domingo, 10 de diciembre de 2023

RESTAURACIÓN DE LA IMAGEN DE CRISTO RESUCITADO

 A lo largo de los siglos, el patrimonio histórico artístico de la iglesia parroquial de Madrigalejo ha ido creciendo. Parte de ese patrimonio se ha perdido y ya es imposible recuperarlo, pero seguimos conservando un importante legado, que debemos mantener y cuidar para transmitirlo a las generaciones futuras, de la misma forma que lo hemos recibido de nuestros mayores.

Dentro del fondo histórico artístico de nuestra parroquia, destaca la imaginería, tanto de culto como procesional. Y entre las esculturas de bulto redondo que salen a procesionar, las imágenes más castigadas y zarandeadas son las imágenes que protagonizan la tradicional “Carrerita”, por cómo se vive la religiosidad popular en esta peculiar procesión. Se trata de las figuras de la Virgen del Rosario y del Cristo Resucitado, que salen a encontrarse con tanta alegría que sus portadores llevan las andas corriendo, todo lo que dan de sí sus piernas. Y una vez encontradas, se llevan a la iglesia zarandeándolas como señal de júbilo.


 (Para más información sobre la “Carrerita” podéis pinchar en el siguiente enlace: https://luzdecandilmadrigalejo.blogspot.com/2017/03/la-carrerita.html).

Esta forma de tratar a las imágenes pasa factura. Concretamente, la imagen del Resucitado se encontraba en un estado de conservación lamentable, por lo que su restauración era ya verdadera necesidad si no queríamos perderla. Así, teniendo muy buenas referencias del trabajo de Dª Mª Teresa Puy Rodríguez, el párroco, D. Francisco José Parejo Andrada, puso en sus manos la restauración de esta imagen tan querida por los Madrigalejeños. La escultura ha sido sometida a un proceso de restauración desde el mes de julio hasta el mes de noviembre, de este año 2023, restauración que ha sido sufragada a través de una colecta popular. Una vez remozada la imagen, Mª Teresa Puy presentó el trabajo terminado ante los feligreses de la parroquia, con una explicación pormenorizada de la restauración que ha llevado a cabo.



Imagen de Cristo Resucitado

Se trata de una escultura de bulto redondo de madera policromada y estofada. Aunque el material de ejecución es la madera, su estructura - según explicó la restauradora en la presentación de su trabajo- está compuesta a partir de listones ensamblados, de tal forma que su interior, en su mayor parte, está hueco, con lo que resulta una escultura de peso bastante liviano, muy a propósito para llevarla en volandas en la procesión. Y para potenciar el realismo de la imagen, sus ojos están realizados en cristal. Sus medidas son 105cm. x 50cm.

Iconográficamente, la escultura responde al momento en el que Jesucristo se eleva entre las losas del Santo Sepulcro, como si estuviese suspendido en el aire, pues sus pies no tocan suelo. Su mirada, dirigida hacia lo Alto, sugiere su íntima comunión con el Padre. Las huellas y atributos de la Pasión están presentes en la escultura: las señales de los clavos en pies y manos y la cruz portada como báculo, donde se coloca el estandarte, símbolo de Su victoria sobre la muerte en la Resurrección. 

Y el color del manto también habla. Si tradicionalmente los cristos resucitados se visten de blanco, en el caso que nos ocupa, se eligió el color carmesí, que representa la gloria de Cristo como Rey de Reyes, además de ser el color característico del amor. Los bordes del manto llevan una orla de dibujos geométricos realizada con la técnica del estofado[1].

En cuanto a su cronología, la restauradora se inclina a que su ejecución puede estar en torno a finales del siglo XIX y principios del XX, en un estilo que recuerda a las imágenes propias de Olot. En los fondos del archivo parroquial, concretamente en los libros de fábrica, no aparece referencia alguna a la adquisición de esta escultura ni de otras de aquellos tiempos que existen en la parroquia, lo que impide que conozcamos su autoría y la fecha exacta de su ejecución. Sin embargo, sí podemos intuir que pudiera tratarse de una donación particular.


