El 12 y 13 de noviembre de 2021, se celebraron en
Siruela los XIII Encuentros de Estudios Comarcales Vegas Altas, La Serena y
La Siberia. En estas jornadas, presenté una comunicación titulada Arte
Urbano en el mundo rural. Murales en Madrigalejo, y este trabajo está
publicado en las actas de aquellos Encuentros, en las páginas 375-398
(BA-000052-2023). A continuación, podéis leer un extracto de la comunicación:
INTRODUCCIÓN.
“Arte Urbano” es aquel que se desarrolla en las calles, heredero de los
grafitis reivindicativos y provocadores surgidos en grandes ciudades a finales
del siglo XX y que engloba “otras formas de expresión artística callejera”[1], entre las
que se encuentra el muralismo.
La pintura mural es tan antigua como el mismo Arte. Pero, recientemente, el
Muralismo ha cobrado gran notoriedad y ha salido a las calles a transformar
grandes paramentos abandonados en enormes obras de arte, en las que el artista,
con diseños muy trabajados, da rienda suelta a su creatividad, a veces con una
fuerte intencionalidad social y didáctica, o simplemente por puro interés
estético[2]. Aunque en
sus orígenes el Arte Callejero se caracterizaba por su clandestinidad, el
Muralismo de hoy se aparta del anonimato y los artistas firman sus obras y
reciben encargos de las instituciones públicas.
Si este tipo de arte surgió en los
barrios periféricos de las grandes ciudades, hoy podemos encontrarlo en
cualquier lugar y podemos afirmar también que su presencia ha proliferado y se
ha convertido en moda en el mundo rural. Un ejemplo es el pueblo cacereño de
Romangordo, referente turístico en la simbiosis del arte urbano con el mundo
rural, que, por iniciativa de su Ayuntamiento y concretamente de quien era su
alcaldesa Charo Cordero -ya fallecida-, se ha convertido en un museo al aire
libre, con más de 100 murales, puertas y frases que cuentan su historia más
reciente. Y entre los autores de este conjunto pictórico está el madrigalejeño
Jonatan Carranza Sojo.[3]
La misma Charo Cordero, siendo Presidenta de la Diputación de Cáceres,
también apostó por el Muralismo a través del proyecto “Muro Crítico”, que trata
de “impulsar el diálogo entre el arte, la sensibilización y el entorno rural”[4], pues cada
mural que se crea es “una obra de arte singular y única, inspirada en la
identidad rural y en el deseo de una sociedad mejor”[5].
En “Muro Crítico” han participado los madrigalejeños Sojo y Caín Ferreras, además de Isabel Flores, que nos visita con frecuencia. Un grupo de artistas que, junto a Checa Noguera, han dejado obras murales en Madrigalejo, las que se van a ver en este trabajo.
UNA INICIATIVA DE
MICRO-MECENAZGO Y LA ARRACADA
En verano de 2017, Sojo tuvo la iniciativa de adquirir una réplica de la
“Arracada de Madrigalejo” para su museo municipal a través de micro-mecenazgo.
La Arracada es un pendiente de oro, de origen celta, custodiada en el Museo
Arqueológico Nacional de Madrid, que la memoria colectiva iba olvidando. Se
sumaron a la propuesta el Ayuntamiento, a través de la Oficina de Turismo, y la
Asociación Cultural “Fernando el Católico”.
Con 2 € por nombre y 1400 donantes, Sojo realizó un mural en la pared de un
solar de la calle Luisa Fortuna. Así, jugando con nombres de distintos
colores –gris, rojo, azul y verde- sobre fondo blanco, se plasmó la frase
“Somos Madrigalejo”. Logró recaudarse dinero suficiente para la réplica de la
“Arracada” y, además, sobró para realizar otro mural.
Y fue la “Arracada” lo que Sojo pintó en el mural, en una calleja sin salida de la Calle San Juan. La pintura ocupa la parte superior de un esquinazo de bloques de hormigón y ladrillos sin lucir, que ha conseguido cambiar su impronta, para fijar la mirada en el mural y obviando el material de la construcción.
