El 17 de agosto de 2016 tuve el honor de presentarme por primera vez ante mis paisanos como Cronista Oficial de Madrigalejo, después de que la Corporación Municipal, reunida en pleno el 3 de marzo de 2016, adoptara el acuerdo por el que se me hacía tan grata distinción. En aquel acto, me dirigí a los presentes con las palabras que, a continuación, quiero compartir en este blog, al mismo tiempo que lo inauguro:
Muchas personas opinan
que mirar al pasado y echar la vista atrás es una pérdida de tiempo y, a veces,
un lastre que nos estorba para vivir el porvenir. Sin embargo, otros muchos
estamos convencidos de que, cuando tenemos presente nuestra herencia, cuando
cuidamos nuestro patrimonio y transmitimos el legado de nuestros antepasados,
estamos construyendo un futuro con fuertes cimientos en el que podrán habitar
mejor las generaciones venideras. La Historia, tanto la Historia universal como
la que se refiere al último rincón de la Tierra, la construyen día a día los
hombres que la pueblan, desde la persona más humilde hasta el más alto
dignatario, con sus logros y sus fracasos, con sus aciertos y con sus errores.
Porque la Historia no sólo se hace desde los grandes centros del poder, que
también, sino que la van construyendo en su vida cotidiana los habitantes que
pueblan cada territorio concreto.
Como en cualquier otro
territorio, la Historia de nuestro entorno más cercano y concreto, el que hoy,
y al menos desde 1264, conocemos con el nombre de Madrigalejo, comenzó cuando
los primeros seres humanos pisaron nuestras tierras, ya fuera para transitar
por ellas, o porque eligieron nuestro entorno para establecerse. Desde
entonces, las distintas comunidades que lo han habitado han ido dejando sus
huellas. La mayor parte de esas huellas está ya borrada, sobre todo las más
lejanas en el tiempo; otras pueden estar ocultas y están esperando a ser
descubiertas. Y una buena parte de ellas ya ha salido a la luz y está recogida
en los escritos y en los libros.
Podemos decir con orgullo
que Madrigalejo está en los grandes libros de Historia, porque nuestra
localidad, con toda su humildad, tiene el privilegio de haber sido el escenario
de uno de los momentos trascendentales de la Historia de España, como todos
sabéis. En la Casa de Santa María, en los Barrios Altos de Madrigalejo, el rey
Fernando el Católico pasó los últimos días de su vida, firmó su último
testamento y falleció el 23 de enero de 1516, y de estos hechos estamos
celebrando el V Centenario. Por ello, han sido muchos los autores que han
narrado y analizado aquellos acontecimientos. Sin embargo, además, hay que
tener en cuenta que otros muchos momentos de nuestro devenir histórico más
próximo y concreto también han sido objeto de atención de ciertas personas con especial
sensibilidad histórica. Gracias a ellas conocemos la existencia de restos
arqueológicos que dejaron los habitantes de nuestro entorno hace cientos y
miles de años, el quehacer en el día a día de nuestros antepasados, las guerras
que han sufrido, las enfermedades que han padecido, los frutos de la tierra con
los que se han alimentado, las casas en las que han vivido, los edificios en
los que han rezado, las épocas de hambre que han soportado y también en las que
ha habido mejor acomodo, las personas que por algún motivo han destacado, etc. Todo
ello, lo que vieron, lo que escucharon, lo que encontraron, lo que escudriñaron
en archivos y papeles viejos, lo que buscaron y encontraron en los libros, lo
dejaron por escrito y ha llegado hasta nosotros de una forma o de otra.
Ellos han sido nuestros cronistas. Y todas sus
aportaciones han sido fundamentales para que conozcamos nuestra Historia. No voy
a hacer referencia a los viajeros que, en sus periplos, hayan recalado por
nuestros pagos y alrededores, y hayan dedicado algunas líneas para escribir
sobre nuestra localidad. Me voy a fijar especialmente en algunas figuras, cuyos
trabajos han llegado a ser determinantes para conocer nuestra historia más
cercana, nuestra historia local.
Cuando se creó la Real
Audiencia de Extremadura en 1790, una de las primeras tareas que se encargó a
los magistrados fue que recorriesen personalmente sus partidos judiciales, visitando
todos sus pueblos, y que realizasen un detallado estudio, pues era fundamental
que conocieran el territorio sobre el que iban a ejercer su función. El estudio
se realizó a partir de un interrogatorio de 57 preguntas, que tuvieron que
contestar por escrito los alcaldes y párrocos de las distintas localidades. El
magistrado del partido judicial de Trujillo al que pertenecía Madrigalejo era don
Pedro Bernardo Sanchoyerto. Y gracias a las exhaustivas respuestas que le
proporcionaron el alcalde, Francisco Cabanillas, y el párroco, don Vicente
Joachín de Ávila, conocemos cómo era la vida en Madrigalejo a finales del siglo
XVIII.
