Terminamos el recorrido
de la visita en la calle de la Tabla,
que toma el nombre porque desembocaba en una de las tablas más profundas que
tenía el río Ruecas a su paso por Madrigalejo: la tabla Caballona. Y como Tabla Caballona se conocía desde antiguo
a esta vía, donde habitaban 15 familias en 1829 y 35, a mediados del siglo XIX.
El
22 de febrero de 1930, la Corporación municipal decidió por unanimidad poner el
nombre de “Custodio Romero” a la calle de la Tabla, en agradecimiento a la
persona que, desde Madrid, había intervenido directamente en la gestión de las
obras de las vías públicas que se estaban proyectando por entonces en
Madrigalejo. Eran las obras del ferrocarril, caminos vecinales y la carretera,
en las que estaba incluido el puente sobre el Ruecas. Durante escaso tiempo
llevó este nombre la calle, pues al llegar la II República, recuperó el secular
de la Tabla.
Cuando
se construyó el puente, allá por 1930, la calle de la Tabla se convirtió en la
vía principal de entrada a la localidad, desbancando a la calle del Río. Pero
al principio, la calle no contaba con la anchura suficiente para el tránsito
que comenzaba a tener, por lo que fue necesario realizar algunas
modificaciones. Una de ellas fue construir una rampa de acceso desde la calle
hasta el puente, obra que fue aprobada por el Ministerio de Obras Públicas en
1933. Otras reformas fueron ensanchar la calle en su parte final y proceder a
su alineación hasta la plaza, obras que se proyectaron en 1933 y que, para
materializarse, fue necesario expropiar cinco fincas urbanas.
Mucho se podría contar de historias y anécdotas
ocurridas en esta calle, que nos harían alargarnos demasiado. Pero no podemos
dejar de contar la siguiente:
En la calle de
la Tabla se hallaba el comercio del Sr. Enrique. Era una tienda de aquellas en
las que uno podría encontrar todo género de existencias. Cierta noche, cuando todo
el mundo estaba dormido, visitaron la tienda los amigos de lo ajeno. Y sin
saber cómo, porque nadie vio ni oyó nada, al día siguiente, se encontraron el
comercio totalmente vacío.
Pero
volvamos nuestra mirada a la tabla Caballona. Ocupaba el lugar donde hoy se
alza el puente y, tras cuya construcción, pasó de tabla profunda a humilde
chorrera y, posteriormente, a lo que hoy podemos contemplar, un cauce repleto
de maleza. Sin embargo, la Caballona fue en su tiempo una tabla de gran
riqueza. La pesca en ella estaba vedada todo el año, porque era reserva
piscícola del Ruecas. Solo un día se les permitía a los pescadores
profesionales pescar en ella, la víspera de la Feria.
Y
en las profundidades de la tabla Caballona, nos decían de niños, habitaba un
personaje singular, un pez mulo, dispuesto a comerse a los que se aproximaran a
ella. Por transferencia, y con la misma finalidad, todos los pozos del pueblo
tuvieron su propio pez mulo, pero nunca pudimos verlo ni saber con certeza qué
figura tenía. Esto…hasta que Jonatan Carranza nos ha mostrado su interpretación
personal del mulo que, sin duda, nos ayudará a mantenerlo en la memoria.
Pez Mulo.
Obra de Jonatan Carranza.
No
queremos dejar de hablar del Lagar de
San Jerónimo, o Bodega del Sr. Curro Broncano o del Sr. Sebastián
Rubio, pues así era conocido un edificio de gran antigüedad que desapareció con
las recientes obras del encauzamiento del río. Estaba situado en la misma curva
de la carretera. Aquella construcción era la bodega que tenía el Monasterio de
Guadalupe en Madrigalejo, una magnífica nave con capacidad para más de 50
conos, algunos de los cuales hacían 500 arrobas. En su fachada tenía una
hornacina que cobijaba a la imagen de San Jerónimo, por lo que más que una
bodega, en el exterior daba la sensación de ser una ermita.
Y
nos despedimos con una estampa de las que era frecuente encontrar, en unos
tiempos no muy lejanos por la ribera del río, y que ha servido de inspiración a
Pedro Almodóvar para rodar una secuencia de su última película, Dolor y Gloria.
Última
escena: Las Lavanderas (Alba Blázquez, Paqui Serrano, Belén Manzanedo) con las
incursiones de un ranero (Juan Antonio Carrero), un vinatero (José Luis Sojo) y
una madre con sus hijos (Sherezade Sojo con los niños Pablo y Daniela).
-Ranero.- ¡Buenos días, lavanderas!
-Lavanderas 1, 2 y 3.- ¡Buenos días, tío
Ranero!
-Ranero.- ¡Buenos cestos de ropa tenéis
hoy pa lavar!.