La imagen representa la parte esencial de la arracada, con tonos dorados,
desde los más oscuros a los más claros, reproduciendo la incidencia de la luz
en el repujado de la joya. A tamaño gigante, se observa la labor de orfebrería
de esta importante pieza celta de nuestro patrimonio, que fue labrado hace más
de 20 siglos.
ÉXODO
En 2018, dentro del programa “Muro Crítico” de la Diputación de Cáceres,
Sojo realizó el mural titulado “Éxodo”. Lo podemos ver en la fachada lateral de
una vivienda situada en la carretera con dirección a Zorita. “Éxodo” es una
llamada de atención a la despoblación que sufre el mundo rural en las últimas
décadas por falta de oportunidades laborales, fundamentalmente entre los
jóvenes, y que les produce un gran desarraigo.
Ese desarraigo se manifiesta con la frustración de una joven que se lleva
las manos al rostro, mientras aparecen multiplicadas, sobre un fondo negro, dos
fotografías que representarían a su familia. El dolor del desarraigo se hace
patente en el contraste entre el pasado, en blanco y negro de sus antepasados,
al que tiene que dar la espalda, y su juventud, con todo el futuro por delante,
donde domina la brillante tonalidad mostaza de su jersey.
Las imágenes de los antepasados son fotografías antiguas de vecinos de
Madrigalejo; como la joven Andrea o Enedina García Calderón con sus
hijos –Carmen, Benito, Vicente y Alfonso-. Curiosamente, sin ser
premeditado, Enedina y Benito son abuela y padre de la propietaria de la vivienda
donde está la pintura.
LA CREATIVIDAD
En el verano de 2018, Isabel Flores, Caín Ferreras, Checa Noguera y Sojo,
cuando disfrutaban de sus vacaciones estivales, se pusieron a pintar una obra
en común. Lo titularon “La Creatividad”.
Lo que el artista plasma en sus obras, ya sean de Literatura, Música o Artes Plásticas, surge de la creatividad. La simbiosis de los cuatro artistas deja patente el ingenio, la estética y el mensaje en sus distintos planos. El arte figurativo se combina con decoración geométrica y caligráfica. Los artistas dejaron aquí su impronta personal, como los motivos ornamentales de Isabel Flores, los dibujos caligráficos de Checa, el peculiar tratamiento de la piel humana de Caín Ferreras o el juego de luces y sombras de Sojo.
LA DECISIÓN
La “Decisión” es una obra de Sojo, de enero del 19. Reproduce el hecho
histórico de la firma del testamento de Fernando el Católico, que tuvo lugar en
Madrigalejo el 22 de enero de 1516. Representa el momento en el que el monarca,
despojado de todo atributo de su alta dignidad, y con la pluma en la mano, se
dispone a firmar sus últimas voluntades.
Fue encargo del Ayuntamiento, dentro de las actividades de la “Semana Fernandina”.
Se encuentra en la Plaza de España, en el espacio que dejó el retranqueo de un
edificio colindante al Ayuntamiento. El espacio alargado en vertical condiciona
la figura del rey, representado en tres cuartos.
Dominan los tonos marrones y ocres. El camisón ocupa gran parte de la
pintura, con juegos de luces y sombras por las arrugas que forma el tejido,
especialmente en el puño de la manga abullonada. La mano y la pluma se encuentran en el
centro de la obra, para dar relevancia al acto de la firma del testamento.
Sojo escogió como modelo a Vicente Rodríguez, actor del corto titulado “Laudes, el testamento de Madrigalejo”. Con esta obra, se ponen de manifiesto las aptitudes del pintor como retratista.
MURAL DE LA PLAZA DE LA ERMITA
También a instancias del Ayuntamiento, Sojo realizó, en mayo de 2019, este
mural situado en la plaza de la Ermita, para recordar la vida cotidiana del pasado
más reciente, donde estuvo enclavada una fuente pública. Por ello, la pintura
ofrece una instantánea del “acarreo del agua”, una actividad esencial antes de
que llegara a los hogares el agua corriente. Es un grupo de cuatro
mujeres llevando los cántaros de agua al cuadril y a la cabeza; escena que se
desarrolla en una calle pintada con la técnica del trampantojo.
Se representa la Calle Luisa Fortuna, aunque invertida; es decir, el
artista coloca los edificios de la izquierda en la parte derecha y viceversa.
