lunes, 28 de septiembre de 2020

MADRIGALEJO EN EL CAMINO A GUADALUPE

 



Uno de los caminos tradicionales que utilizaban los peregrinos para llegar al Monasterio de Guadalupe atravesaba de oeste a este Madrigalejo. Además, la Iglesia de Guadalupe poseía una importante hacienda en nuestra localidad. Estas dos circunstancias propiciaron que existiese una estrecha vinculación entre el Convento y Madrigalejo durante unos cinco siglos. Por ello, a través de estas líneas, se intentará destacar la importancia que el camino de Guadalupe tuvo en nuestra historia.

ABRIENDO CAMINOS

La noticia de la aparición milagrosa de una imagen de la Virgen junto al río Guadalupe corrió de boca en boca de tal modo que, muy pronto, empezaron a llegar los primeros peregrinos hasta el lugar, a una humilde ermita que Nuestra Señora pidió construir al vaquero Gil Cordero para cobijar su imagen. La fama de los prodigios que obraba la Virgen a quienes se encomendaban a ella llegó a oídos del rey Alfonso XI de Castilla, quien, hacia 1330, estaba cazando por estos parajes. El monarca visitó la ermita, que se encontraba en un estado algo ruinoso, y mandó agrandarla, al mismo tiempo que le otorgó algunos beneficios. Poco tiempo después, estando Alfonso XI combatiendo contra los moros en la batalla del Salado en 1340, el monarca se encomendó a la Virgen de Guadalupe, y como salió victorioso, en agradecimiento, concedió término a la Puebla que allí se acababa de fundar y grandes prebendas para ella. Comenzó por entonces la construcción del Monasterio bajo la tutela de un priorato secular hasta la llegada de la Orden Jerónima, en 1389.

(Foto: Fr. Joaquín Pacheco, OFM.)

De esta forma, fue generalizándose un ir y venir de peregrinos hacia Guadalupe hasta el punto de que, tras Santiago de Compostela, llegó a ser uno de los centros más importantes de peregrinación en la Península Ibérica. Y con el trasiego de peregrinos, se fueron abriendo caminos, algunos de los cuales se llamaron Reales, aquellos que gozaban de una protección especial del Estado, con fueros especiales, más anchos que los demás y que unían ciudades importantes y distantes entre sí.

Madrigalejo se encuentra a una jornada de camino para llegar a Guadalupe. En un primer momento, el trayecto se hacía por el llamado “camino viejo de Guadalupe” que discurría por el curso del río Ruecas, utilizando el que ya existía para llegar a Cañamero. Sabemos de su temprana existencia porque “la carrera de Cañamero” está ya documentada en 1264, cuando Alfonso X concedió a Madrigalejo la merced de disponer de dehesa boyal[1].  

Posteriormente comenzó a ser más transitada una nueva vía más llevadera, la que iba por la margen izquierda del Ruecas, pasando por el Rincón de Valdepalacios, y que se adentraba en las Villuercas a través de la cuesta de Puertollano. Es ahora cuando, por su importancia, esta vía se convirtió en “camino real”, que unía Guadalupe con Sevilla. Para entonces, el trajín de peregrinos era incesante. 

Aparte de su relación con el camino, Madrigalejo estuvo muy vinculado a Guadalupe desde mediados del siglo XIV, porque la Iglesia de la Puebla fue amortizando, en dicha localidad y alrededores, una gran hacienda rústica que luego pasó a ser del Monasterio. Esta hacienda se administraba desde una importante casa de labranza, a la que llamaron Casa de Santa María, y a la que el Barón de Römisthal, a mediados del S. XV, se refería como unos magníficos edificios que aventajan a los demás que lo forman[2]. Esta situación se mantuvo durante unos quinientos años, hasta que se hicieron efectivas las leyes desamortizadoras de 1835.

(Casa de Santa María.)

LOS PEREGRINOS

El paso de peregrinos por Madrigalejo, para postrarse ante Santa María de Guadalupe, era constante. La inmensa mayoría fueron peregrinos anónimos, que llevaban en su fardo cuitas, esperanzas, exvotos o el cumplimiento de promesas, y que no dejaron prueba documental específica. Muchos de aquellos romeros se alojarían en mesones y posadas, como la que aparece reflejada en el cuestionario de la Real Audiencia de Extremadura[3], donde se dice que tenía bastante capacidad. Es significativo el hecho de que, la calle por donde el camino real atravesaba la localidad y que hoy es “Luisa Fortuna”, se llamara, hasta 1922, calle “Mesones”, y anteriormente se la conocía como calle “Real” o calle del “Rey”.