Su restauración[2]

La imagen, como es lógico, tenía los daños propios del paso de los años, como suciedad, movimientos de la madera y alteración de la policromía. Pero, como dijo Mª Teresa, los mayores deterioros han sido causados por la intervención humana, como los producidos por golpes, repintados con purpurina, abrasión de la policromía, silicona y clavos para sujetar los listones de la estructura de la escultura. Se aprecia la intervención de, al menos, dos restauraciones precedentes, en las que se actuaron con repintes en los daños que tenía la policromía. 

Los criterios que se han seguido en la restauración han sido los siguientes:

-Uso de materiales reversibles y de calidad.

-Respeto por el original.

-Eliminación de añadidos que distorsionan la imagen y/o que están en mal estado de conservación.

-Devolución y esencia de la imagen, con reintegraciones que deben ser discernibles desde cerca, permitiendo continuidad a distancia.

-Investigación y documentación gráfica de la intervención. 

Dicha intervención ha consistido en limpieza, eliminación de repintes y estucados, eliminación de sellos de silicona, reposición de elementos sueltos y dañados, eliminación de clavos, consolidación de grietas, consolidación y sellado, reintegración de volúmenes perdidos, estucado de lagunas perdidas, reintegración de policromía y protección.


De vuelta a casa

Y la imagen del Cristo Resucitado ya está de nuevo en casa luciendo toda su belleza. Se encuentra en la parroquia, donde podemos darle culto y, cuando llegue cada domingo de resurrección, podremos seguir disfrutando del patrimonio inmaterial de nuestra “Carrerita”. A partir de ahora, deberíamos tratarla con mucho cuidado para que puedan seguir disfrutando de ella las generaciones que vendrán detrás de nosotros.

Y, por último, sólo queda decir que Mª Teresa Puy ha hecho un gran trabajo, que a la vista está.



[1] El estofado es una técnica que se utiliza en la madera policromada. Consiste en aplicar unas láminas de pan de oro sobre la superficie a decorar. Después, se cubren esas láminas con diferentes pigmentos y, raspando estas capas de color, se van haciendo dibujos, que dejan a la vista el oro subyacente.

[2] Todos estos datos que aquí se recogen proceden de la explicación que dio Mª Teresa Puy Rodríguez en la presentación de la restauración del Cristo Resucitado.


Antes de la restauración











Después de la restauración






FUENTES:


 Mª Teresa PUY RODRÍGUEZ. Presentación de la imagen restaurada del Cristo Resucitado en la Parroquia San Juan Bautista de Madrigalejo, el 18 de noviembre de 2023.

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Imaginer%C3%ADa

https://es.wikipedia.org/wiki/Estofado_(arte)






sábado, 4 de noviembre de 2023

RELIQUIA DEL BEATO FRANCISCO CÁSTOR

Coincidiendo con la festividad del beato Francisco Cástor Sojo López, se ha presentado ante la comunidad parroquial San Juan Bautista de Madrigalejo una reliquia suya, que ha sido donada por la “Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos”, a la que pertenecía Francisco Cástor.

Francisco Cástor Sojo López nació en Madrigalejo el 28 de marzo de 1881 y fue bautizado en la parroquia de San Juan Bautista el primer día de abril del mismo año. Con once años, marchó a Plasencia, al “Colegio de Vocaciones Sacerdotales San José”, para estudiar en el Seminario. Al amparo del sacerdote D. Esteban Ginés, que era miembro de la “Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos”, fue formándose para el sacerdocio. El 19 de diciembre de 1903 fue ordenado sacerdote en Plasencia.

Su vida sacerdotal estuvo siempre vinculada a la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos y a la formación de seminaristas en colegios de vocaciones y en seminarios. Ejerció su ministerio en Plasencia, Badajoz, Segovia, Astorga y Ciudad Real. En el seminario de esta última ciudad pasó los últimos tres años de su vida. Lo mataron por ser sacerdote en la madrugada del 12 al 13 de septiembre de 1936 en Ciudad Real.

El Papa Francisco reconoció el martirio de Francisco Cástor y de tres compañeros de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos el 30 de septiembre de 2020 y fueron beatificados en Tortosa el 30 de octubre de 2021. Con su beatificación, se considera que Francisco Cástor está gozando ya de la presencia de Dios y, por tanto, puede recibir culto, siendo declarada su festividad y la de sus compañeros mártires el 25 de octubre.

