Uno de los caminos tradicionales que utilizaban los peregrinos para llegar al Monasterio de Guadalupe atravesaba de oeste a este Madrigalejo. Además, la Iglesia de Guadalupe poseía una importante hacienda en nuestra localidad. Estas dos circunstancias propiciaron que existiese una estrecha vinculación entre el Convento y Madrigalejo durante unos cinco siglos. Por ello, a través de estas líneas, se intentará destacar la importancia que el camino de Guadalupe tuvo en nuestra historia.
ABRIENDO
CAMINOS
La noticia de la
aparición milagrosa de una imagen de la Virgen junto al río Guadalupe corrió de
boca en boca de tal modo que, muy pronto, empezaron a llegar los primeros
peregrinos hasta el lugar, a una humilde ermita que Nuestra Señora pidió
construir al vaquero Gil Cordero para cobijar su imagen. La fama de los
prodigios que obraba la Virgen a quienes se encomendaban a ella llegó a oídos
del rey Alfonso XI de Castilla, quien, hacia 1330, estaba cazando por estos
parajes. El monarca visitó la ermita, que se encontraba en un estado algo
ruinoso, y mandó agrandarla, al mismo tiempo que le otorgó algunos beneficios.
Poco tiempo después, estando Alfonso XI combatiendo contra los moros en la
batalla del Salado en 1340, el monarca se encomendó a la Virgen de Guadalupe, y
como salió victorioso, en agradecimiento, concedió término a la Puebla que allí
se acababa de fundar y grandes prebendas para ella. Comenzó por entonces la
construcción del Monasterio bajo la tutela de un priorato secular hasta la
llegada de la Orden Jerónima, en 1389.
De esta forma, fue
generalizándose un ir y venir de peregrinos hacia Guadalupe hasta el punto de
que, tras Santiago de Compostela, llegó a ser uno de los centros más
importantes de peregrinación en la Península Ibérica. Y con el trasiego de
peregrinos, se fueron abriendo caminos, algunos de los cuales se llamaron
Reales, aquellos que gozaban de una protección especial del Estado, con fueros
especiales, más anchos que los demás y que unían ciudades importantes y
distantes entre sí.
Madrigalejo se encuentra
a una jornada de camino para llegar a Guadalupe. En un primer momento, el
trayecto se hacía por el llamado “camino viejo de Guadalupe” que discurría por
el curso del río Ruecas, utilizando el que ya existía para llegar a Cañamero.
Sabemos de su temprana existencia porque “la carrera de Cañamero” está ya
documentada en 1264, cuando Alfonso X concedió a Madrigalejo la merced de
disponer de dehesa boyal[1].
Posteriormente comenzó a ser más transitada una nueva vía más llevadera, la que iba por la margen izquierda del Ruecas, pasando por el Rincón de Valdepalacios, y que se adentraba en las Villuercas a través de la cuesta de Puertollano. Es ahora cuando, por su importancia, esta vía se convirtió en “camino real”, que unía Guadalupe con Sevilla. Para entonces, el trajín de peregrinos era incesante.
Aparte de su relación
con el camino, Madrigalejo estuvo muy vinculado a Guadalupe desde mediados del
siglo XIV, porque la Iglesia de la Puebla fue amortizando, en dicha localidad y
alrededores, una gran hacienda rústica que luego pasó a ser del Monasterio.
Esta hacienda se administraba desde una importante casa de labranza, a la que
llamaron Casa de Santa María, y a la que el Barón de Römisthal, a mediados del S.
XV, se refería como unos magníficos
edificios que aventajan a los demás que lo forman[2]. Esta
situación se mantuvo durante unos quinientos años, hasta que se hicieron
efectivas las leyes desamortizadoras de 1835.
LOS PEREGRINOS
El paso de peregrinos por Madrigalejo, para postrarse ante Santa María de Guadalupe, era constante. La inmensa mayoría fueron peregrinos anónimos, que llevaban en su fardo cuitas, esperanzas, exvotos o el cumplimiento de promesas, y que no dejaron prueba documental específica. Muchos de aquellos romeros se alojarían en mesones y posadas, como la que aparece reflejada en el cuestionario de la Real Audiencia de Extremadura[3], donde se dice que tenía bastante capacidad. Es significativo el hecho de que, la calle por donde el camino real atravesaba la localidad y que hoy es “Luisa Fortuna”, se llamara, hasta 1922, calle “Mesones”, y anteriormente se la conocía como calle “Real” o calle del “Rey”.