-Lavandera 1.- La de toa la semana, que
no es moco de pavo.
-Lavandera 2.- ¿Qué? ¿Ya va usted a la tarea?
¿No le quedarán unas dos docenas de ranas pa venderme?
-Ranero.- Recién limpias están y
enristrás en las juncias. Anoche estuve
con el carburo cazándolas y no se dio mal la cosa. Ya está mi María prepará con
el baño pa salir a venderlas.
-Lavandera 2.- A ver si tengo suerte y le
quean algunas pa cuando me recoja.
-Lavandera 3.- ¿Pos no has puesto el
esquero en la chorrera?
-Lavandera 2.- Y bien untao con migas de
pan, pa que entren muchos peces… pero somos tantas bocas a comer…
-Ranero.- ¡Bueno, con Dios! Me voy a la
faena. Ahí os dejo con el tío Perico (sale de la escena)
-Lavandera 1, 2 y 3.- ¡Con Dios!
-Lavandera 1.- ¡Buenos días tío Perico!
¿Ya va usted pa la bodega?
-Tío Perico.- ¡Buenos día nos dé Dios!
Allá voy, a mecer los conos, y pa lo que se tercie… (Sale de la escena)
-Lavandera 3.- Ca uno a su tarea y
nosotras, a la nuestra…
-Lavandera 1.- Venga lavar, lavar y
refregar… Mojamos la prenda, la ponemos en el batiero, la frotamos con el jabón
y a restregarla bien…
-Lavandera 2.- ¡Cuidao con tanto
restregar, a ver si te la vas a cargar…!
-Lavandera 1.- Si es delicá…, se hace
con mimo, pero, pa quitar los palominos destos calzones, no hay más narices que
refregar. ¡Menos mal que ogaño el jabón m´ha salío con mucha fuerza y da gusto
enjabonar!
¿Cómo pue ser que,
con el aceite tan sucio que usé pa hacer el jabón, quede la ropa tan limpia?
-Lavandera 3.- Es la sosa, que se lo
come to. Y bien enjaboná, ponemos la ropa al verde, pa que se soleé, y como si
fuera un milagro lo limpia que quea.
-Lavandera 2.- Yo ya m´he acurao ese
sitio (señalando a un punto determinado) pa verdear mi ropa, porque esta semana
la traigo minina… ¡Cómo pueen emporcarse tanto esas criaturas!
-Lavandera 1.- ¡Cómo no se van a barrear
esos pequeños diablillos…, como el que viene por ahí! (Y dirigiéndose a la
madre y al hijo que entran en escena) ¿Dónde van por aquí la madre y el hijo?
-Madre.- Allí un poco más abajo, a ver
si estos niños se dan un buen remojón; que se refresquen, porque mirad que hace calor…
-Lavandera 2.- Pablo, Daniela, ni os asoméis
a la tabla caballona, no vaya a ser que salga el pez mulo…
-Daniela.- ¿Qué es el pez mulo?
-Lavandera 2.- (Con entonación para
darle miedo) En lo más hondo de la tabla caballona, habita el pez mulo… Y a los
niños que no se portan bien… Se los traga… como si fueran pececinos.
-Pablo.- ¡Ah! A mí no me hace na…,
porque yo soy mu bueno y me lo como to.
-Madre.- Bueno, bueno, que haces más
d´una trastás…
-Pablo.- Pero siempre es sin querer…
porque no me doy cuenta
-Lavandera 1.- ¡Anda que le vas a
callar…! que disfrutéis del baño.
-Madre y niños.- ¡Adiós!
-Lavanderas 1, 2 y 3.- ¡Con Dios!
-Lavandera 3.- Vamos a seguir con la
faena… que la ropa ya tiene que estar bien soleá.
-Lavandera 1.- Sí, y una vez bien aclará,
lo limpita que va a quear.
-Lavandera 2.- Y en esa junquera o en
los jaramagos aquellos, la tendemos.
-Lavandera 3.- Con este calor, cuando
nos vayamos, la ropa, casi seca nos la llevamos.
-Lavandera 1.- ¡Qué gusto da venir a
lavar al río en verano! Meter las manos en el agua y salpicarnos con ella pa
refrescarnos.
-Lavandera 2.- Y qué pereza en el
invierno, con tanto frío. Se quean las manos congelás.
-Lavandera 3.- Un día de ogaño, rompí el carámbano al poner
el batiero. ¡Cómo estaría de fría la condená!
-Lavandera 1.- (Levantándose) ¿Qué? ¿Os
quea mucho?
-Lavandera 2.- Este es el último pingo,
y termino.
-Lavandera 3.- (Levantándose) Sí, ya es
hora de irse pa casa, pero antes vamos a la chorrera a recoger los esqueros.