Para refugio y atención de los peregrinos pobres, aquellos que no tenían recursos para pagar un alojamiento, existía en Madrigalejo una casilla hospital. Hemos encontrado documentación de los siglos XVII y XVIII en la que se alude a un hospital en Madrigalejo[4], además de la que está recogida en el cuestionario de la Real Audiencia de Extremadura (finales del S. XVIII) [5].

Los viajeros de mayor poder adquisitivo podrían alojarse en la Casa de Santa María, pues, aunque era una casa de labranza -como se ha dicho-, en ocasiones alojaba a ciertos peregrinos. Es lo que se entiende en el documento de las obligaciones de su casero, en el que se dice que si viniere algún señor, como duque o conde, a quien no se le podrá negar la casa, se le podrá abrir el aposento y todas las celdas menos las de las ropas de los religiosos[6]. Y también el Barón de Römisthal decía de la Casa de Santa María que suelen posar en ella caballeros que pagan su gasto y tiene unas caballerizas en que caben más de cien caballos, porque esta hospedería es casi regia[7].

El Barón de Römisthal habla de “hospedería casi regia” porque la Casa de Santa María sirvió de alojamiento a diversos monarcas, tanto castellanos como portugueses, en su ir y venir hacia Guadalupe. Bien conocida es la estrecha vinculación de la monarquía castellana con el Monasterio de Guadalupe y las numerosas visitas reales que recibió. Para algunos de aquellos desplazamientos, utilizaron el camino real que pasaba por Madrigalejo, donde la Casa de Santa María les acogería por ser el edificio con mayores prestaciones de los contornos. Y aunque no existe certeza documental de algunas de esas estancias, las fuentes dan fe de que, tanto Fernando el Católico, como Felipe II y el rey D. Sebastián de Portugal, se alojaron en ella.

Las visitas de los Reyes Católicos al Monasterio, tanto juntos como por separado, fueron numerosas y utilizaron esta ruta en algunas ocasiones. En 1511, el rey Fernando firmó en Madrigalejo algunos documentos, cuando viajaba hacia Sevilla acompañado de su segunda mujer, Germana de Foix[8]. Pero la estancia del rey Católico en Madrigalejo de mayor relevancia histórica fue la que tuvo lugar en enero de 1516. Viajaba desde Plasencia hacia Guadalupe, cuando tuvo que parar forzosamente en la Casa de Santa María debido al empeoramiento de su estado de salud. En este edificio el monarca pasó los últimos días de su vida y dejó un importante legado para la posteridad, pues aquí firmó su testamento definitivo, un testamento de hondo calado político que fue trascendental en el devenir histórico posterior. Gracias a las disposiciones en él contenidas, su nieto Carlos I pudo ceñir las Coronas que conformaban la unión de reinos con la que habían soñado los Reyes Católicos, sin que nadie pudiera disputárselas. Por tanto, en este camino que conducía hacia Guadalupe, se firmó el “documento jurídico de aplicación al Derecho más importante que se ha firmado nunca en Extremadura”, en palabras de Alberto Sáenz de Santa María Vierna [9].

(Facsímil del testamento del rey Fernando el Católico)

También el mítico rey Don Sebastián de Portugal utilizó esta ruta cuando fue a Guadalupe, en la Navidad de 1576, para tener un encuentro con su tío, el rey Felipe II. Al Monasterio llegó el 22 de diciembre, después de haber pernoctado las noches anteriores en Talavera la Real, Mérida, Medellín y Madrigalejo. A la vuelta, siguió el mismo itinerario, haciendo noche en la Casa de Santa María de Madrigalejo el 2 de enero de 1577.[10]

Tres años más tarde, el rey Felipe II con su corte recorría el mismo camino después de pasar la Semana Santa de 1580 en Guadalupe, para ser proclamado rey de Portugal, tras el fallecimiento de Don Sebastián en la batalla de Alcazarquivir. Y en la casa de Santa María, encontraron también aposento.[11]

DECADENCIA

La Casa de Santa María perdió parte de su importancia cuando, en el siglo XVIII se construyó, a muy corta distancia, el Cortijo de San Isidro, para compartir la administración de las tierras que el Monasterio tenía en la zona. Pero fue en el siglo XIX cuando prácticamente desapareció. El edificio fue expropiado por las leyes desamortizadoras y, una vez parcelado, salió en pública subasta. En el espacio que antes ocupara esta histórica casa se construyeron un buen número de viviendas. Hoy solo queda como testimonio de lo que fue la Casa de Santa María una amplia sala, donde con toda probabilidad murió el rey Fernando el Católico, y un aljibe.