Para refugio y atención
de los peregrinos pobres, aquellos que no tenían recursos para pagar un
alojamiento, existía en Madrigalejo una casilla hospital. Hemos encontrado
documentación de los siglos XVII y XVIII en la que se alude a un hospital en
Madrigalejo[4],
además de la que está recogida en el cuestionario de la Real Audiencia de
Extremadura (finales del S. XVIII) [5].
Los viajeros de mayor
poder adquisitivo podrían alojarse en la Casa
de Santa María, pues, aunque era una casa de labranza -como se ha dicho-,
en ocasiones alojaba a ciertos peregrinos. Es lo que se entiende en el
documento de las obligaciones de su casero, en el que se dice que si viniere algún señor, como duque o
conde, a quien no se le podrá negar la casa, se le podrá abrir el aposento y
todas las celdas menos las de las ropas de los religiosos[6].
Y también el Barón de Römisthal decía de la Casa de Santa María que suelen posar en ella caballeros que pagan su
gasto y tiene unas caballerizas en que caben más de cien caballos, porque esta
hospedería es casi regia[7].
El Barón de Römisthal
habla de “hospedería casi regia” porque la Casa de Santa María sirvió de
alojamiento a diversos monarcas, tanto castellanos como portugueses, en su ir y
venir hacia Guadalupe. Bien conocida es la estrecha vinculación de la monarquía
castellana con el Monasterio de Guadalupe y las numerosas visitas reales que
recibió. Para algunos de aquellos desplazamientos, utilizaron el camino real
que pasaba por Madrigalejo, donde la Casa de Santa María les acogería por ser
el edificio con mayores prestaciones de los contornos. Y aunque no existe
certeza documental de algunas de esas estancias, las fuentes dan fe de que,
tanto Fernando el Católico, como Felipe II y el rey D. Sebastián de Portugal,
se alojaron en ella.
Las visitas de los Reyes
Católicos al Monasterio, tanto juntos como por separado, fueron numerosas y
utilizaron esta ruta en algunas ocasiones. En 1511, el rey Fernando firmó en
Madrigalejo algunos documentos, cuando viajaba hacia Sevilla acompañado de su
segunda mujer, Germana de Foix[8]. Pero la estancia del rey
Católico en Madrigalejo de mayor relevancia histórica fue la que tuvo lugar en
enero de 1516. Viajaba desde Plasencia hacia Guadalupe, cuando tuvo que parar
forzosamente en la Casa de Santa María debido al empeoramiento de su estado de
salud. En este edificio el monarca pasó los últimos días de su vida y dejó un
importante legado para la posteridad, pues aquí firmó su testamento definitivo,
un testamento de hondo calado político que fue trascendental en el devenir histórico
posterior. Gracias a las disposiciones en él contenidas, su nieto Carlos I pudo
ceñir las Coronas que conformaban la unión de reinos con la que habían soñado
los Reyes Católicos, sin que nadie pudiera disputárselas. Por tanto, en este
camino que conducía hacia Guadalupe, se firmó el “documento jurídico de
aplicación al Derecho más importante que se ha firmado nunca en Extremadura”,
en palabras de Alberto Sáenz de Santa María Vierna [9].
También el mítico rey Don
Sebastián de Portugal utilizó esta ruta cuando fue a Guadalupe, en la Navidad
de 1576, para tener un encuentro con su tío, el rey Felipe II. Al Monasterio llegó
el 22 de diciembre, después de haber pernoctado las noches anteriores en
Talavera la Real, Mérida, Medellín y Madrigalejo. A la vuelta, siguió el mismo
itinerario, haciendo noche en la Casa de Santa María de Madrigalejo el 2 de
enero de 1577.[10]
Tres años más tarde, el
rey Felipe II con su corte recorría el mismo camino después de pasar la Semana
Santa de 1580 en Guadalupe, para ser proclamado rey de Portugal, tras el
fallecimiento de Don Sebastián en la batalla de Alcazarquivir. Y en la casa de
Santa María, encontraron también aposento.[11]
DECADENCIA
La Casa de Santa María
perdió parte de su importancia cuando, en el siglo XVIII se construyó, a muy
corta distancia, el Cortijo de San Isidro, para compartir la administración de
las tierras que el Monasterio tenía en la zona. Pero fue en el siglo XIX cuando
prácticamente desapareció. El edificio fue expropiado por las leyes
desamortizadoras y, una vez parcelado, salió en pública subasta. En el espacio
que antes ocupara esta histórica casa se construyeron un buen número de
viviendas. Hoy solo queda como testimonio de lo que fue la Casa de Santa María una
amplia sala, donde con toda probabilidad murió el rey Fernando el Católico, y
un aljibe.