Y en el día de su festividad de este año- 25 de octubre de 2023-, ha tenido lugar en la iglesia parroquial de San Juan Bautista de Madrigalejo una misa en acción de gracias por la donación de la reliquia del beato Francisco Cástor Sojo. La celebración ha sido presidida por el Obispo de Plasencia, Monseñor don Ernesto Brontóns Tena y ha contando con la presencia del Director General de los Sacerdotes Operarios Diocesanos de España, don José Miguel Martínez y de otro compañero operario, de D. Juan Luis García, de D. Wladimir Sánchez, de D. José María Redondo, además del párroco, D. Francisco José Parejo. A la celebración han asistido las autoridades de la localidad, encabezadas por el Alcalde D. Sergio Rey, la familia del beato, representantes de la sociedad civil y numerosos fieles.

Para la ocasión, se preparó un altar de culto en el presbiterio donde se colocaron unos elementos simbólicos alusivos al Beato: un retrato de Francisco Cástor, el libro de bautismos abierto por la página donde está inscrita su partida bautismal, la luz, una estola sacerdotal, una cruz y su reliquia, todo ello sobre un fondo rojo, símbolo de su martirio. Algunos de estos elementos fueron llevados en procesión hasta el altar por catecúmenos en la misma celebración.

Al finalizar la misa, los fieles, llenos de júbilo, pasaron a venerar la reliquia, que sostenía el Sr. Obispo en sus manos.

Se ha reservado un lugar especial en el templo para guardar la reliquia del Beato, debajo del altar, en una cajita de plata de principios del siglo XX, y a su vez custodiada en un arca de madera.

Desde ahora en adelante, cada 25 de octubre podrá ser venerada la reliquia del beato Francisco Cástor Sojo López en la parroquia de San Juan Bautista de Madrigalejo, donde recibió las aguas bautismales.


Guadalupe Rodríguez Cerezo


domingo, 1 de octubre de 2023

ESPABILADOS SIEMPRE HA HABIDO

Indagando entre documentos antiguos, con frecuencia nos encontramos con textos sorprendentes. Este es el caso del documento que a continuación vamos a analizar, no tanto porque se refiera a un hecho extraordinario, cuanto porque nos muestra las consecuencias que, para la comunidad, pueden tener ciertas actuaciones de personas algo “espabiladas”, así como la manera de enfrentarse a ello por parte de las autoridades. Además, también encontramos topónimos del lugar que ya han desaparecido y que han formado parte de nuestra historia.

Se trata de un Auto proveído por los alcaldes ordinarios del lugar de Madrigalejo, Joan Matheos de la Rubia y Alonso Gonçález Álvarez, fechado el 13 de mayo de 1621. Entre las funciones de los alcaldes ordinarios, estaba la de atender los asuntos judiciales en el Concejo. Por tanto, el documento que traemos hasta aquí es una resolución judicial dictada por los alcaldes mencionados, ante el escribano público Joan Jil Bermejo, por el que se resuelve actuar contra la actuación de dos vecinos del lugar.

Se dice en el texto que había llegado hasta los alcaldes la noticia de que dos vecinos de Madrigalejo, Joan Martín Pinto y Joan Martín Gargantilla, habían tomado cada uno de lo público y concejil una parte y lo habían metido en las heredades y cercas que tenían en el ejido del lugar. Es decir, que se habían apropiado de terreno del común.

El documento también señala el lugar donde se produjo el atropello. En primer lugar, se habla del exido deste dicho lugar. Pero el paraje conocido como el “Ejido” era tan amplio que sería imposible ubicarlo con solo ese dato. Y a continuación, aparece escrito que es donde dicen la fuente nueva, que alindan con tierras del Convento de Nuestra Señora de Guadalupe por la una parte, e por la otra con el camino real que va deste lugar a la villa de Villanueva de la Serena. Con estos datos, ya podemos aproximarnos a la zona. Si bien lindar con tierras del Convento tampoco acota mucho el terreno debido a las muchas propiedades que el Monasterio de Guadalupe tenía en nuestra localidad, podemos ir acercándonos algo más al saber que también lindan con el camino de Villanueva. Y si el Ejido en Madrigalejo se encontraba en la zona suroriental de la población, el espacio que estamos buscando debía situarse en cualquier tramo del camino de Villanueva donde este bordeaba el caserío por el sureste. Pero, además, el texto especifica que la usurpación de terreno fue “donde dicen la fuente nueva”.