También hay ciertos
testimonios de nuestro pasado de los que no hubiéramos tenido noticias si una
persona con una gran intuición no lo hubiera dejado por escrito. Me estoy
refiriendo a D. Matías Pazos y al hallazgo de los restos romanos en la
Torrecilla de Abajo. D. Matías Pazos Solano, natural de Cañamero, fue el cura
párroco de Madrigalejo durante cuarenta años, desde 1863 hasta 1903, año de su
fallecimiento. Este sacerdote, muy culto y con una gran biblioteca, fue testigo
de los hallazgos, en 1886, de un asentamiento romano en la Torrecilla de Abajo,
en el sitio llamado “el Tesoro”. No sólo fue testigo, sino que lo escribió y se
lo envió al Padre Fita, quien a su vez lo transmitió a la Real Academia de la
Historia, que lo publicó en su boletín, en el tomo X, en las páginas 166 y 317.
De aquellos hallazgos, aparte del testimonio escrito por D. Matías, sólo queda
la estatua de la Diana Cazadora, algunas lápidas, un ara y diversos objetos
como teselas, monedas, etc.
A mediados del S. XX, don
José Ramón Fernandéz Oxea era inspector de Primera Enseñanza y presidente de la
Comisión Provincial de Monumentos de Cáceres, por ello, visitaba con frecuencia
Madrigalejo. En varias de aquellas visitas profesionales fue conociendo algunos
de los hallazgos protohistóricos que habían tenido lugar en las inmediaciones
de nuestra localidad. Le mantenían al tanto los maestros que ejercían la
profesión en aquellos momentos, como eran D. Valeriano Muñoz, D. Juan Ramos y
D. José Rubio, además de D. Ubaldo Rubio, el secretario del Ayuntamiento. La
figura de D. José Ramón Fernández Oxea fue muy valiosa para dar a conocer al
mundo científico aquellos hallazgos celtíberos, a través de sus publicaciones:
“La Arracada de Madrigalejo”, en la revista Zephirus,
y “Nuevas Esculturas Zoomorfas Prehistóricas de Extremadura”, en la revista Ampurias. También a D. José Ramón
debemos la primera descripción de nuestro templo parroquial, en el artículo
“Iglesias cacereñas no catalogadas”, publicado en la Revista de Estudios Extremeños.
Pero muy especialmente me
voy a referir a dos personas que mucho mejor que yo hubieran merecido haber
sido nombrados Cronistas Oficiales de Madrigalejo. A ellos debemos la mayor
parte de los conocimientos que, sobre la historia de nuestra localidad, tenemos.
En primer lugar, es de justicia elogiar la
labor de D. Ubaldo Rubio Calzón, quien fue secretario de nuestro Ayuntamiento
desde los años treinta hasta los setenta del siglo XX. Aparte de su labor
profesional, merece ser destacada su personalidad intelectual, gracias a la
cual, nos hemos beneficiado nosotros. A él debemos haber sacado del olvido el
mismo hecho de la muerte del rey Fernando V en Madrigalejo a mediados del siglo
XX.
Pues, siempre atento a las novedades
administrativas que le proporcionaba su cargo, cuando tuvo conocimiento en 1950
de que se había decretado la conmemoración del V Centenario del Nacimiento de
los Reyes Católicos, desde el Ayuntamiento que entonces presidía D. Francisco
Gómez Lozano de Sosa, se comenzó a trabajar para que Madrigalejo se sumara a
dicha efemérides. Como se encontraron ante un vacío total de datos históricos sobre el fallecimiento del Rey, se
inició una labor de recopilación de fuentes que probaran y arrojaran luz sobre
los acontecimientos que tuvieron lugar aquí, en Madrigalejo, en 1516. Con la
documentación bibliográfica y de archivo obtenida, D. Ubaldo preparó un extenso
trabajo con el que, entre otros actos, el Ayuntamiento de Madrigalejo colaboró
en la celebración del V Centenario del Nacimiento de los Reyes Católicos el día
23 de enero de 1952. Aquel trabajo fue fundamental para restablecer la memoria
de aquellos trascendentales acontecimientos y la base para estudios posteriores
que se han realizado. Además, pasados unos años, también publicó algunos artículos
en la Revista Alcántara y en la Revista de Estudios Extremeños, así como
comunicaciones en los Coloquios Históricos de Extremadura, de Trujillo, en los
que divulgaba los hechos relacionados con Fernando el Católico y Madrigalejo. Y
cuando no era frecuente encontrar bibliotecas, sobre todo en el ámbito rural,
gracias a su iniciativa, en 1950 se fundó la Biblioteca Pública Municipal y él fue
nombrado bibliotecario.
