martes, 22 de julio de 2025

MADRIGALEJO EN EL CATASTRO DE ENSENADA (Primera parte)

 

Entre 1747 y 1753, por orden de Fernando VI, se realizó una gran investigación que afectaba a cada uno de los pueblos y ciudades de la Corona de Castilla y, en cada lugar, se debía responder a un cuestionario sobre la vida económica y social de su localidad. Se buscaba recabar información precisa de los distintos lugares para la elaboración de un proyecto que simplificara la fiscalidad de España. La propuesta había partido de su ministro, el Marqués de la Ensenada. Por eso, a todo el conjunto documental que resultó de aquel estudio, se le conoce como Catastro de Ensenada.

Del interrogatorio realizado en el lugar de Madrigalejo entre el 6 y el 8 de junio de 1753, vamos a entresacar algunos datos que nos pueden ayudar a conocer varios aspectos de la vida de nuestra localidad a mediados del S. XVIII.

A las preguntas del cuestionario respondieron, bajo juramento, algunas de las personas principales de la población. Estos eran:

-El cura rector de la Iglesia Parroquial: D. Justo y Pastor Conde.

-El alcalde del primer voto de su estado general: Alonso García del Barrio.

-Regidores por su estado general: Francisco Mérida y Sebastián Cañada.

-Escribano del número y ayuntamiento: Roque Gómez de Jironda.

-Personas inteligentes nombradas por el Sr. Juez Subdelegado: Juan García Ruiz y Sebastián Filara.

 

Sobre el número de vecinos y de casas

El documento dice que, en ese momento, vivían en Madrigalejo 123 vecinos, que corresponden a los cabezas de familia. Para conocer el número de habitantes, habría que aplicar, como factor de conversión, 4 o 5 habitantes por vecino. Por tanto, morarían en Madrigalejo, en aquellos tiempos, entre 482 y 615 personas. Junto al pueblo, el documento dice que había una casa granja propia del Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe; se refiere a la Casa de Santa María. Dice también que esta casa estaba habitada por un religioso, y que el casero era un vecino del lugar.[1]

Sobre los edificios, informa de que había 117 casas habitables, 33 estaban arruinadas y una era inhabitable. Se explica también que varios vecinos, en otros tiempos, habían levantado sus casas en terreno propios de la Real casa de Nuestra Señora de Guadalupe y de otros particulares, sin su permiso y consentimiento. Para legalizar aquella situación, en 1392, se había firmado una “concordia” entre la Real casa y los vecinos por la que se les cedió la propiedad a cambio de que les pagaran cada año, a perpetuidad, el censo de dos gallinas por solar. Esta imposición se venía cumpliendo desde entonces y perduró hasta el S. XIX, tras las leyes desamortizadoras.[2]

Las casas de ayuntamiento, la cárcel y el pósito también se habían levantado en solares de la Casa de Santa María, por lo que también el Concejo debía pagar anualmente a esta Real casa dos capones, además de tener el gravamen de mantener en los ejidos del lugar 663 borras, 10 cabezas de cerda y 30 cabras u ovejunas, y también de sustentar, en la dehesas boyales y en los ejidos, a los bueyes de labor necesarios para sembrar las tierras que el convento de Guadalupe tenía en el término, las vacas y las excusas que, por su tasa, se le señalasen y cupiesen respecto de su labor, junto con novillos. Todo ello fue en virtud de reales executorias y concordia hecha por dicha Real casa y el Concejo.[3]

 

Algunos servicios públicos

Para la venta de vino, aceite y vinagre, había un abasto del que estaba al frente Andrés Moreno, un vecino del lugar. El abasto del jabón lo tenía Simón Fernández, vecino de Orellana. Además, había dos mesones; uno era propiedad de Benito Matheos y estaba regentado por Ramón Romero; el otro era propio de Juan Rodríguez David, que regentaba él mimo.[4]

