jueves, 14 de abril de 2022

VISITA POR NUESTROS PASOS PROCESIONALES

 

Con motivo de Semana Santa, la Oficina de Turismo de Madrigalejo y la Asociación Cultural Fernando el Católico han organizado una visita guiada por los pasos que procesionan en las noches de Jueves Santo y Viernes Santo en Madrigalejo. La visita ha tenido lugar el 14 de abril de 2022, Jueves Santo. El guion seguido para la visita ha sido el siguiente: 

La Semana Santa, junto con la Navidad, es uno de los tiempos fuertes de la Iglesia Católica. Por ello, existe una gran riqueza litúrgica en esta semana grande, que prepara a los fieles para vivir la gran explosión de júbilo que, para los cristianos, debe ser la celebración de la Resurrección de Cristo, el Domingo de Pascua, el día más grande del año en el calendario cristiano.

Pero aparte de la liturgia, la fe popular también se manifiesta de una manera muy especial en estos días, sacando a las calles las imágenes de pasión, en procesiones, y de júbilo, con palmas y olivos en el Domingo de Ramos, y con el Encuentro en Pascua, lo que nosotros llamamos “la Carrerita”.

Las procesiones de Semana Santa proliferan en el siglo XVI tras el Concilio de Trento (1545-1563), en la Contrarreforma, como una manifestación de culto público del catolicismo frente a la Reforma Luterana. Pero su gran auge fue en el Barroco (Siglos XVII y XVIII). Desde entonces, las procesiones de Semana Santa forman parte de nuestro patrimonio cultural, tanto material -por la rica imaginería a la que ha dado lugar- como inmaterial -por la manifestación de la fe popular y sus tradiciones-.

Y Madrigalejo, como pueblo de tradición católica, también cuenta con su patrimonio vinculado a la Semana Santa. Para conocer mejor y para promocionar este patrimonio común, hemos organizado esta visita en el templo parroquial, donde ya se encuentran preparados los pasos que van a procesionar en unas horas. Nos vamos a detener en cada una de las imágenes y haremos un breve comentario sobre ellas.

Antes de comenzar, vamos a distinguir dos tipos de imágenes entre ellas. Por una parte, están las esculturas devocionales, que son las que han recibido y reciben culto general en la parroquia o en las ermitas. Estamos hablando del Cristo de la Victoria y de la Virgen de las Angustias. Y, por otra parte, están las imágenes de pasión, que son las que fueron adquiridas exprofeso para procesionar en Jueves Santo y Viernes Santo. Sería el caso del Nazareno, del Santo Entierro y de la Virgen de los Dolores.

El recorrido que vamos a hacer en esta visita por las imágenes no va a ser siguiendo un orden cronológico de la datación de las esculturas, sino que lo vamos a hacer tal y como salen en las procesiones. Por eso, comenzamos con la Virgen de las Angustias.

NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS


Ya hemos adelantado que la imagen de la Virgen de las Angustias es de tipo devocional y, como imagen muy venerada, tenía su propia hermandad. Conocemos algunos datos de su devoción gracias a que se conserva uno de los libros de su hermandad, el que va desde 1761 hasta 1826. Por él sabemos que estaba recogida en una de las ermitas que tuvo Madrigalejo, aunque no sabemos exactamente en cual, y que fue trasladada y colocada en 1792 en la actual ermita de Nuestra Señora de las Angustias, de la que esta imagen es titular, donde se la venera desde entonces.

También sabemos por el libro de su hermandad que se celebraba el día de su festividad cada 16 de septiembre y que, en tiempos de sequía, era sacada en procesión para hacer “rogativas”. Concretamente, salió de su ermita para pedir agua en 1762, 1772, 1775 y 1780.

 

Es una de las mejores tallas que, desde el punto de vista artístico, cuenta la parroquia. Es de madera policromada y de pequeño tamaño. Aunque no conocemos ni su datación exacta ni su autor, sí podemos afirmar que es una imagen barroca y, por supuesto, anterior a 1761. Probablemente sea del siglo XVII. Iconográficamente responde a la profecía de Simeón, cuando en el pasaje evangélico de la Presentación de Jesús en el templo, le anunció que una espada le atravesaría el alma. Por eso, se la representa con un puñal clavado en el pecho y en actitud de oración.