Tanto la calle como las escenas se basan en dos fotografías de 1954, de los
hermanos Bustamante Hurtado.
Para acentuar la ilusión óptica del trampantojo, la misma fachada donde se sitúa el mural forma parte de la calle ficticia, convirtiéndola en las dos esquinas por donde se accedería a ella.
ME QUIERO LIBRE, TE QUIERO LIBRE. ZORAIDA.
“Me quiero libre, te quiero libre. Zoraida” es un mural realizado por Sojo
en junio de 2019, por encargo del Ayuntamiento, para sensibilizar a la
población dentro del “Pacto de Estado contra la Violencia de Género”. Representa
el torso partido de una mujer –una mujer quebrantada-, con las muñecas atadas, intentando
cortar el cordón que le impide su libertad de movimientos, que se contrapone a
la armonía de una decoración vintage
de flores, de una vida normal en apariencia.
Sojo ha realizado varias versiones de este tema, utilizando dos modelos: Zoraida y Alba. Así puede verse “Me quiero libre, te quiero libre. Alba” en Garvín de la Jara y en Abertura, mientras que, en Don Benito, hay otro mural con Zoraida como modelo.
CALLE DEL RÍO.
Unos jóvenes grafiteros, nacidos en torno a 1980, plasmaron sus grafitis en el muro de un solar de la Calle del Río, que las inclemencias del tiempo fueron deteriorando. Aquellos jóvenes son hoy los artistas de los murales que estamos tratando y han querido recuperar este espacio con nuevas obras. Primero, Sojo pintó el busto de un adolescente, en el que predomina el dibujo y distintas tonalidades de verde, en contraste de luces y sombras.
En agosto de 2019, Isabel Flores, Checa, Giova, JP y Caín Ferreras, junto con Sojo, continuaron pintando el muro con una obra de conjunto, en la que evocan sus vacaciones estivales de adolescencia, aquellas “tardes de verano” en las que pululaban las libélulas sobre los puros de aneas y los arrozales, cuando combatían el calor bañándose en el “Pico-Pato”. La obra expresa estas sensaciones y también estos versos:
Fue de una calma celeste
que se mezclaba con los aromas
de una tarde de verano.
Las risas frugaban entre las
historias de señoritos y pololas,
mientras el día jugaba
a sentirse verde como
una aguada en la ribera
del Pico Pato.
Vemos cenefas caligráficas y ornamentos geométricos entre libélulas y puros de aneas, con toques étnicos aportados por los chilenos JP y Giova. Expresan su técnica artística con brochas y aerosol, desde unos ojos, la piel arrugada por la experiencia de los años vividos y heridas restañadas con tiritas. La creatividad no tiene aquí más condicionamiento que el espacio bidimensional que acota el muro. Y con sus firmas, invitan a seguirles en la calle más transitada del mundo, el escaparate que ofrecen las redes sociales.
Más adelante, en octubre del 19, Sojo pintó el retrato de Cheka Noguera. Su rostro surge a través del color, de la luz y de la
sombra, en tonos azules, violetas y naranjas, como si de un personaje de comic
se tratara. Los tonos cálidos dominan las luces, mientras la gama fría es de
las sombras. Da la impresión de una tecnología humanizada, con rasgos
compuestos por medios tecnológicos.
Los colores del retrato de Cheka se prolongan en el fondo y al final del muro con decoración geométrica, de líneas rectas paralelas y contornos curvos, conjugando las gradaciones de color para crear una ilusión óptica de profundidad y de alturas diferentes, con gamas de violetas, azules y grises. Esta composición geométrica lleva el sello de Checa Noguera.
CALLE FÁBRICA
Checa llevó este tipo de composición geométrica a la fachada lateral de la
casa del nº 6, en la Calle Fábrica, propiedad de las hermanas Martínez
Saavedra, muy amigas del artista.
La composición geométrica está basada en gradaciones de azules y utiliza dos de los espacios creados para introducir sus características pinturas caligráficas, donde está escrita la frase todo fluye, nada permanece, del filósofo griego Heráclito de Éfeso. Frase que alude a lo transitorio de la vida, como también lo es este tipo de expresión artística.