¿Podemos saber dónde estaba esa fuente?

En diversos documentos manejados, se menciona a la “fuente nueva” y, con frecuencia, se la relacionaba con una calle concreta. Por ejemplo, en el nomenclátor del callejero de 1859, se habla de la Calle Fuente Nueva unida a la Calle Ermita, estando una a continuación de otra. La Calle Fuente Nueva sigue apareciendo en nuestro callejero hasta 1937, año que cambió de nombre por el de Calle Francisco Mateos, que así se llamó hasta la llegada de la Democracia, cuando pasó a denominarse Calle Nueva, que era como el pueblo la conocía en el devenir cotidiano. (¿Sería por reminiscencia de su antiguo nombre de forma apocopada?). Así, con estos argumentos, la lógica nos lleva a pensar que el sitio que estamos buscando debía situarse en torno a “Las Cuatro Esquinas” y a la Calle Nueva.

Retomando el auto, el hecho de haber tomado terreno público como si fuera propio, sin ningún tipo de licencia ni de orden, tuvo consecuencias adversas para el vecindario. Joan Martín Pinto y Joan Martín Gargantilla habían ampliado sus haciendas construyendo paredes o cercas hasta el límite del mismo camino de Villanueva, de tal forma que esta actuación empeoró el paso por el dicho camino hasta el punto de no poderse transitar por él. Y esto fue así porque, como dice el texto, las aguas del arroyo que venya del Calvario se meten por la calle rreal de la fuente nueva, produciendo gran daño e perjuicio de el dicho lugar y sus vecinos.

Nos hemos topado aquí con un topónimo que ha desaparecido en Madrigalejo. “Calvario” es un nombre que se repite en numerosas localidades de toda la geografía española y, tomando la definición que aparece en el diccionario de la RAE, en su tercera acepción, dice que es un lugar, generalmente a las afueras de una población, en el que ha habido o hay una o varias cruces. Sin duda, la palabra “Calvario” nos remite al “Gólgota”, monte de Jerusalén en el que fue crucificado Jesús. Los lugares que llevan el nombre de “Calvario” suelen estar en zonas elevadas a las afueras de las poblaciones y, en ellos, se realizaba algún tipo de rito religioso en torno a la Semana Santa, generalmente el “Vía Crucis”.  

¿Dónde podría estar el Calvario en Madrigalejo?

En otro documento fechado en 1692, también aparece el topónimo Calvario y, de nuevo, vinculado con las aguas de escorrentía, junto con el cerro llamado de “La Cruz de los Barreros”. La parte meridional de nuestra localidad está bordeada por una sucesión de cerros que, cuando llueve torrencialmente, las aguas siguen su cauce buscando llegar al río Ruecas. Y por todos los naturales es conocido que, cuando esto ocurre, “Las Cuatro Esquinas” reciben tal cantidad de agua bajando la Calle Nueva que las alcantarillas no son capaces de absorberla. Por tanto, me inclino a aventurar que el Calvario, en Madrigalejo, podría estar situado en uno de los dos cerros situados donde termina la Calle Nueva.



Y volviendo al documento, solo queda saber lo que acordaron las autoridades ante la apropiación indebida de terreno de estos dos vecinos, indispensable para tratar de solucionar el problema que habían provocado. En el auto se dice que, para remediarlo y para la buena entrada y salida del lugar, mandaron que Joan Martín Pinto y Joan Martín Gargantilla derribasen las paredes de lo que tomaron de lo público y concejil antes de dos días desde la notificación del auto y que, en caso de que no lo hicieran, el Concejo enviaría a hombres para que echaran al suelo las paredes a costa de los infractores, además de procederse contra ellos con todo rigor de derecho. El auto se notificó de forma personal al día siguiente, 14 de mayo, de lo que dio fe el escribano Joan Jil Bermejo.