No conocemos desde cuándo procesiona en Semana Santa esta imagen, pero sí que es la preferida de los niños, que son quienes la portan en las últimas décadas, por su pequeño tamaño. Y para integrarla en el ambiente de penitencia, se la viste con manto negro, a pesar de no ser una imagen para ser vestida.

 

JESÚS NAZARENO

La segunda imagen en salir es Jesús Nazareno con la Cruz a cuestas. Es una imagen procesional de pasión, que representa a Cristo, camino del Calvario, hacia su muerte en cruz. Y como va en camino, es una imagen que sugiere movimiento y muy sugestiva para que los fieles la acompañen en su Vía Crucis, y en el vía crucis particular de cada uno de ellos.

 

Es una talla en madera policromada, de vestir, con cabello natural, muy del gusto del último barroco. Su rostro es sufriente.



La iconografía está cargada de simbolismo.

Desde la cruz que lleva a cuestas, con la que será crucificado; el peso de una cruz que es símbolo de la redención a la humanidad, llevando sobre sus hombros el peso de los pecados de los hombres para su salvación.

La corona de espinas es signo de sufrimiento y de tribulación.

El color morado de su túnica también representa el sufrimiento y la penitencia.

Y el cordón dorado que ajusta su túnica simboliza la predicción del profeta “no abrió la boca, como cordero fue llevado al matadero” (Isaías 53, 7).

 

Cuando, en torno al cambio de siglo, se produjo la revitalización de nuestra Semana Santa, surgió la cofradía de Jesús Nazareno, cuyos cofrades portan el paso vestidos de túnica morada, como el Nazareno, y capucha negra.

 

CRISTO DE LA VICTORIA

Es la imagen más antigua de la parroquia junto a otro Cristo crucificado de menor tamaño. Es de estética gótica más bien tardía, datado en el siglo XVI.



Siguiendo con la distinción que estamos haciendo, el Cristo de la Victoria es una imagen devocional, que responde a un Cristo crucificado de ojos abiertos. Y, como representa la crucifixión, debió ser el paso que saldría en la primera procesión de Semana Santa en Madrigalejo.

 

Como imagen devocional, ha sido venerado desde antaño. Sabemos que, en 1575, el concejo de Acedera vino a Madrigalejo en procesión para pedir a Nuestro Señor que enviase agua en tiempos de sequía. Y en muchas ocasiones ha salido procesionando en las rogativas pidiendo lluvia para los campos. Como imagen de gran devoción, tenía su propia hermandad, la “Hermandad de la Santa Cruz”, por lo que también aparece reflejado en algunos documentos como el “Santísimo Cristo de los hermanos”.

 

Es una escultura en madera policromada, que representa a Cristo crucificado, clavado con tres clavos, con los ojos levemente abiertos y de una gran sobriedad. Su tamaño es algo inferior al natural. Se busca cierto naturalismo en la talla a través de una esquematización de la musculatura en su cuerpo desnudo, apenas tapado con el paño de pureza. Es un Cristo más abatido que sufriente, y el sufrimiento se intenta manifestar a través de la sangre que brota de las heridas provocadas por la corona de espinas, por los clavos, por las caídas y por la lanza que traspasó su costado.



La antigua hermandad de la Santa Cruz estaría en activo hasta fines del siglo XIX, y no sabemos cuándo se extinguió. Pero, recientemente, concretamente en el año 2.000, se creó la Cofradía del Cristo de la Victoria, que se encarga de su preparación procesional. Los cofrades portan la imagen vestidos con túnica morada y capucha blanca.

 

SANTO ENTIERRO

A mediados del siglo XX, a la Semana Santa de Madrigalejo le faltaba el paso del Santo Entierro. Por ello, la parroquia organizó una colecta de suscripción popular con la que recaudar los fondos necesarios para adquirir la talla. Como la aportación de los fieles no fue suficiente para sufragarlo, el Ayuntamiento abonó la diferencia. Y el Santo Entierro procesionó por primera vez en la Semana Santa de 1949.



El Cristo yacente, colocado en una urna de cristal, comenzó a procesionar desde entonces, cada Viernes Santo, detrás del Cristo de la Victoria y antes de la Virgen de los Dolores.