PAÑUELO DE CIEN COLORES
En marzo de 2021, por encargo del Ayuntamiento, Sojo pintó el mural Pañuelo de cien colores, como parte de
un espacio dedicado a la fiesta del “Jueves de Comadres”. Caballos y pañuelos
típicos, enraizados en la tradición, se lucen en esta fiesta. Por ello,
encontramos en este conjunto una escultura en hierro forjado de un caballo, obra
de Machaco, y un gigantesco pañuelo de cien colores.
El “pañuelo de cien colores” es una prenda de lana prensada que, por sus vivos colores, es una de las piezas más llamativas del traje regional de muchos pueblos extremeños. El mural es un enorme pañuelo doblado en pico que despliega todo su colorido por la fachada, desde el tejado, y se desliza a ambos lados del viejo portalón como cayera por el torso de una mujer.
CONCLUSIÓN
En resumen, vemos cómo el muralismo también ha llegado al mundo rural y,
así, quienes vivimos lejos de las urbes tenemos acceso al arte y disfrutamos de
obras únicas y originales. Este fenómeno se explica porque hay artistas
enraizados en el medio rural, que han encontrado espacios donde expresar su
arte y su medio de vida en el ámbito de “la España vaciada”, pues hay instituciones,
asociaciones y empresas que financian sus obras, para mejorar estéticamente
edificios y rincones, lo que contribuyen a ampliar la oferta turística en estas
zonas. Además, los artistas componen un gremio muy cohesionado por vínculos de
amistad, que les ayuda a colaborar y a crear obras de conjunto.
Vecino y natural de Madrigalejo es Sojo, que tiene obras repartidas por
gran parte de la geografía regional y nacional, traspasando incluso nuestras
fronteras. Caín Ferreras también es de Madrigalejo, como lo es así mismo la
madre de Checa Noguera. Por ello los vemos con frecuencia por nuestra
localidad, en compañía de Isabel Flores, descansando en sus días libres, y
también, con el mono de trabajo y subidos al andamio.
Los murales han sido financiados, en buena parte, por instituciones
oficiales: por el Ayuntamiento y por la Diputación de Cáceres. También hemos
visto un ejemplo de micro-mecenazgo. Pero, también, los mismos artistas han
pintado por amor al arte, en las obras que han realizado con mayor libertad.
Las obras se encuentran en paramentos con buena visibilidad. En ocasiones,
han logrado disimular el deterioro de los muros o camuflar sus materiales,
mejorando estéticamente el espacio. Además, llevan mensajes implícitos, pues el
arte es también un medio de expresión. Hemos visto murales reivindicativos de
carácter social –contra la violencia de género o la despoblación de las zonas rurales-;
o promoviendo el interés por el patrimonio, la historia, nuestras tradiciones o
la cultura, y también la expresión y la creación artística del arte por el
arte.
Hablando de arte, hemos encontramos en estos murales distintos géneros
artísticos, desde el arte figurativo al abstracto, pasando por bodegones, escenas
de costumbrismo, trampantojos, retratos o pintura histórica.
Pero estos murales están expuestos a merced de las inclemencias del tiempo
y de múltiples factores, lo que les convierte en obras efímeras y perecederas.
Como los artistas de arte urbano son conscientes de ello, lo remedian sacando
provecho de la fotografía y de Internet. Las obras fotografiadas se difunden a
través de las redes sociales y llegan instantáneamente a cualquier lugar del
mundo, garantizando su difusión desde el mismo momento de su creación.
Guadalupe Rodríguez Cerezo.
FUENTES:
“Los trampantojos de Romangordo, donde nada es lo
que parece”. ELDIARIO.ES. 7 de agosto
de 2020.
https://flecha.es/blog/que-es-el-arte-urbano/
https://concepto.de/arte-callejero/
https://www.arteneo.com/blog/arte-urbano-grafitti-arte-mural/
https://psicologiaymente.com/cultura/tipos-arte-urbano https://m.facebook.com/MuroCritico/?locale2=es_ES
[3]“Los trampantojos de Romangordo, donde nada es lo que parece”. ELDIARIO.ES. 7 de agosto de 2020.
[5]Ibídem.