 

En definitiva, vemos las consecuencias que pueden tener para el bien común las actuaciones de personas que no conciben que “lo público” es patrimonio de todos y que, por tanto, debemos respetarlo tanto como si fuese propio, pues lo es. No es cierto que lo público no sea de nadie, sino al contrario, es de todos y cada uno de nosotros, y el no respetarlo afecta, como hemos visto, a la vida cotidiana de todos los demás.

 

Guadalupe Rodríguez Cerezo

lunes, 7 de agosto de 2023

FERNANDO EL CATÓLICO Y JERUSALÉN

 

Cuando Felipe VI fue invitado a las exequias de Simón Peres -celebradas el 30 de septiembre de 2016-, lo sentaron en un lugar preferente, a la derecha del presidente del Estado de Israel, Reuven Rivlin. Extrañado el rey Felipe -que apenas llevaba año y medio desde su proclamación como rey de España- de que le asignaran un lugar por delante de todos los jefes de Estado presentes en la ceremonia, a pesar de que todos ellos llevaban más tiempo que él al frente de sus Estados, preguntó por qué le habían adjudicado un puesto tan destacado. A lo que el presidente israelí le respondió: “Porque su Majestad es el Rey de Jerusalén”.[1]

Y es que “todos los Reyes de España son los Reyes del Reino de Jerusalén y gozan de ese título honorífico o de pretensión”[2].

El Reino de Jerusalén se fundó en 1099, durante la Primera Cruzada, tras la conquista de los Santos Lugares por Godofredo de Bouillon y duró hasta la caída de San Juan de Acre, en 1291[3]. Aunque sin tierra, el Reino de Jerusalén quedó vinculado desde entonces al Reino de Nápoles de forma honorífica[4]. Cuando el Gran Capitán conquistó Nápoles para Fernando el Católico, éste pasó a ostentar el título de Rey de Jerusalén y, tras él, todos sus sucesores hasta el monarca actual[5].

En el otro extremo de la Bahía de Haifa, se encuentra San Juan de Acre.

Fernando el Católico y su empeño en conquistar Jerusalén.

Con el título de Rey de Jerusalén, Fernando el Católico tenía en mente recuperar el reino perdido, y muy convencido estaba de que así sería desde que la “beata del Barco de Ávila” le vaticinó que no moriría hasta haber conquistado Jerusalén del poder de los enemigos de Jesucristo. Tan confiado estaba de que la profecía era cierta que, cuando en su lecho de muerte en Madrigalejo, en enero de 1516, le comunicaron que se acercaba la hora de su muerte, no lo tomó en consideración porque estaba convencido de que aun le quedaba mucha vida por delante. A su confesor, fray Tomás de Matienzo, que trataba de asistirle en sus necesidades espirituales, no quería verlo ni en pintura y se resistía en recibirlo, pensando que sólo iba a sacarle prebendas. “Que no venía con más fin de negociar memoriales que no en entender en el descargo de su conciencia”[6], decía el monarca.

Entre unos y otros, y sobre todo los médicos, le advirtieron de que, sin demorarse, debía dejar bien atadas todas las cuentas que tuviera pendientes, tanto las de la vida terrena como las del más allá. Poco a poco se fue convenciendo de que la profecía de la beata debía referirse a la conquista de la Jerusalén Celestial. Y se decidió a conquistarla: fue entonces cuando mandó llamar a fray Tomás de Matienzo, que le confesó y le asistió espiritualmente. También convocó a sus consejeros para que prepararan la redacción de un nuevo testamento y otros documentos importantes. Tras la firma de sus últimas voluntades, en el atardecer del 22 de enero, recibió la Santa Eucaristía y la Unción de Enfermos de manos de fray Tomás, y fue vestido con el hábito de Santo Domingo, que le sirvió de mortaja.[7]

Fragmento del Testamento de Fernando el Católico.
Subrayado, por dos veces, Hierusalem.

Enseguida entró en agonía, falleciendo en la madrugada del 23 de enero de 1516, en la Casa de Santa María de Madrigalejo.

Guadalupe Rodríguez Cerezo.