Había una casa hospital, que estaba arruinada[5]. No debemos pensar en ella como un hospital como lo conocemos ahora, ni siquiera en una casa de salud. Se trataba de un establecimiento piadoso donde se acogía temporalmente a personas transeúntes. Se financiaba a través de obras pías, que tenían unas rentas muy escasas. Como vemos, en 1753, la casa hospital estaba en estado de ruina, y en el mismo estado seguía encontrándose en 1821, como podemos apreciar en la transcripción del siguiente documento municipal: …Que en virtud de que la casa nombrada hospital de este pueblo en el día careze de quien administre las cortas rentas que a la misma pertenezen y ser público y notorio estar cuasi arruinada…[6]

El Concejo de Madrigalejo, aquel año de 1753, estaba regido por dos alcaldes (el ya citado del primer voto y Francisco Gil Moreno, del segundo voto), dos regidores, ya citados, y un procurador síndico (Francisco Gil Ramos). Además, el Concejo tenía a su cargo dos escribanos del número (de uno ya hemos dado referencia, y el otro era Alonso de Segura), un depositario del Pósito de granos (Narciso Rodríguez) y un alguacil mayor (Marcos Rodríguez).[7]

El Pósito era una institución municipal encargada de hacer acopio de cereales, generalmente trigo, para después prestarlo en condiciones favorables a los labradores y a los vecinos cuando venían años de escasez.

Había también un maestro sangrador y barbero (Antonio de Casi Navarrete) con un delegado oficial (Joaquín Delgado)[8]. El sangrador y barbero era la persona que atendía las dolencias en la población y, aparte de cortar el pelo y afeitar, sacaba muelas, sangraba a los enfermos, recomponía los huesos rotos y realizaba pequeñas y sencillas cirugías.

El estanquero era Juan Matheos Gallego, quien además vendía jabón y productos de mercería. Había un maestro de primeras letras (Juan Ruiz), que también hacía el oficio de sacristán y de organista, y un arriero (Juan López Tamajón), que tenía cinco caballerías menores y una mayor.[9]

 

Otros oficios

En Madrigalejo, además, había un maestro albañil, un herrero (Juan Barroso), dos sastres (Diego Martín Pizarro y Lucas Hernández Blanco), un zapatero (Juan Liviano) y once hortelanos (Baltasar Pariente, Alonso Castilla, Juan Carmona, Francisco de Torres, Alonso Roncero, Blas Rodríguez, Manuel Muñoz, Gaspar Rodríguez, Juan Martín Ramos, Martín Gómez y José Caballero).[10]

Se dice que, en nuestra localidad, había quarenta jornaleros, que viven y se alimentan de su jornal diario, el que se les considera regulados las quatro estaciones del año y otros que de igual clase sirven y se acomodan por año, como son mayorales de ganado, de lana, cerda, vacuno y cabrío, sirvientes de labor, de arriería, caseros, zagales, aperadores, boyeros, labradores que trabajan de por sí en sus haciendas y sus hijos.[11]   

 Además, en aquel momento, había en Madrigalejo siete pobres de solemnidad[12]. Había también tres sacerdotes, con el cura párroco y un capellán[13].

 

Y terminamos

Antes de terminar, decir que no se han volcado todos los datos que aparecen en el Catastro de Ensenada, sino que, en esta ocasión, nos hemos fijado en la población y en lo que atañe a las personas. En otra ocasión trataremos sobre los productos que daba la tierra y los ganados que se criaban, así como las fincas del común.

Además, quisiera agradecer a Juan Agustín Ramos su generosidad por haberme proporcionado este documento de tanto valor histórico.

 

Guadalupe Rodríguez Cerezo.



[1] Pregunta 21 del cuestionario del Catastro de Ensenada.

[2] Pregunta 22.

[3] Pregunta 26.

[4] Pregunta 29.

[5] Pregunta 30.