Por último,
no puedo dejar de mencionar a quien le debo hasta la vida, a mi padre, que
todos habéis conocido, Lorenzo Rodríguez Amores. Durante años y años, en mi
casa (porque la casa de mis padres
siempre será mi casa) estuvimos viviendo sus inquietudes, sus preocupaciones
porque la Casa de Santa María se venía abajo y había que salvarla, sus
gestiones para que el lugar donde falleciera el rey Fernando el Católico fuese
declarado Monumento Nacional, con sus disgustos porque los trámites se
dilataban demasiado en el tiempo y la gran alegría cuando tuvo la confirmación
del logro conseguido. Bien le recordamos rodeado de libros en su desordenado
despacho y, pasillo arriba, pasillo abajo, rumiando lo que después trasladaría
a los folios con las teclas de su tradicional máquina de escribir, llenos de
borrones y tachones, hasta que quedaba conforme y conseguía echar mano de
alguien para que se los pasara a limpio. Esos folios que después presentaba en
los Coloquios Históricos de Trujillo, en los Congresos de Estudios Extremeños y
en otros foros comarcanos. Folios que su amiga Soledad López-Lago siempre estaba
dispuesta a publicar en la Revista de Talarrubias. En aquellos folios iba la
Historia de Madrigalejo y de su entorno.
Tras su
jubilación, se centró en su gran proyecto: escribir un libro sobre la Historia
de Madrigalejo. Todos esperábamos el libro; los años pasaban y no lo terminaba.
Capítulo a capítulo fuimos testigos de su trabajo y, cuando apenas lo pudo disfrutar
porque ya estaba bastante enfermo, en 2008 vio publicada su obra de toda una
vida: Crónicas Lugareñas. Madrigalejo.
No creo equivocarme si digo que, cuando cogimos en nuestras manos el libro, los
madrigalejeños tuvimos la sensación de tener algo muy nuestro y valioso. No
descubro nada nuevo si digo que es mi libro de cabecera en lo que a la historia
de nuestro pueblo se refiere. Y, en lo que a mí atañe, me facilita la labor de
cronista que me habéis encomendado, la de ir ampliando ese cuerpo ya formado.
Con todo lo
dicho hasta ahora, quisiera poner de manifiesto la gran responsabilidad que
supone haber sido nombrada Cronista Oficial de Madrigalejo, pues otras personas
antes que yo merecían mucho más haberlo sido. Siendo consciente de esta gran
responsabilidad, asumo este nombramiento
con gran entusiasmo y con gran voluntad de servicio. El fundamento de este
servicio lo pondré en el estudio de nuestro pasado sin olvidar los acontecimientos
del presente. Deseo de todo corazón que me deis mucho trabajo, es decir, que
haya muchos madrigalejenses que descuellen en las diferentes facetas de la vida
para que yo tenga que hacer su crónica. Y creo que estamos en un buen momento.
Hijos de nuestro pueblo están destacando en el campo de las letras y las artes,
de la ciencia y la investigación, del empresariado y en el ámbito de sus
profesiones. Dentro de mis limitaciones, y con la ayuda de Dios, espero contribuir
con mi tarea al mejor conocimiento y divulgación de nuestra Historia particular,
continuando con la labor de quienes me precedieron. Me siento muy honrada por
esta distinción y me pongo a disposición del pueblo de Madrigalejo,
representado en su Ayuntamiento, para ejercer las tareas propias del cargo de
Cronista.
Antes de terminar, tengo que decir que el camino recorrido para llegar a este punto no hubiera sido posible sin el legado de mi padre, sin la paciencia de mi familia, a quienes quito buena parte del tiempo que debería dedicarles, sin el recorrido y la labor realizada por la Asociación cultural Madrigalejo 2016 –Fernando el Católico –V Centenario, y sin la confianza que ha puesto en mí el Ayuntamiento de Madrigalejo, con su Alcalde, Sergio Rey Galán, a la cabeza. Por todo ello, muchas gracias. Y gracias también a todos los presentes, por estar aquí y soportar con este calor esta parrafada y a todas las personas que me han mostrado su parabién por esta distinción.