 

Bibliografía:

https://raed.academy/por-que-felipe-vi-es-rey-de-jerusalen/#:~:text=%C2%ABTodos%20los%20Reyes%20de%20Espa%C3%B1a,cont%C3%B3%20una%20an%C3%A9cdota%20realmente%20impactante

https://www.xlsemanal.com/conocer/20160403/felipe-jerusalen-9644.html

GALÍNDEZ DE CARVAJAL, L., Crónica de los Reyes de Castilla. Biblioteca de Autores Españoles. M. Rivadeneyra. Madrid, 1978

RODRÍGUEZ AMORES, L. Crónicas Lugareñas. Madrigalejo. Tecnigraf editores S.A. Badajoz, 2008


lunes, 10 de julio de 2023

TORMENTA DE PEDRISCO EN 1620

 


Una de las inclemencias meteorológicas más temidas por los agricultores es la tormenta de granizos, ya que puede dar al traste con la cosecha en un rato. Y del mismo modo que hoy la temen los agricultores, también era sufrida por los labradores de antaño. Las consecuencias de una de aquellas tormentas con pedrisco aparecen reflejadas en un documento fechado en Madrigalejo en 15 de junio de 1620. 

Se dice en el documento: “ayer domingo, que se contaron catorce días deste dicho presente mes, se apedrearon casi todos los panes y todas las viñas que ay en el término deste dicho lugar de un grandísimo pedrisco que fue Dios Nuestro Señor servido sobreviniese en este lugar y sus términos por cuya causa todas las espigas de los panes se cayeron en el suelo”.

Vemos, por tanto, que el domingo, 14 de junio de 1620, hubo una tormenta con granizos, tan grande, que afectó a casi todas las tierras sembradas de cereal y a todas las viñas que había en el término de Madrigalejo. Como consecuencia de ello, se dice que las espigas, que estaban a punto de ser segadas, se cayeron al suelo.

La cosecha de todo el año prácticamente se había perdido, pero por si hubiera algo que aún se pudiera salvar, al día siguiente hubo reunión de concejo, en el que se trataría de poner las medidas oportunas para guardar los Sevellares y las suertes afectadas por el pedrisco para que no entrasen los ganados a comerse lo que aún se pudiera recoger. A la llamada a concejo acudieron numerosos vecinos, porque el asunto a tratar era de suma importancia para todos ellos. Para hacernos una idea, acudieron 27 vecinos al toque de campana de aquel día, mientras que, en otra reunión celebrada quince días antes, se habían presentado tan solo seis personas.

Pero, ¿cuáles eran las medidas que podían adoptar para conservar lo que había quedado de la cosecha?

El mayor peligro al que se enfrentaban después de haberse caído las espigas al suelo era que los animales que solían pastar en las tierras de “pastos y entre-pastos” cercanas a los labrantíos de cereal afectados entraran en ellas y se comieran las pocas mieses que había dejado en pie la tormenta. Por ello, la primera medida fue acotar las tierras de cereal a todo tipo de ganado y que los animales que hasta entonces habían estado en aquellos “pastos y entrepastos” saliesen de la zona y fuesen llevados a los agostaderos que el concejo tenía arrendados.

 

Para que esta ordenanza fuese efectiva, debían acordar unas medidas coercitivas. Así, se establecieron una serie de multas dependiendo del tipo de animal que se pillara en los sembrados: si era buey, vaca o bestia mayor o, por el contrario, si se trataba de bestia menor o de algún animal de cerda, también si era ganado que se movía en rebaños, como ovejas y cabras. Para todos y cada uno estaba estipulada una cantidad, que iba desde medio real para las bestias menores, un real para las bestias mayores, vacas y bueyes, cuatro maravedíes por cada cochino o cochina y cuatrocientos maravedíes por cada rebaño de ovejas y de cabras. Y también estaban reguladas las penas que debían recibir los ganaderos que se hallaren pastoreando con sus ganados en las tierras acotadas, que serían sancionados con tres días de cárcel.

 

En contadas ocasiones aparecen las mujeres en los documentos, y aquí las encontramos formando parte de un colectivo: “las espigadoras”. Dice así: “Y que cada espigadera que se hallare espigando sin horden ni licencia de su dueño, dos reales e tres días de cárcel”. Vemos, por un lado, que en las labores de siega era habitual ver a mujeres realizando esta tarea, y por otro, que también había gente que se aprovechaba de los males ajenos y entraban a rebuscar sin permiso de sus dueños. Este hecho les podía costar dos reales de multa y tres días de cárcel.