[6] Archivo Municipal de Madrigalejo. Libro de actas. Sig. 16. (14 de noviembre de 1821).

[7] Pregunta 32.

[8] Ibidem.

[9] Ibidem.

[10] Pregunta 33.

[11] Pregunta 35.

[12] Pregunta 36.

[13] Pregunta 38.


viernes, 13 de junio de 2025

DOS HITOS HISTÓRICOS: I REPÚBLICA Y RESTAURACIÓN BORBÓNICA EN MADRIGALEJO


La vida política y social del S. XIX en España fue enormemente compleja. Se acababa el Antiguo Régimen y las ideas reformistas se iban abriendo paso de forma convulsa. A lo largo de la centuria se sucedieron conflictos bélicos, gobiernos de distintos signos, constituciones (hasta seis estuvieron en vigor, y se redactaron otras dos), revoluciones, pronunciamientos, cambios de dinastías y de regímenes políticos.

Nos vamos a centrar en este espacio en dos momentos puntuales, concretamente en las proclamaciones de la I República y de la Restauración borbónica, que se produjeron en un corto espacio de tiempo, en un intervalo de menos de dos años. Vamos a ver quiénes regían el destino de nuestra municipalidad en esos momentos y cómo acogieron, tanto a un régimen como a otro, las dos corporaciones que en aquellos momentos estaban al frente del Ayuntamiento de Madrigalejo. 

Para ponernos en antecedentes, es necesario recordar que la Revolución de 1868, llamada “La Gloriosa”, terminó con el exilio de Isabel II y el comienzo del Sexenio Democrático o Sexenio Revolucionario (1868-1874). Entonces asumió la regencia Francisco Serrano mientras se redactaba la Constitución de 1869 y se buscaba un nuevo rey para España. El monarca elegido fue Amadeo I de Saboya, quien tomó posesión de la monarquía española el 2 de enero de 1871. En los dos años de su reinado, se sucedieron seis gabinetes de gobierno, que no pudieron hacer frente a los graves problemas que arrastraba la nación. Sintiéndose incapaz de encauzar la situación, Amadeo renunció al trono de España el 11 de febrero de 1873 y, ese mismo día, las Cortes proclamaron la República.

 

Proclamación de la República

Aunque la República fue proclamada el 11 de febrero, las referencias al nuevo orden establecido las encontramos cinco jornadas después; concretamente aparecen en el libro de actas de la sesión del día 16 de febrero, en el que se dice:

 

…se les dio cuenta con su lectura de los Boletines Oficiales extraordinarios recibidos en la semana última, por las cuales se comunica por el Excmo. Sr. Ministro de la Gobernación, que las Cortes acaban de leer la renuncia de S.M. el Rey, quedando enterada la Representación Nacional de tal acontecimiento, como también, que la misma acaba de elegir el poder ejecutivo de la República, nombrando -Presidente a D. Estanislao Figueras,

-Ministro de Estado, a D. Emilio Castelar

-De Gracia y Justicia, a D. Nicolás Salmerón y Alonso

-De Hacienda, a D. José Echegaray

-De Guerra, a D. José Fernández de Córdova. (Se equivocaron al transcribirlo en el acta. En realidad, el ministro de la Guerra de la Primera República fue Fernando Fernández de Córdoba)

-De Marina, a D. José Berenguer

-De Gobernación, D. Francisco Pi y Margall

-De Fomento, D. Manuel Becerra

-De Ultramar, D. Francisco Salmerón y Alonso

 

Enterada la corporación, siendo su mayoría republicana, se adhiere al actual orden de cosas, ofreciendo todo su apoyo a la Asamblea Nacional.[1]

 

La corporación municipal estaba formada por D. Juan Mansilla como Alcalde-Presidente, y los concejales D. Juan Félix Ciudad, D. Andrés Mateos Cuesta, D. Pedro Arroyo, D. José Sánchez Moreno, D. Marcelino González, D. Domingo Cabanillas y D. Manuel Fortuna Gómez, siendo el secretario D. Antonio Fernández Villarejo.