Por entonces y por las mismas leyes desamortizadoras, el Monasterio de Guadalupe también pasó años de oscuridad y ostracismo hasta principios del siglo XX. Fue en 1908 cuando la Orden Franciscana se hizo cargo del Monasterio con la misión de levantar su importante patrimonio espiritual, así como restaurar y conservar su gran legado artístico y cultural. Poco a poco comenzaron a reactivarse las peregrinaciones hasta el santuario. Sin embargo, los tiempos estaban cambiando y, progresivamente, los medios motorizados de locomoción fueron ganando terreno. Los viejos caminos de tierra dejaron de ser transitados en favor de las carreteras asfaltadas. Y estas carreteras dejaron fuera a Madrigalejo del circuito de peregrinación a Guadalupe.

Entre mis recuerdos de la infancia, está la de una tarde de otoño en la que llegaron unos jinetes a la Plaza de Madrigalejo. Era un grupo de personas a caballo, que hacían la “Marcha de la Hispanidad” hacia Guadalupe evocando los caminos tradicionales. En nuestra plaza se les hizo un gran recibimiento, con niñas vestidas con traje regional, que ofrecieron ramos de flores a las mujeres que venían a caballo. Pasaron aquí la noche y, al día siguiente, continuaron su camino para presentarse ante Nuestra Señora. De aquello hace unos cincuenta años. En la actualidad, cada 12 de octubre, en Guadalupe se congregan centenares de caballos en el “Día de la Hispanidad”, que llegan a través de los distintos caminos, convirtiéndose en una auténtica fiesta, fiesta que está declarada, desde 2007, de Interés Turístico de Extremadura.

(Recibimiento a la Marcha de la Hispanidad)

Y CONCLUÍMOS

Para la conclusión voy a utilizar unas palabras escritas por Vicente Barrantes a finales del siglo XIX, que avalan lo dicho hasta ahora:

“…el camino por Villanueva de la Serena y Madrigalejo ha debido ser desde siempre el camino real de Guadalupe, en la verdadera acepción de esta palabra, pues de Sevilla y Lisboa arrancaban las peregrinaciones de sus más famosos visitantes, excepto los Reyes Católicos, que por todas partes iban (…). El rey D. Sebastián de Portugal, que pasó por Badajoz para consultar en Guadalupe con Felipe II su desgraciada empresa contra África, no pudo seguir otro itinerario, ni Hernán Cortés cuando desembarcó de la conquista de Méjico, ni Cervantes al salir de su cautiverio de Argel en brazos de los frailes mercedarios.”

“Esta última circunstancia es decisiva en favor del camino que toca en Madrigalejo. Los esclavos que por encomendarse a la Virgen de Guadalupe se veían arrancados al duro banco, al pesado remo o a la triste oscuridad de la mazmorra (…) peregrinaban a dar gracias a su divina protectora cargados con sus férreas cadenas (…) y para tan penoso viaje (…) elegirían el camino más fácil y llano, que no es otro que el de la Serena, desembarcando ellos, como solían desembarcar en Sevilla o Málaga. Cervantes casi nos lo traza al pie de la letra en sus Trabajos de Persiles y Segismunda”.