Así como ha sido la última imagen de Pasión en llegar, también ha sido el último paso en tener cofradía que se ocupara de él. La cofradía del Santo Entierro se constituyó en 2018. Y estos cofrades acompañan a Cristo yacente vestidos totalmente de negro.

 

VIRGEN DE LOS DOLORES

Cierra la procesión la Virgen de los Dolores.

Es una imagen procesional y de vestir. La túnica y el manto no dejan ver nada más que el rostro y las manos, realizadas en madera policromada. Responde a la iconografía barroca de las advocaciones de la Virgen propias de la Pasión (de la Soledad, de la Amargura, de las Angustias, de la Piedad, etc.).




También la iconografía de la Virgen de los Dolores está cargada de simbolismo. Su rostro expresa los rasgos del dolor y del sufrimiento, con la mirada dirigida hacia lo Alto. También sus brazos, que son articulados, nos hablan con el gesto: unos brazos extendidos hacia abajo con las manos abiertas que expresan que todo está en manos de Dios.

Con la talla, la imagen de la Virgen de los Dolores lleva una serie de aditamentos que complementan su iconografía:

El color negro de la túnica y del manto son signo de luto y del dolor por la pérdida del Hijo.

El corazón traspasado por siete puñales que lleva prendido en el pecho son los siete dolores de María que aparecen en los evangelios:

1-La circuncisión de Jesús, pues fue la primera vez que la Virgen vio la sangre de su Hijo.

2-La huida a Egipto, con la angustia que supuso la amenaza de ser perseguidos por Herodes.

3-El Niño perdido y hallado en el templo.

4-En el camino de la Amargura, cuando se topó con su Hijo flagelado y con la cruz a cuestas.

5-A los pies de la cruz, acompañando a su Hijo crucificado y viéndolo morir.

6-Estrechando en sus brazos el cuerpo sin vida de su Hijo.

7-Viendo colocar el cadáver de su Hijo en el sepulcro y correr su losa.

Aunque, en realidad, el siete es un número simbólico en la Biblia, por lo que expresa que, a pesar de ser la “bendita de Dios”, el sufrimiento y el dolor también estuvieron presentes en su vida.

La corona que porta la imagen es la expresión de la participación de la Virgen María en la realeza del Hijo de Dios, hecho hombre, que nació de su seno.

 

Cada uno de los complementos que lleva la talla han ido cambiando a lo largo del tiempo y de los gustos de la época. Así, si miramos alguna fotografía de hace más de 50 años, pensaríamos que no estamos ante la misma imagen. La túnica y el manto eran muy austeros, de color negro con los ribetes dorados. La corona, una diadema nimbada con 10 estrellas, era sumamente sencilla. Y en el corazón, sobre el fondo negro de la túnica, destacaban mucho más los siete puñales clavados en él. Si antaño podíamos ver una imagen más propia de la sobriedad castellana, en la actualidad nos recuerda a los pasos que procesionan en Andalucía.



Desde 2001, la Virgen de Nuestra Señora de los Dolores cuenta con su cofradía, la más numerosa de nuestra Semana Santa y solo formada por mujeres. Las cofrades portan el paso con la cabeza descubierta y con túnica negra y esclavina blanca en su interior, así como el cordón.

 

Y con la Virgen de los Dolores CONCLUIMOS esta visita por los pasos procesionales de la Semana Santa madrigalejeña. Pero antes de terminar, es necesario agradecer la labor de las cofradías.

Primeramente, porque fomentan la devoción de los fieles y de sus cofrades.

Además, porque contribuyen al ornato y decoración de los pasos, dotándolos de todos los elementos necesarios para procesionar.

Porque ayudan a mantener nuestras tradiciones.

Porque cuidan las imágenes, favoreciendo su conservación. En este sentido, las cofradías del Cristo de la Victoria y de Nuestra Señora de los Dolores se encargaron de restaurar sus tallas, algo que fue esencial, especialmente, en el caso del Cristo porque un ataque de xilófagos estuvo a punto de hacer desaparecer una imagen de tantos siglos de antigüedad.

 

Por todo ello, debemos apoyar y animar a las cofradías y hermandades, porque mantienen viva nuestra fe y también nuestro patrimonio, tanto material como inmaterial, y contribuyen a fomentar los recursos y el bien común de nuestra localidad.


Guadalupe Rodríguez Cerezo