Según aparece recogido en el libro de sesiones, la mayoría de la corporación era de ideología republicana, por lo que la asunción del nuevo régimen político fue acogida con satisfacción.

 

A lo largo de su legislatura, el gobierno municipal continuó ocupándose de las cuestiones ordinarias que se generaban en la vida cotidiana de los vecinos y de la localidad. En las sesiones se trataban asuntos agroganaderos y comunales, peticiones y reclamaciones de los vecinos sobre terrenos cercanos a sus propiedades, alistamiento de los quintos o sobre temas económicos (presupuestos, recaudación, deudas…). Entre los asuntos de calado nacional que afectaron a Madrigalejo ese año de 1873, destacamos la entrada de los Carlistas en nuestra localidad, concretamente la partida de Sabariegos, hecho del que se hace eco el libro de actas en las sesiones del 31 de agosto y del 10 de septiembre[2].

 

Restauración borbónica

Tampoco la República trajo estabilidad política. De hecho, en los once primeros meses, hubo cuatro presidentes del poder ejecutivo: Estanislao Figueras, Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar. Con el golpe de estado de Pavía el 3 de enero de 1874, se puso al frente del gobierno el general Francisco Serrano y comenzó la segunda etapa de la República. Este periodo fue llamado también “República Unitaria” o “Dictadura de Serrano”. Todo ello terminó con otro pronunciamiento, el de Martínez Campos en Sagunto el 29 de diciembre de 1874, y la restauración de la monarquía Borbónica en la figura de Alfonso XII.

 

Por aquellas fechas, había cambiado también la corporación municipal en Madrigalejo. Al frente se encontraban D. José Fernández Borrallo, como Alcalde-Presidente, y los concejales D. José Sánchez Moreno, D. Agustín Fortuna Orellana, D. Julián Arroyo Pachón, D. Francisco Gil Caños, D. Francisco Giménez Garvín y D. Juan Ramos, siendo secretario D. Patricio Sánchez Bulnes.

 

También en esta ocasión, las noticias de los acontecimientos llegaron pocos días después. Así lo encontramos referido en el libro de actas de la sesión de 2 de enero de 1875[3]:

 

…Se abrió la sesión por la lectura del Boletín Oficial Extraordinario de treinta y uno de diciembre último que se recibe en este momento por el correo ordinario por el que se comunica que S.A.R. el Príncipe Alfonso ha sido proclamado Rey de España. Enterada la Municipalidad, por unanimidad acordó adherirse en todo al movimiento militar iniciado por el Ejército del Centro capitaneado por los Ilustres generales Martínez Campo y Jovellar y secundado por todo el Ejército Español, proclamando a D. Alfonso de Borbón Rey de esta Nación; reconocerle y acatarle como tal Rey y como única legalidad existente, concluyendo con repetidos ¡Viva el Rey D. Alfonso XII! Que fueron secundados por el vecindario que recibió con júbilo y acogió con universal alegría tan fausta noticia. Inmediatamente hubo salves, repiques de campanas, iluminaciones, y se acordó elevar a la autoridad superior de esta provincia copia certificada de esta acta…

 

 

Por tanto…

Así hablan los documentos de la forma que acogieron en Madrigalejo, desde sus corporaciones municipales, los cambios de régimen en el Estado Español en 1873 y en 1874. Al mismo tiempo que iba cambiando la sociedad española, también se habían protagonizado esos cambios de forma previa en nuestra institución municipal. Hemos visto que, tanto en un momento como en otro, los dirigentes que estaban al frente del Ayuntamiento eran, al menos, simpatizantes de los regímenes recién instaurados, adhiriéndose con satisfacción a ellos de forma inmediata.

Estos son trocitos de nuestra historia local que es interesante que conozcamos.