“La muerte de D. Fernando el Católico en Madrigalejo, de paso para Guadalupe, sería argumento concluyente en favor de nuestra tesis, si no hubiera otro más decisivo aun, que son los restos de una buena y ancha calzada que se descubre en el llamado Puertollano, primera garganta de las Villuercas por esta parte, que indudablemente llevaría carruajes, literas de enfermos, camillas y las grandes cabalgatas de damas y caballeros hasta las mismas puertas del santuario.”[12]



Estamos en Año Santo Guadalupense, por ello, no quería dejar de pasar la ocasión para reivindicar uno de los caminos históricos más transitados por peregrinos que, desde los primeros tiempos, se postraban a los pies de la Madre de Dios. Este camino es histórico en toda su extensión, tanto por el decurso de años y siglos de andadura de viajeros y peregrinos, como por los hechos históricos que en este camino acaecieron o los personajes históricos que lo pisaron. Pero también debemos recordar lo que supuso para Madrigalejo el Monasterio de Guadalupe y el camino real que hasta él conducía: fueron siglos de convivencia a través de su hacienda agro-ganadera y, además, el camino real también formó parte de nuestro devenir histórico, con todo lo que conlleva a su alrededor. En definitiva, el camino que llevaba a Guadalupe forma parte de nuestro patrimonio que no debemos olvidar.

(Foto: Fr. Joaquín Pacheco, OFM.)

 Guadalupe Rodríguez Cerezo.

 

Bibliografía:

https://www.cronistasoficiales.com/?p=97350

-F. PABLO DE ALHOBERA: Libro de la Hacienda del Monasterio de Guadalupe. Año 1641. Biblioteca del Monasterio de Guadalupe.

-A. ÁLVAREZ ÁLVAREZ. Guadalupe en los clásicos y en viajeros antiguos. Gráficas ORMAG. Madrid. 2002.

-GARCÍA MERCADAL: Viajes de Extranjeros por España y Portugal. Viaje del noble bohemio León de Römisthal de Blatna por España y Portugal, 1465-1467. Ediciones Aguilar Madrid 1952.

-L. RODRÍGUEZ AMORES. Crónicas Lugareñas. Madrigalejo. Tecnigraf S. A. Badajoz. 2008.

-W. RUBIO CALZÓN: “Fechas en que estuvo en Madrigalejo el Rey don Fernando V, El Católico, y documentos que lo testifican”. Revista de Estudios Extremeños. Vol. 38. Nº3. Badajoz, 1982

-A. SÁENZ DE SANTA MARÍA VIERNA. El Testamento Cerrado de Fernando el Católico. Cometa S.A. Zaragoza. 2018.

-Visita al lugar de Madrigalejo de la Real Audiencia de Extremadura en 1791.

 

Fuentes:

-Archivo Parroquial de Madrigalejo.



[1] F. PABLO DE ALHOBERA: Libro de la Hacienda del Monasterio de Guadalupe. Año 1641. Biblioteca del Monasterio de Guadalupe. Recogido en: L. RODRÍGUEZ AMORES. Crónicas Lugareñas. Madrigalejo. Tecnigraf S. A. Badajoz. 2008. Págs. 129 y 130.

[2]GARCÍA MERCADAL: Viajes de Extranjeros por España y Portugal. Viaje del noble bohemio León de Römisthal de Blatna por España y Portugal, 1465-1467. Ediciones Aguilar Madrid 1952

[3]Ibídem, respuesta a la pregunta 9.

[4] Archivo Parroquial. Libro de testamentos.

[5]Respuesta a la pregunta 21 del cuestionario de la Visita al lugar de Madrigalejo de la Real Audiencia de Extremadura en 1791.

[6] F. PABLO DE ALHOBERA: Libro de la Hacienda del Monasterio de Guadalupe. Año 1641. Biblioteca del Monasterio de Guadalupe.

[7] GARCÍA MERCADAL: Viajes de Extranjeros por España y Portugal. Viaje del noble bohemio León de Römisthal de Blatna…Op. cit.

[8] W. RUBIO CALZÓN: “Fechas en que estuvo en Madrigalejo el Rey don Fernando V, El Católico, y documentos que lo testifican”. Revista de Estudios Extremeños. Vol. 38. Nº3. Badajoz, 1982. Págs. 551 y 554.

[9] A. SÁENZ DE SANTA MARÍA VIERNA. El Testamento Cerrado de Fernando el Católico. Cometa S.A. Zaragoza. 2018. Pág. 218.

[10] L. RODRÍGUEZ AMORES. Crónicas Lugareñas. Madrigalejo. Tecnigraf S. A. Badajoz. 2008. Págs. 259-265.

[11] Ibídem. Págs. 265y 266.

[12] A. ÁLVAREZ ÁLVAREZ. Guadalupe en los clásicos y en viajeros antiguos. Gráficas ORMAG. Madrid. 2002. Págs. 45 y 46.