Por entonces y por las
mismas leyes desamortizadoras, el Monasterio de Guadalupe también pasó años de
oscuridad y ostracismo hasta principios del siglo XX. Fue en 1908 cuando la
Orden Franciscana se hizo cargo del Monasterio con la misión de levantar su
importante patrimonio espiritual, así como restaurar y conservar su gran legado
artístico y cultural. Poco a poco comenzaron a reactivarse las peregrinaciones
hasta el santuario. Sin embargo, los tiempos estaban cambiando y, progresivamente,
los medios motorizados de locomoción fueron ganando terreno. Los viejos caminos
de tierra dejaron de ser transitados en favor de las carreteras asfaltadas. Y
estas carreteras dejaron fuera a Madrigalejo del circuito de peregrinación a
Guadalupe.
Entre mis recuerdos de la infancia, está la de una tarde de otoño en la que llegaron unos jinetes a la Plaza de Madrigalejo. Era un grupo de personas a caballo, que hacían la “Marcha de la Hispanidad” hacia Guadalupe evocando los caminos tradicionales. En nuestra plaza se les hizo un gran recibimiento, con niñas vestidas con traje regional, que ofrecieron ramos de flores a las mujeres que venían a caballo. Pasaron aquí la noche y, al día siguiente, continuaron su camino para presentarse ante Nuestra Señora. De aquello hace unos cincuenta años. En la actualidad, cada 12 de octubre, en Guadalupe se congregan centenares de caballos en el “Día de la Hispanidad”, que llegan a través de los distintos caminos, convirtiéndose en una auténtica fiesta, fiesta que está declarada, desde 2007, de Interés Turístico de Extremadura.
Y
CONCLUÍMOS
Para la conclusión voy a
utilizar unas palabras escritas por Vicente Barrantes a finales del siglo XIX,
que avalan lo dicho hasta ahora:
“…el camino por Villanueva de la Serena y Madrigalejo ha debido ser desde siempre el camino real de Guadalupe, en la verdadera acepción de esta palabra, pues de Sevilla y Lisboa arrancaban las peregrinaciones de sus más famosos visitantes, excepto los Reyes Católicos, que por todas partes iban (…). El rey D. Sebastián de Portugal, que pasó por Badajoz para consultar en Guadalupe con Felipe II su desgraciada empresa contra África, no pudo seguir otro itinerario, ni Hernán Cortés cuando desembarcó de la conquista de Méjico, ni Cervantes al salir de su cautiverio de Argel en brazos de los frailes mercedarios.”
“Esta última circunstancia es decisiva en favor del camino que toca en Madrigalejo. Los esclavos que por encomendarse a la Virgen de Guadalupe se veían arrancados al duro banco, al pesado remo o a la triste oscuridad de la mazmorra (…) peregrinaban a dar gracias a su divina protectora cargados con sus férreas cadenas (…) y para tan penoso viaje (…) elegirían el camino más fácil y llano, que no es otro que el de la Serena, desembarcando ellos, como solían desembarcar en Sevilla o Málaga. Cervantes casi nos lo traza al pie de la letra en sus Trabajos de Persiles y Segismunda”.
“La muerte de D. Fernando el Católico en Madrigalejo, de paso para Guadalupe, sería argumento concluyente en favor de nuestra tesis, si no hubiera otro más decisivo aun, que son los restos de una buena y ancha calzada que se descubre en el llamado Puertollano, primera garganta de las Villuercas por esta parte, que indudablemente llevaría carruajes, literas de enfermos, camillas y las grandes cabalgatas de damas y caballeros hasta las mismas puertas del santuario.”[12]
Estamos
en Año Santo Guadalupense, por ello, no quería dejar de pasar la ocasión para
reivindicar uno de los caminos históricos más transitados por peregrinos que,
desde los primeros tiempos, se postraban a los pies de la Madre de Dios. Este
camino es histórico en toda su extensión, tanto por el decurso de años y siglos
de andadura de viajeros y peregrinos, como por los hechos históricos que en
este camino acaecieron o los personajes históricos que lo pisaron. Pero también
debemos recordar lo que supuso para Madrigalejo el Monasterio de Guadalupe y el
camino real que hasta él conducía: fueron siglos de convivencia a través de su
hacienda agro-ganadera y, además, el camino real también formó parte de nuestro
devenir histórico, con todo lo que conlleva a su alrededor. En definitiva, el
camino que llevaba a Guadalupe forma parte de nuestro patrimonio que no debemos
olvidar.
