martes, 25 de febrero de 2025

CURIOSIDADES: MÉDICO-CIRUJANO EN 1874

Escudriñando los documentos antiguos, con frecuencia nos encontramos con curiosidades muy interesantes. En esta ocasión traemos cuatro resoluciones de actas de plenos del Ayuntamiento de Madrigalejo de 1874, con un asunto común: la necesidad de proveer de una plaza de un médico/cirujano para la localidad.

Sesión extraordinaria del 1 de noviembre de 1874

La nueva corporación del Ayuntamiento había tomado posesión el día 11 de junio de 1874 y, en la sesión extraordinaria del primer día de noviembre del mismo año, el Ayuntamiento procedió al nombramiento de la Junta de Sanidad de esta población. Por unanimidad fueron nombrados los señores siguientes: D. José Fernández Borrallo -Alcalde Presidente-, D. Manuel Pascua y Martín -Médico Cirujano-, D. Fermín Fortuna Gómez, D. Vicente Flores y D. Rafael Rodríguez.

 

Sesión ordinaria del 22 de noviembre de 1874

El 22 de noviembre, en sesión ordinaria, se reunió el Ayuntamiento y la Junta Municipal, en la que el regidor síndico, D. Francisco Jiménez Garvín, expresó la necesidad de proveer en propiedad la plaza de Médico Cirujano de esta localidad, pues la plaza venía siendo ocupada por un interino desde 1866. La necesidad venía motivada para dar cumplimiento a la ley de 24 de octubre de 1873, por la que se recomendaba a los ayuntamientos y juntas municipales a cubrir tan importante servicio. Enterados los miembros de la Junta y atendiendo a las razones presentadas, acordaron publicar la vacante de la plaza titular de Medicina y Cirugía para la localidad de Madrigalejo, con término en veinte días.

 La plaza estaría dotada con setecientas cincuenta pesetas de los fondos municipales para dar asistencia a los pobres. Además, el facultativo tenía que hacer el reconocimiento de quintas, asistir en las causas criminales de oficio, inocular las vacunas y atender a los demás servicios que le encomendara el Ayuntamiento en lo referente a las leyes de policía, higiene y sanidad. Fue el único tema tratado en aquella sesión.

(Estuvieron presentes en dicha junta municipal: D. José Fernández Borrallo, Alcalde Presidente, D. Julián Arroyo Pachón, D. Francisco Giménez Garvín, D. Patricio Sánchez Quiñones, D. Agustín Regidor, D. Antonio Sánchez Loro, D. Domingo Cabanillas, D. Antonio Arroyo Ciudad, D. Pedro Hernando, D. Sebastián Durán, D. Eugenio Camacho, D. Pedro Guijarro, D. Francisco Moreno Paredes, D. Domingo Sánchez, D. Rafael Rodríguez, D. Juan Alberto, D. Miguel Benito, D. Pedro Manzanedo, D. Mateo Ávila, D. Juan Cabrera, D. Miguel López, D. Manuel Cano, D. Juan Soto, D. Juan Gregorio Pachón.)

 

Sesión ordinaria de 20 de diciembre de 1874

Los ediles del Ayuntamiento y los miembros de la Junta Municipal volvieron a reunirse el 20 de diciembre, una vez que el 16 había vencido el plazo de veinte días desde que se había publicado la vacante de la plaza de Médico Cirujano en el Boletín Oficial de la provincia. En la sesión, se comunicó que sólo había solicitado la plaza el Licenciado en Medicina y Cirugía D. Manuel Pascua y Martín. Podemos ver más arriba que D. Manuel Pascua era ya miembro de la Junta de Sanidad que se había formado el 1 de noviembre anterior, por lo que debería ser el mismo facultativo que ejercía la profesión de Medicina y Cirugía en la localidad de forma interina.

Una vez que se comprobó que la convocatoria, la certificación y la titulación se habían presentado correctamente, la Junta Municipal, después de una detenida y bien meditada discusión, por unanimidad acordó nombrar y nombró titular de la plaza de Medicina y Cirugía de esta población a D. Manuel Pascua y Martín, con el sueldo anual de setecientas cincuenta pesetas acordado en la convocatoria, y con libertad de celebrar contratos con los vecinos -según las bases del anuncio-, con la  obligación de hacer dos visitas diarias a los enfermos y de asistir a cincuenta o más familias pobres que designaría el Ayuntamiento. El contrato se firmaría por un tiempo de cuatro años.     

 

Sesión ordinaria de 31 de diciembre de 1874

El último día de diciembre de 1874, se reunieron los señores componentes del Ayuntamiento de Madrigalejo con el licenciado en Medicina D. Manuel Pascua y Martín para firmar el contrato que le facultaría a este último para desempeñar la plaza titular de Medicina y Cirugía en Madrigalejo. Las bases y condiciones del contrato fueron las siguientes:

1ª-Al D. Manuel Pascua Martín se le concede la plaza titular de Medicina y Cirugía de esta población por término de cuatro años que terminarán en treinta y uno de diciembre de mil ochocientos setenta y ocho, bajo la dotación de setecientas cincuenta pesetas anuales, que cobrará del presupuesto municipal por trimestres vencidos, por la asistencia de cincuenta a cien familias pobres que le designará el Ayuntamiento, quedando en libertad de celebrar contratos con los demás vecinos para prestarles la asistencia correspondiente a su profesión.

