debía colocarse el cuadro donde se representa a las Ánima Benditas del Purgatorio. Advierte el Visitador al párroco que no debía consentir, por esta causa, que el altar perdiese “el concepto, nombre y denominación que antes tenía” con advocación de las Ánimas, ni tampoco debía privarlas de los sufragios y demás funciones eclesiásticas que, a sus capellanes y cofradía, le correspondían hacer como altar propio. Por esta razón, la cofradía de las Ánimas quedaba obligada a la asistencia y limpieza de la ropa de altar, así como a colocar el alumbrado –velas- que, por costumbre, se correspondería en días festivos y otros que, por devoción, debían ponerse.

El culto a las Ánimas Benditas del Purgatorio se extendió por toda la cristiandad también tras el Concilio de Trento, donde se aprobó que los curas predicaran sobre la existencia del purgatorio. El alma del difunto que tuviera penas que “purgar”, antes de entrar en el cielo, debe pasar primero por el purgatorio, donde puede recibir alivio mediante el sufragio de los fieles. Con el fin de propagar su devoción, la Iglesia facilitó la creación de cofradías de ánimas en las parroquias, que gozaron de amplio seguimiento especialmente en los siglos XVII y XVIII.

Como vemos, la iglesia de Madrigalejo también contó con su cofradía de Ánimas del Purgatorio, que estuvo vigente, según los libros de cuentas, al menos desde 1642 hasta 1856[5]. Por este documento sabemos que su altar gozaba de un lugar privilegiado, en la capilla mayor, y que había un cuadro donde se representaba a las Ánimas del Purgatorio, pero que no tenía retablo ni ningún otro tipo de adorno.

Retablo de San José

No sabemos si llegó a realizarse algún retablo para el altar de las Ánimas, tal como había aconsejado el Visitador en 1772, pero sí hubo un altar dedicado a San José, con su retablo de madera estofada. Este se encontraba situado en el paño de pared que hay entre el púlpito y la puerta del norte, en el lugar que hoy ocupa el Nazareno. El retablo estaba adornado con robustas columnas salomónicas que tenían enrolladas sarmientos de vid en torno a ellas. Este tipo de columnas son características del Barroco –S. XVII y XVIII-, estando plenamente vigentes cuando se ejecutó la imagen de San José, por lo que no es descartable que se mandara construir ex profeso para esta escultura.

El centro del retablo lo ocupaba una hornacina con la imagen de San José y, a ambos lados, se situaban dos pinturas en las que estaban representados los padres de la Virgen, San Joaquín y Santa Ana. Además, tenía un tabernáculo donde se guardaban las reliquias de Santa Severa. Lamentablemente el retablo fue vendido en 1964, junto con el del Cristo de la Victoria y el de la Virgen del Rosario, siendo otra pieza de nuestro patrimonio que ha desaparecido.[6]

Una vez desaparecido el retablo, la imagen de S. José pasó a ocupar la hornacina del retablo mayor donde hoy se le puede contemplar. 

(Foto de María García)

Ahora es una buena ocasión para traer a Luz de Candil esta imagen de San José, pues 2021 está dedicado a él; es un año josefino convocado por el Papa Francisco para conmemorar los 150 años del decreto Quemadmodum Deus, por el que Pío IX declaró a San José “Patrono de la Iglesia universal”.

 

Guadalupe Rodríguez Cerezo.

 

Bibliografía y fuentes:

-Archivo Parroquial de Madrigalejo.

-L. RODRÍGUEZ AMORES: Crónicas lugareñas. Madrigalejo, Tecnigraf. S.A., Badajoz, 2008.

-https://librerias.paulinas.es/pastoral/san-jose-iconografia-arte-cristiano/

-http://artehistoriaestudios.blogspot.com/2017/03/capitulo-7-san-jose.html

-http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-culto-a-las-animas-devocion-y-disciplina-el-ramo-de-animas-de-abelon-zamora-1884-784333/html/

-https://www.aciprensa.com/noticias/ano-de-san-jose-conoce-estos-datos-sobre-el-nuevo-ano-convocado-por-el-papa-francisco-43363


 



[1] Archivo Parroquial de Madrigalejo. Libro de Visitas. 1772.

[2] Ibídem.

[3] Ibídem.

[4] Ibídem.

[5] L. RODRÍGUEZ AMORES: Crónicas lugareñas. Madrigalejo. Tecnigraf S.A. Badajoz, 2008, p. 301.

[6] L. RODRÍGUEZ AMORES: Crónicas lugareñas. Madrigalejo. Tecnigraf S.A, Badajoz, 2008, p. 294.


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