-Lavandera
2.- (Levantándose) A ver si me pueo apañar pa cena con los peces que
hayan caío y las ranas del tío Ranero.
-Lavandera 1.- ¡Vamos a por ellos! (y
salen las tres de la escena)
Y
nos despedimos cantando la Jota de las
lavanderas:
Ya vienen las lavanderas
con el batidero en mano,
para lavar en el río
la ropa con desparpajo.
(Bis)
Refriega, refriega
la ropa en el Ruecas,
que si no refriegas
la mancha se queda.
La mancha se queda
si no la refriegas
y bien limpia queda
si bien la refriegas.
Lavamos los calzoncillos
y las prendas más
preciadas,
las sayas y pantalones
de todos los de la casa
(Bis).
Refriega, refriega
la ropa en el Ruecas,
que si no refriegas
la mancha se queda.
La mancha se queda
si no la refriegas
y bien limpia queda
si bien la refriegas.
Ya se van las lavanderas
y se despiden de ustedes,
si la función ha gustado,
vuelvan al año que viene
(Bis).
Refriega, refriega
la ropa en el Ruecas,
que si no refriegas
la mancha se queda.
La mancha se queda
si no la refriegas
y bien limpia queda
si bien la refriegas.
Con esta entrega
terminamos de exponer lo que fue la segunda edición de “Vamos a Callejear”,
pero los organizadores -Asociación Cultural Fernando el Católico y Oficina de
Turismo-, no quieren despedirse sin antes destacar que el éxito de esta visita
ha sido posible:
En primer lugar, por
la cantidad de vecinos que han participado en esta actividad. Sin ellos no se
hubiera podido llevar a cabo. Porque esta forma de participar es de las que
hacen pueblo, ya que había voluntarios de todas las edades y de distintas
asociaciones trabajando en común y con ilusión. Porque ha habido personas y
colectivos que han puesto medios, conocimiento y arte. Y. por supuesto, un
público entregado, disfrutando de todo lo que fuimos contando, ayudando a
salvar situaciones difíciles, con la naturalidad de ponerse en el pellejo de
quién estaba actuando, y mostrando su paciencia si, desde su posición, no
pudieran ver las escenas.
Por todo ello, queremos
mostrar nuestra agradecimiento:
A Alba Blázquez, que
ha dirigido y organizado las escenificaciones.
A los actores: Dolores
Escobar, Alfonso Cuadrado, Francisco Carranza, Magdalena Rodríguez, Rosi Arias,
Guillermo Ramos, M. José Calderón, Juan Antonio Carrero, Alba Blázquez, Belén
Manzanedo, Paqui Serrano, José Luis Sojo, Sherezade Sojo y los niños Daniela y
Pablo. Todos ellos dieron vida a personajes de otros tiempos, desde romanos a
vecinos del siglo pasado.
A las narradoras:
Candi Ciudad, Satur Ciudad, Toni Loro y Guadalupe Rodríguez.
A Jonatan Carranza que
ha hecho posible que visualicemos el Pez Mulo a través de su obra.
A Marisi Moreno, que
hizo de apuntadora.
A la Asociación de
Amas de Casa, que nos sorprendieron con unas gustosas galletas de coco y sus
voces para la Jota de las Lavanderas.
A quienes nos abrieron
sus casas para enchufar corriente eléctrica o se ofrecieron a ello: Peña
Senderista, Eufemia Velarde, Juan Carlos Sánchez, Gloria Ramos, Cati Cerrato,
José Moreno, D. Elías y Antonio Durán.
A quienes nos han
aportado su experiencia y sus recuerdos: Ramona Velarde, Juan Moreno, Santi
Sánchez García, Antoñita Mateos y Paca Mateos.
Al Ayuntamiento, que
ha puesto los medios que necesitábamos y han contribuido a la financiación de
los medios audiovisuales, junto con la Asociación Cultural Fernando el Católico
A la Policía
Local y a Protección Civil, que despejaron el tráfico en las calles que íbamos
a ocupar.
A todas las personas
que, a lo largo de los años nos han referido sus recuerdos a través de la
"Memoria Vivida" de la Asociación Cultural Fernando el Católico.
A todas las personas
que nos acompañaron en la visita guiada de "Vamos a Callejear", pues
son la razón de ser de la actividad.
Y si alguien no
aparece en los agradecimientos y debiera de estar, pedimos disculpas, la
omisión no ha sido voluntaria.
Los datos han sido
recopilados del libro de L. Rodríguez Amores "Crónicas Lugareñas.
Madrigalejo", del Archivo Municipal y del recuerdo de nuestros paisanos.
La redacción de los textos son obra de Antonia Loro y Guadalupe Rodríguez.
Ha sido un placer poder llegar con nuestro mensaje a
todos vosotros. Esa era nuestra intención.