2ª-Es cargo del profesor hacer dos visitas diarias a los enfermos, asistir a las operaciones de quintas, causas criminales de oficio, hacer la inoculación de la vacuna y demás servicios que se le encomienden con arreglo a las leyes de policía, higiene y sanidad; así como los que prescriben en el en el artículo 3º del Reglamento de 24 de octubre de 1873.

3ª-También es cargo del mismo profesor quedar un facultativo que le sustituya en la visita siempre que tanga que salir de esta localidad en consulta o por otra causa y por más tiempo de el de veinticuatro horas.

4ª-Se le concede el beneficio de relevarle de las contribuciones que hayan de gravitar sobre su dotación y que tengan por objeto levantar las cargas de este municipio, así como el de darle licencia hasta quince días para que en la estación de verano pueda salir a tomar baños para alivio de sus dolencias, si bien con la obligación de quedar un facultativo que le sustituya durante su ausencia.

Estando conformes ambas partes y aceptadas las bases del contrato, se extendió el documento que fue firmado por todos los señores concurrentes, excepto por el Regidor D. Juan Ramos, porque no sabía firmar.

En las firmas aparecen: D. José Fernández Borrallo -Alcalde Presidente-, D. Francisco Gil Caños, D. Francisco Giménez Garvín, D. Julián Arroyo Pachón, D. Agustín Fortuna Orellana y D. José Sánchez Moreno -Regidores del Ayuntamiento-. D. Manuel Pascua Martín -Médico Cirujano-. Y D. Patricio Sánchez Bulnes -Secretario del Ayuntamiento-.

 

Breve comentario

Para conocer nuestra historia, no solo hay que atender a los grandes acontecimientos históricos -que también-, sino que tan importante como éstos, es la vida cotidiana de las personas que viven en un determinado momento y en un lugar específico. En el caso que nos ocupa, hemos traído la intrahistoria de un servicio esencial en el transcurrir cotidiano de una comunidad, como es la existencia de un médico cirujano para atender la sanidad de la población.

Antes de seguir, es necesario comentar que el apelativo cirujano no debe entenderse como “médico especialista en cirugía” tal y como lo entendemos en la actualidad. Unos siglos atrás, la única persona que atendía las dolencias en las poblaciones rurales era el “barbero cirujano”. Este personal sanitario, aparte de cortar el pelo y afeitar, sacaba muelas, sangraba a los enfermos, recomponía los huesos rotos y realizaba pequeñas y sencillas cirugías[1]. Como vemos, las funciones de dentista, barbero y cirujano recaían en la misma persona. No fue hasta el siglo XIX, precisamente la centuria que estamos tratando en el presente texto, cuando se separaron las profesiones de barbero, dentista y cirujano, y cuando, con las importantes reformas de ese siglo, se fusionaron los estudios de Medicina y Cirugía.

Son varios los aspectos que merecen ser destacados. Por una parte, vemos que es el municipio el que asume la contratación del Médico Cirujano y no para la asistencia de toda la población, sino para el socorro de entre cincuenta y cien familias pobres. Llama la atención el gran volumen de familias desfavorecidas que pudieran estar declaradas como tales desde el Ayuntamiento y que, por tanto, tendrían derecho a ser atendidas por el facultativo. Con respecto al resto de la población, era común recibir la asistencia sanitaria a través de las “igualas”, con las que se pagaba periódicamente al profesional una cantidad fijada a cambio de sus servicios cuando fuera necesario. Hoy lo llamamos “seguro”.

También podemos observar que el médico debía estar disponible de forma permanente y que, en caso de ausentarse, debía dejar un sustituto. Aunque no se especifique, se supone que sería el médico quien debía pagar al colega que le sustituyera, lo mismo que cuando fuera a “tomar baños” en verano. Aunque se le diera licencia para irse quince días de vacaciones, éstas no deberían ser pagadas tal y como las conocemos hoy en día. Eso sí, estaba eximido de pagar los impuestos municipales.

Y, por último, llamar la atención sobre algunos nombres y apellidos que podemos leer y que nos resultan familiares, nombres y apellidos que se han ido sucediendo a través de sus descendientes hasta casi la actualidad en nuestra localidad. Todo esto hace que, al echar la vista atrás en el tiempo, de una forma o de otra, podamos ver identificados a vecinos que nos precedieron, así como a sus descendientes. Además, observamos las diferencias considerables que se ha obrado en estos 150 años, en cuanto a la asistencia sanitaria se refiere. Pero también es patente el avance que se estaba operando en el siglo XIX en cuanto a la sanidad respecto de los siglos anteriores, como el hecho de que el facultativo sea Licenciado en Medicina y Cirugía, que las leyes vayan orientadas a cubrir las plazas de los servicios sanitarios con profesionales preparados o que sea una práctica común la inoculación de vacunas, que tanto beneficio han deparado para la sanidad pública.

Guadalupe Rodríguez Cerezo.