 

Guadalupe Rodríguez Cerezo

 

*La fotografía de portada es de uno de los concejales que aparecen citados en los documentos: D. Agustín Fortuna Orellana.



[1] Archivo Municipal de Madrigalejo (A.M.M.). Sig. 17-14. 16 de febrero de 1873.

[3] (A.M.M.) Sig. 17-14. 2 de enero de 1875.


domingo, 11 de mayo de 2025

LEÓN EL AFRICANO Y EL P. LUCIANO RUBIO (O.S.A.)

En cierta ocasión oí decir que, de una forma o de otra, todos estamos interconectados. La elección del Papa León XIV, que viví con alegría y esperanza, al mismo tiempo y en otro sentido, me llevó a considerar algunas coincidencias que no me resisto a compartir. Su condición de religioso agustino y el hecho de haber elegido, como pontífice, el nombre de León me llevaron a recordar al padre Luciano Rubio (1909-1997). Ambos comparten ser religiosos de la Orden de San Agustín y ambos han servido a sus hermanos como priores generales de la Orden: Luciano Rubio, entre 1959 y 1965, y Robert Francis Prevost, entre 2001 y 2013. Pero, además, el nombre de León XIV, me llevó a la figura del diplomático y viajero del S. XVI “León el Africano” -protegido del Papa León X, de quien recibió su nombre cristiano- y al trabajo que el P. Luciano había realizado sobre la obra de este personaje.

Por todo ello y por el vínculo que al padre Luciano le unía con Madrigalejo, me parece oportuno recuperar un artículo que escribí en 2010, titulado “Sobre la edición crítica de la Descripción de África de León el Africano en castellano. El padre Luciano Rubio”, que está publicado en la revista Talarrubias[1]. A continuación, reproduzco la esencia de aquel artículo, con ligeras variantes:

 

El Padre Luciano Rubio (O.S.A.)

Es significativa la importancia de la traducción y edición crítica de la Descripción de África del Padre Luciano por haber sido la primera realizada en castellano[2] directamente del italiano; pero, además, hay que destacar su metodología, basada en intentar “reflejar lo más exactamente posible el texto primitivo, procurando, al mismo tiempo, obtener una redacción, si no literaria, al menos lo más correcta posible” (…) y en “corregir inexactitudes de León Africano, completar las referencias con las de otros historiadores y geógrafos árabes y, sobre todo, identificar la verdadera situación de las localidades citadas, siempre que en el texto no se halle claramente indicada ésta[3], como el mismo P. Luciano explica.

El padre Luciano Rubio nació en Posada de Omaña (León) en 1909. Con sus palabras conocemos su ser esencial: “…discípulo de Asín Palacios y humilde agustino del Monasterio del Escorial (…) Mis manos sólo han sabido de las caricias del papel en los libros y de los roces de los hábitos de lana. He visto de cerca el oro de los reyes y de los príncipes y también he padecido el hierro de las cadenas durante la Guerra Civil. Mis labios han rezado miles de oraciones, mis ojos han leído miles de códices y manuscritos, mis pies han recorrido muchas ciudades y varios imperios…[4]. Ellas reflejan sus dos grandes vocaciones, la religiosa y la intelectual; también hablan de los sufrimientos padecidos y de sus contactos con las más altas dignidades. Aparte de sus estudios en Teología, contaba con una sólida formación filosófica y filológica; era políglota: hablaba árabe, francés, castellano, alemán, hebreo, latín, griego e italiano. Ejerció de bibliotecario en la Real Biblioteca del Escorial, donde pasó la mayor parte de su vida, un lugar privilegiado para su labor investigadora. También hay que destacar su labor docente, que fue prior del Monasterio del Escorial, prior provincial de la provincia Matritense, asistente general de la orden de S. Agustín, prior general de la Orden, padre conciliar en el Concilio Vaticano II y miembro de la Comisión de Misiones, así como perito en las últimas sesiones del Concilio, nombrado por Pablo VI. Vivió en Chicago, Hipona y Roma. Fue nombrado Doctor “Honoris Causa” en Lenguas Semíticas y en Derecho por dos universidades estadounidenses. En su extensa bibliografía, pueden cuantificarse más de sesenta trabajos publicados[5]. Sus últimos años los vivió de nuevo en El Escorial, donde entregó su alma a Dios en 1997[6].