(Foto: Fr. Joaquín Pacheco, OFM.)
Bibliografía:
https://www.cronistasoficiales.com/?p=97350
-F. PABLO DE ALHOBERA: Libro de la Hacienda del Monasterio de
Guadalupe. Año 1641. Biblioteca del Monasterio de Guadalupe.
-A. ÁLVAREZ ÁLVAREZ. Guadalupe en los clásicos y en viajeros
antiguos. Gráficas ORMAG. Madrid. 2002.
-GARCÍA MERCADAL: Viajes de Extranjeros por España y Portugal.
Viaje del noble bohemio León de Römisthal de Blatna por España y Portugal,
1465-1467. Ediciones Aguilar Madrid 1952.
-L. RODRÍGUEZ AMORES. Crónicas Lugareñas. Madrigalejo.
Tecnigraf S. A. Badajoz. 2008.
-W. RUBIO CALZÓN: “Fechas en que
estuvo en Madrigalejo el Rey don Fernando V, El Católico, y documentos que lo
testifican”. Revista de Estudios
Extremeños. Vol. 38. Nº3. Badajoz, 1982
-A. SÁENZ DE SANTA MARÍA VIERNA. El Testamento Cerrado de Fernando el Católico.
Cometa S.A. Zaragoza. 2018.
-Visita
al lugar de Madrigalejo de la Real Audiencia de Extremadura en 1791.
Fuentes:
-Archivo Parroquial de
Madrigalejo.
[1] F. PABLO
DE ALHOBERA: Libro de la Hacienda del
Monasterio de Guadalupe. Año 1641. Biblioteca del Monasterio de Guadalupe.
Recogido en: L. RODRÍGUEZ AMORES. Crónicas
Lugareñas. Madrigalejo. Tecnigraf S. A. Badajoz. 2008. Págs. 129 y 130.
[2]GARCÍA
MERCADAL: Viajes de Extranjeros por
España y Portugal. Viaje del noble bohemio León de Römisthal de Blatna por
España y Portugal, 1465-1467. Ediciones Aguilar Madrid 1952
[3]Ibídem,
respuesta a la pregunta 9.
[4] Archivo
Parroquial. Libro de testamentos.
[5]Respuesta
a la pregunta 21 del cuestionario de la Visita
al lugar de Madrigalejo de la Real Audiencia de Extremadura en 1791.
[6] F. PABLO
DE ALHOBERA: Libro de la Hacienda del
Monasterio de Guadalupe. Año 1641. Biblioteca del Monasterio de Guadalupe.
[7] GARCÍA
MERCADAL: Viajes de Extranjeros por
España y Portugal. Viaje del noble bohemio León de Römisthal de Blatna…Op.
cit.
[8] W. RUBIO
CALZÓN: “Fechas en que estuvo en Madrigalejo el Rey don Fernando V, El
Católico, y documentos que lo testifican”. Revista
de Estudios Extremeños. Vol. 38. Nº3. Badajoz, 1982. Págs. 551 y 554.
[9] A. SÁENZ
DE SANTA MARÍA VIERNA. El Testamento
Cerrado de Fernando el Católico. Cometa S.A. Zaragoza. 2018. Pág. 218.
[10] L.
RODRÍGUEZ AMORES. Crónicas Lugareñas.
Madrigalejo. Tecnigraf S. A. Badajoz. 2008. Págs. 259-265.
[11] Ibídem.
Págs. 265y 266.
[12] A.
ÁLVAREZ ÁLVAREZ. Guadalupe en los
clásicos y en viajeros antiguos. Gráficas ORMAG. Madrid. 2002. Págs. 45 y
46.
Articulo como siempre muy interesante y ameno, gracias por acercarnos,a nuestra historia
ResponderEliminarMa alegro de que te haya gustado. Gracias, Satur
ResponderEliminarCuanto aprendemos de nuestra historia gracias a ti Guadalupe.
ResponderEliminarMuy interesante
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