 

Y el documento termina así: “Las quales dichas penas y condiciones de suso mandaron se guarden y cumplan inviolablemente, y así lo acordaron e mandaron e firmaron los que supieron y mandaron se pregone”. Por tanto, para que todo lo acordado se llevara a efecto, era necesario darle difusión, porque todos los vecinos debían estar al tanto de ello y debían saber a qué atenerse. El pregón, a viva voz, solía hacerse en la plaza pública, cuando hubiera mayor concurrencia de gente.



Seis días después, el 21 de junio, volvió a convocarse a reunión de Concejo. También fue numerosa esta junta, a la que acudieron 25 vecinos y, entre ellos, el casero de la Casa de Santa María, Antonio Carrillo, porque la tormenta fue tan devastadora que había que proponer más soluciones. Bien los explicaba el escribano en el documento:


"...el domingo de la trinidad pasado, que se contaron catorce días deste dicho presente mes, como entre las dos o tres oras de la tarde, se metió un grandísimo pedrisco por los términos deste lugar por donde estaban todos los panes, viñas, hortalizas, pastos y yerbas de los dichos términos e dehesas deste lugar, todo lo qual quedó asolado de tal manera que es todo de ningún provecho, porque se dice ser el mayor que xamás se a avisto ny oydo dezir aya abido otra vez en el lugar, y por ser el daño tan grande y excesivo y aver sido los años atrassados tan perdidos y extériles para este lugar, por aber sido las aguas y lluvias tantas y estar este lugar tan cargado de tributos, se despuebla e va despoblando porque la gente pobre y de mediano tener no se puede sustentar en él..."

 

Vemos que ya se contabilizan daños en hortalizas, pastos y hierbas, además de los cereales y viñas que se decía en el documento anterior. En esta ocasión acordaron que uno o dos vecinos, los que el Concejo eligiese, fuesen ante el Consejo Supremo de su Majestad para pedir que se bajasen los tributos a la población.

  

Muy mal lo debieron pasar nuestros convecinos de hace cuatrocientos años, y así fue como se enfrentaron a las consecuencias de una gran tormenta de granizos. Es lo que podían hacer con sus medios. Pero hoy, aun teniendo la posibilidad de acogerse a los seguros agrarios, todo agricultor tiembla cuando oye tronar el cielo teniendo la cosecha y los frutos por recoger.

 

Guadalupe Rodríguez Cerezo.

 

FUENTE:

Libro de Acuerdos, Poderes y Protocolos del Concejo de Madrigalejo. Archivo Parroquial de Madrigalejo.


martes, 13 de junio de 2023

REPERCUSIONES, PARA MADRIGALEJO, DE LA VISITA DE FELIPE III A TRUJILLO

Los reyes, en sus desplazamientos, iban acompañados de un gran séquito, lo que suponía un gran quebradero de cabeza para los lugares donde hacían sus paradas. Aparte del boato y de las fiestas que se organizaban en honor del monarca, también había que dar alojamiento y comida a todo su acompañamiento. 

La profesora Mª. Ángeles Sánchez Rubio, en su blog Las llaves del arca, publicaba un post titulado “Banquetes imperiales en Madrigalejo”:

  http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2023/03/

En él detallaba las viandas que el Concejo de la ciudad de Trujillo había enviado a Madrigalejo -por ser aldea de su jurisdicción- para agasajar a la emperatriz María de Austria, hermana de Felipe II, cuando pasó por aquí en abril de 1582, cuando viajaba a Lisboa, y en febrero de 1583, en el camino de vuelta. Entre los manjares que le hacen llegar a la emperatriz, llaman la atención los dulces y confituras.

 

Felipe III en Trujillo

36 años después, es la ciudad de Trujillo la que pide avituallamientos al Concejo de Madrigalejo para hacer frente a la visita que tiene anunciada del Rey Felipe III y a los gastos que ocasionaría todo su séquito. El monarca iba acompañado del príncipe heredero -el futuro Felipe IV- y su familia. Viajaban hacia Lisboa para que el príncipe Felipe fuese jurado heredero de reino de Portugal -recordemos que, desde 1580 y durante 60 años, Felipe II, Felipe III y Felipe IV fueron también reyes de Portugal-. La importancia del viaje puede dar una idea de la gran comitiva que iba acompañando a la familia real en su desplazamiento.