P. Luciano Rubio (O.S.A.)

El P. Luciano Rubio, hermano de D. Ubaldo

Al Padre Luciano le unía un importante vínculo con Madrigalejo, que le trajo en algunas ocasiones a nuestra localidad. Este vínculo era su hermano Ubaldo, -D. Ubaldo Rubio, que muchos recordarán-, quien fue durante varias décadas secretario de nuestro Ayuntamiento. Aquí, en Madrigalejo, se estableció con su familia, aquí nacieron la mayor parte de sus hijos, aquí residió el resto de su vida y aquí falleció en 1982. Fue un hombre muy culto, que dejó obra escrita en diversos artículos con la firma de Waldo Rubio Calzón, como “Datos históricos” (Revista de las Fiestas Patronales de San Juan. Madrigalejo. 1965), “Madrigalejo: Pequeñas historias locales” (Diario Hoy. Badajoz. 10/07/1974), “La Casa de Santa María de Guadalupe en Madrigalejo” (Revista Alcántara. Nº194. 1979), “Fechas en que estuvo en Madrigalejo el rey don Fernando V El Católico y documentos que lo testifican” (Revista de Estudios Extremeños. XXXVIII. Badajoz, 1982), entre otros. También recogió la relación nominal de los vecinos de Madrigalejo pocos años después del derribo del castillo de García de Vargas por Isabel la Católica[7]. Además, a él se debieron, junto al entonces alcalde don Francisco Gómez Lozano de Sosa, los actos conmemorativos del V centenario del nacimiento del rey Fernando el Católico que se celebraron en Madrigalejo en 1952[8]. Y cuando el Ayuntamiento se planteó la posibilidad de organizar algún acto para conmemorar el V centenario del nacimiento del rey Católico, y ante la falta de documentación en nuestra localidad sobre fallecimiento de este monarca, D. Ubaldo echó mano de su hermano, el P. Luciano Rubio, quien, como bibliotecario del Monasterio del Escorial, intervino oportunamente facilitando copias de documentos históricos y de crónicas relativas a los acontecimientos que se sucedieron en nuestra localidad en 1516[9]. Esa documentación aportada por el P. Luciano fue la base para los estudios sucesivos que nos acercaron al conocimiento de los hechos de la firma del testamento y muerte del rey Fernando el Católico en Madrigalejo.  Y a lo largo de tantos años de vida de D. Ubaldo en Madrigalejo, el P. Luciano tuvo oportunidad de visitar en varias ocasiones nuestra localidad, para pasar algunos días con su hermano y su familia, participando en los acontecimientos familiares y estando siempre presente de una forma especial en los momentos difíciles.


Traducción y edición crítica de Luciano Rubio de León el Africano       

En 1999 se publicó en castellano la obra de LEÓN el AFRICANO: Descripción de África y de las cosas notables que en ella se encuentran[10]. Es una edición de la editorial “Hijos de Muley-Rubio”, a partir de la traducción y estudio crítico del Padre Agustino Luciano Rubio, cuyo trabajo lo había realizado algunas décadas antes y que se publicó tras su fallecimiento. La obra de León el Africano es fundamental para el estudio del Magreb del S.XVI, porque su descripción es la de un testigo, que vivió en aquella centuria y visitó aquellos lugares. También es importante el análisis de la obra realizado por el P. Luciano.



