En
nuestra iglesia parroquial de San Juan Bautista, existen dos esculturas
antiguas que representan a Cristo Crucificado: el Cristo de la Victoria
y el que, a falta de nombre, era identificado como Cristo Chico o Cristo
Negro. Ambas imágenes reflejan una estética gótica, con una cronología que podría
estar en torno al siglo XVI. El Cristo de la Victoria aparece mencionado en
algunos documentos parroquiales, generalmente vinculado a rogativas por sequía o
a su Santa Hermandad, una hermandad que estuvo vigente, al menos, hasta finales
del siglo XIX.
No
hay tanta fortuna con la imagen del otro Crucificado, pues no existe ningún
documento que, directa o indirectamente, haga referencia a él. Es de menor
tamaño que el anterior, por eso se le solía llamar Cristo Chico. Por la pátina
del tiempo de varios siglos de antigüedad, su policromía fue adquiriendo un
color oscuro que dio lugar al segundo nombre con el que se conocía, el de
Cristo Negro.
La
imagen de este Cristo Crucificado es una escultura de bulto redondo en madera
policromada. Jesucristo aparece representado en el momento de morir, pues tiene
la herida de la lanza en el costado, presenta la boca abierta por el
sufrimiento y los ojos semi cerrados. Está sujeto a la cruz por tres clavos: uno
en cada mano y el tercero en los pies superpuestos. Mientras que su rostro refleja
cierto realismo, la anatomía del resto del cuerpo está trazada de forma un
tanto esquemática, como podemos ver en las líneas paralelas que sugieren las
costillas, en los músculos esbozados de brazos y piernas o en unos brazos
rectos, que no sostienen el peso del cuerpo. También los cabellos y la corona
de espinas están tratados de forma sintética y primaria, sin abordar detalles, lo
que denota ser obra de un autor de segunda fila. El perizoma o paño de pureza,
con esquemáticos pliegues, lleva un sencillo nudo en su lado izquierdo. Esa
misma rusticidad de la talla le confiere una belleza ancestral, lo que, unido a
que su rostro transmite un sufrimiento que remueve los sentimientos, da lugar a
una obra con alma, que no deja a nadie indiferente.
Tanto
el tiempo, como las malas intervenciones ejecutadas sobre esta obra, habían
pasado factura sobre ella. Había llegado a nuestros días con una pátina de
suciedad que mostraban un Crucificado totalmente oscurecido y sin color. La
Madera se había resquebrajado y tenía profundas grietas. La escultura estaba
sujeta a la cruz con un alambre… Por todo ello, urgía una restauración, que ya
se ha hecho realidad.
Desde
diciembre de 2023 a marzo de 2024, el Cristo Chico de la Parroquia de San Juan
Bautista de Madrigalejo ha estado inmerso en un proceso de restauración. Al
actuar en la escultura, se encontró con pérdida de policromía, con la
utilización de goma laca en algunas intervenciones que habían oscurecido aún
más la obra; la unión del brazo estaba abierta, con clavos a la vista; habían
sido aplicados estucos de diversa naturaleza que se habían agrietado; se había
añadido una mano perdida, sin policromar y con un clavo extemporáneo; tenía
repintes de sangre y barniz requemado por la cercanía de las velas; una gran
grieta longitudinal recorría el torso; le habían aplicado una gruesa capa de
goma laca de forma grosera -con desigual espesor y con abundantes churretones-;
la laca había provocado abrasiones en la policromía, etc. En la cruz, también
se habían producido pérdidas de material en el soporte y aplicados gruesos
repintes, que se apreciaban igualmente en el cartel de INRI, con goma laca.
Todo ello ha dado lugar a unos trabajos de restauración laboriosos y delicados.
El
proceso de restauración comenzó con catas de limpieza con disolventes,
retirando la capa de suciedad y la laca aplicada en otras intervenciones. Otra
parte del proceso fue la fijación de la policromía original, la eliminación de
estucos añadidos y de clavos, así como la liberación de los brazos para
colocarlos en su posición original -brazos que han tenido que ser sujetados con
varillas de fibra de vidrio-. También se actuó en la cruz, eliminando repintes
y aplicando bases de color sobre los estucos.
Además,
esta escultura es una imagen de culto, cuyo destino es para ser venerada por
los fieles y debe tener un aspecto que invite a la piedad. Distinto sería si
fuera para ser conservada en un museo, donde lo que interesa es mostrar lo
original de la obra. Por esta razón, aparte de los trabajos de restauración, ha
sido preciso estucar las lagunas y reintegrar policromía en toda la superficie
de la obra, con las técnicas adecuadas para que pueda diferenciarse lo original
de lo que se ha incorporado en la nueva actuación.
Una vez restaurada, la imagen del Cristo Crucificado fue presentada ante los fieles de la Parroquia en un acto que tuvo lugar el lunes 18 de marzo de 2024, en el que fue explicado todo el proceso. Unos días después, concretamente el 22 de marzo, fecha que se celebraba el Viernes de Dolores, la imagen fue bendecida por el párroco, D. Francisco José Parejo Andrada, bajo el título de “Santísimo Cristo del Perdón”. A continuación, se celebró un Viacrucis por las calles y las imágenes de Nuestra Señora de las Angustias y del Santísimo Cristo del Perdón fueron sacadas a hombros por los niños, que participaron activamente en esta celebración.