El monarca y su séquito llegó a Trujillo el 30 de abril de 1619, martes, y partió de allí el jueves 2 de mayo. Hubo un gran despliegue en la ciudad para agasajar a tan ilustre visitante y se celebraron grandes festejos en su honor.

 

Contribución del Concejo de Madrigalejo a la visita del Rey Felipe IV

El 14 de abril de 1619 se juntó el Concejo, Justicia y Regimiento del lugar de Madrigalejo en las casas del pósito, convocados a toque de campana tañida, para tratar el asunto del paso del Rey por la ciudad de Trujillo.

La junta debió considerarse de gran importancia, pues a ella acudieron hasta 25 vecinos -de las más concurridas-, además de los dos alcaldes ordinarios (Alonso Díaz Hidalgo y Diego Moreno), los dos regidores (Marcos Sánchez Mansilla y Hernando Alonso Herruz) y el escribano (Juan Gil Bermejo). Sí, era de gran importancia, porque suponía un gran problema para las arcas del concejo.

Para la inminente visita, la ciudad de Trujillo había hecho el repartimiento de lo que cada aldea de su alfoz debía aportar en previsión de los gastos que se generaría. Al lugar de Madrigalejo le había correspondido aportar lo siguiente:

-16 camas con dos colchones de lana, dos sábanas de lienzo, dos almohadas y una manta para cada una.

-30 fanegas de cebada.

-40 gallinas.

-200 huevos.

-6 fanegas de pan masado.

-Y 4 cargas de barbos.

Había que enviar todo ello un día de cada tres que estuviera el monarca en la ciudad, excepto las camas que, lógicamente, se mandaban una sola vez.

Este envío suponía una gran carga para las arcas concejiles, y así está escrito: “el concejo deste dicho lugar está pobre e imposibilitado para lo poder hacer y comprar los dichos bastimientos”. Se sigue diciendo que toda esta entrega costaba una gran cantidad de maravedíes y que, como los vecinos eran muy pobres y necesitados para hacer frente a los gastos de ese aprovisionamiento, acordaron entre los reunidos vender una parte de la dehesa del Añojalero -se entiende que lo que se vendía era la hierba y el pasto, pues las dehesas del común no podían enajenarse-, para el año en curso y para el invernadero venidero. Esta venta reportaría una cantidad aproximada de quinientos o seiscientos reales.

Además, acordaron que suplicarían a la Justicia de la ciudad que sobreseyera y quitase parte del repartimiento, amparándose en la visita que hizo el monarca a Guadalupe en 1618. Para hacer esta súplica, acordaron enviar a Trujillo a dos oficiales del Concejo. Y es que llovía sobre mojado, pues en la visita que el Rey Felipe III había hecho el año anterior a Guadalupe, se había requerido al concejo de Madrigalejo para que enviase “seis arrobas de peces, seis sacas de paja y trescientos huevos, bajo la pena de cien ducados de multa si no lo hacían[1]”.

Aparte de todo lo demás, hemos podido ver cómo los “peces de nuestro río Ruecas” no podían faltar en la mesa del séquito de los monarcas, en ninguna de las dos visitas que el rey Felipe III hizo a lugares cercanos de nuestro entorno, ni cuando estuvo en Guadalupe ni cuando llegó a la ciudad de Trujillo.

 

Por todo lo demás, parece que a los problemas económicos que ya debía tener el Concejo de Madrigalejo con sus gastos corrientes, tuvieron que soportar el desembolso de los gastos extraordinarios que pudieran surgir, como el ejemplo que hemos traído en esta pequeña reseña.


Guadalupe Rodríguez Cerezo

 

Bibliografía:

L. RODRÍGUEZ AMORES. Crónicas Lugareñas. Madrigalejo. Tecnigraf S.A. Badajoz, 2008.

Libro de Acuerdos, poderes y protocolos. Archivo Parroquial de Madrigalejo.

 

http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2023/03/

 

https://digitalextremadura.com/P58374/