León el Africano y su obra

Al-Hasan b. Muhammad Al-Wazzan Al-fasi Al-Garnati (León el Africano) nació en Granada en torno a 1487-1488. Tras la conquista de Granada en 1492, él y su familia emigraron a Fez. En esta ciudad recibió una sólida educación en las letras árabes y en la religión islámica, apoyada en las disciplinas habituales de la época (Retórica, Poética, Derecho y Teología). Al terminar sus estudios, emprendió viaje a Constantinopla, la Meca y otros territorios del próximo Oriente. Después entró al servicio de los soberanos de Fez y, más tarde, se unió al Xerif Muhammad, con quien recorrió gran parte del Magreb proclamando la guerra santa contra los portugueses. En los años siguientes, viajó por el norte de África y visitó de nuevo Constantinopla. Sobre 1519 fue apresado por una escuadra cristiana o por corsarios sicilianos en la isla de Gelves y fue llevado a Italia. En Roma le tomó bajo su protección el Papa León X[11]. Este pontífice le indujo a bautizarse con los nombres cristianos de Juan León (el nombre de pila del Papa y el que había tomado como pontífice). Su espíritu andariego le llevó a viajar por todo el territorio. Tras la muerte de León X en 1521, se planteó regresar a África, aunque no lo hizo hasta 1529-1530, instalándose en Túnez, donde volvió a la fe del Islam. Hasta aquí los datos fiables que se conocen de su vida [12].

La importancia de León el Africano se centra en su obra, donde dejó escritas las vivencias de sus numerosos viajes. Destaca entre toda ella su Descripción de África y de las cosas notables que en ella se encuentran, publicada por primera vez en lengua italiana en Venecia en 1550 por el geógrafo Giovanni Battista Ramusio[13]. Este libro escrito en el siglo XVI, es fundamental para el estudio del norte de África por el valor de los datos que aporta, hasta el punto de que, “durante tres siglos, León va a ser la única fuente de información geográfica acerca de Marruecos[14]. Es un verdadero manual, donde se describen paisajes, ciudades, aldeas, edificios… se proporcionan datos como el número de hogares que componían cada localidad, los impuestos que pagaban, las distancias que separan a unas de otras… se retratan a los pobladores de cada lugar, sus vestimentas, su carácter, sus vicios y virtudes, su  economía, sus costumbres… se cuentan anécdotas vividas en determinados lugares y se opina sobre otras que le hubieran contado, aunque no las presenciara, así como las que hubiera leído de autores antiguos. Pero, sobre todo, es especial la Descripción de África por la fusión que hace de la tradición árabe y europea en cuanto a los conocimientos geográficos[15]

                    

 La novela de Amin Maalouf   

Sin duda, esta Descripción de África fue la fuente principal de la que bebió el escritor libanés Amin Maalouf para escribir su célebre novela León el Africano[16]. Hasta en ocho ocasiones el protagonista del relato hace alusión a la obra del S. XVI y el escritor toma de ella de forma literal infinidad de descripciones, anécdotas, historias, curiosidades… las mismas que vamos encontrando en la lectura del libro escrito por Juan León Africano. Verdaderamente, si este nombre resulta conocido a una gran mayoría, es gracias a Amin Maalouf, que popularizó su figura haciéndole protagonista de su novela y lo mostró como un personaje aventurero, trotamundos incansable, culto, gran observador y amante de la vida. Aunque en esta obra nos topemos con un personaje novelado, no debemos olvidar que León fue una persona de carne y hueso. El mismo Amin Maaloof dice que “la escritura novelesca no es sino una puesta en escena, una dramatización de nuestros propios sueños y fantasmas. (…) que tiende a servirse de la verdad más bien que a servirla, y cuyas únicas obligaciones son de carácter estético, pudiendo en consecuencia desentenderse de la veracidad histórica y sustituir legítimamente la realidad por lo verosímil, y lo verosímil por lo imaginario[17].


Si bien el personaje de León el Africano es el factor común de Amin Maalouf y del Padre Luciano Rubio, el tratamiento es totalmente diferente, pues, y volviendo a tomar las palabras del novelista libanés, “la labor crítica y traductora de Luciano Rubio está basada, ante todo, en la precisión documental, en el rigor histórico y filológico, en la paciencia, en la humildad[18]”.

 

Conclusión 

De esta forma vemos cómo la actualidad, en este caso la elección del Papa León XIV, la hacemos más nuestra. Sin duda, los católicos ya le queremos y nos sentimos más unidos a él por ser nuestro pastor, el sucesor de Pedro. Pero, además, desde que supimos que era agustino y que había elegido por nombre León para su pontificado, nos llevó nuestra mente al padre Luciano Rubio y a su trabajo de traductor, en este caso de la obra de León el Africano y su relación con el Papa León X. A su vez, el padre Luciano nos hizo recordar a su hermano, D. Ubaldo Rubio Calzón, que durante tantos años estuvo al frente de la secretaría del Ayuntamiento de Madrigalejo, y por tanto, a entablar una interconexión del nuevo pontífice con nuestra localidad.  

 

Guadalupe Rodríguez Cerezo.



[1] G. RODRÍGUEZ CEREZO: “Sobre la edición crítica de la Descripción de África de León el Africano en castellano. El padre Luciano Rubio”. Revista Talarrubias, nº22 - 2010. Pp. 133-141.

[2] Descripción de África…op.cit. en las páginas dedicadas a NUESTRA EDICIÓN, firmadas por Federico Utrera y J.L. López Bretones.

[3] Ibidem, en las páginas dedicadas a NUESTRA TRADUCCIÓN, firmadas por Luciano Rubio.

[4] Ibidem, en la solapa del libro.

[5] Ibidem, en las páginas dedicadas a la Bibliografía de Luciano Rubio, firmadas por Modesto González Velasco.

[6] Ibidem, estas notas biográficas las hemos tomado de las páginas dedicadas a Homenaje a Luciano Rubio firmadas por Miguel Ángel Orcasitas, prior general, y Felicísimo Castaño.

[7]L. RODRÍGUEZ AMORES: Crónicas Lugareñas. Madrigalejo. Tecnigraf Editores. Badajoz, 2008.  Ibidem, páginas 171 y 172.

[8] Ibidem, página 249.

[9] W. RUBIO CALZÓN: “Fechas en que estuvo en Madrigalejo el rey don Fernando V “El Católico” y documentos que lo testifican”. Revista de Estudios Extremeños. XXXVIII. Badajoz, 1982. Páginas 552 y 553.

[10] LEÓN EL AFRICANO; Descripción de África y de las cosas notables que en ella se encuentran. Año 1550. Venecia. MDL. Traducción y edición crítica de Luciano Rubio. Editorial HMR Hijos de Muley-Rubio. Madrid. 1999. 

[11] León X, cuyo verdadero nombre era Giovanni de Médici, fue uno de los pontífices más representativos de la Roma renacentista, que se rodeó de los mejores creadores de las letras, las artes y las ciencias del momento.

[12] Estas notas están tomadas de la biografía que el Padre Luciano Rubio hace de León el Africano en la Introducción de la edición crítica de la Descripción de África... op.cit. 

[13] Ibidem, en las páginas dedicadas a las obras de León Africano.

[14] Ibidem, palabras literales tomadas de la “Influencia de la Descripción de África” que el P. Luciano escribe de León el Africano en la Introducción de la edición crítica de la Descripción de África… op. cit.

[15] Ibidem, en la página dedicada a “Valor e influencia de la Descripción de África”.

[16] Amin MAALOUF, León el Africano. Libro de Bolsillo. Alianza Editorial S.A.  Madrid. 1991.

[17] Palabras de Amin MAALOUF en el prólogo del libro: LEÓN EL AFRICANO; Descripción de África y de las cosas notables que en ella se encuentran. Traducción y edición crítica de Luciano Rubio. Op.cit.

[18] Ibidem.