martes, 25 de noviembre de 2025

PATRIMONIO PERDIDO. RETABLOS LATERALES DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE MADRIGALEJO

 

(Fotografía del archivo de Pilar Bravo)

La decoración del interior de la iglesia parroquial de San Juan Bautista de Madrigalejo cambió sustancialmente a partir de 1964. En esta fecha, el edificio fue sometido a una importante restauración, en la que se solventaron problemas de peso y que fue necesaria para llevar a su sitio unos sillares del arco del crucero y otros del ábside que, peligrosamente, se habían desencajado y amenazaban verdadera ruina[1]; pero también es verdad que se tomaron unas decisiones que afectaron a la pérdida de parte de nuestro patrimonio religioso, basándose en corrientes, entonces imperantes, de despojar a los templos de buena parte de sus elementos ornamentales.

Entre las obras que desaparecieron, destacaban tres retablos laterales de estilo barroco, que en Crónicas Lugareñas. Madrigalejo, se describen sucintamente. Estaban fabricados en madera estofada, una técnica decorativa que consiste en aplicar pan de oro sobre la madera, cubrirlo con pigmentos de colores y después rasparlo, para crear diseños en relieve. En la decoración de estos retablos, predominaban las líneas curvas frente a las rectas y los motivos ornamentales destacaban sobre los iconográficos, creando unos fuertes contrastes de luces y sombras, propios de la época[2]. Los tres retablos fueron vendidos por el módico precio de 50.000 pesetas[3] (300 €).

Dos de aquellos retablos tenían un diseño muy similar, lo que lleva a pensar que fueran obra del mismo maestro y/o del mismo taller. Estaban situados en la nave, a derecha e izquierda del presbiterio, en los altares dedicados al Cristo de la Victoria y a la Virgen del Rosario. El tercero, algo más tardío y decorado con abultadas columnas salomónicas, estaba dedicado a San José y se encontraba situado en la pared lateral del lado del evangelio, entro el púlpito y la puerta norte.

Una vez que somos conscientes de la pérdida de aquellas obras, debemos seguir manteniendo en nuestro haber histórico el recuerdo de que formaron parte de nuestro patrimonio. Para no relegarlas al olvido más de lo que están, podemos aproximarnos a estas obras a través de lo publicado en Crónicas Lugareñas. Madrigalejo, también a partir de lo que aparece escrito en documentos antiguos, así como recurrir a algunas imágenes, tanto de antiguas fotografías en blanco y negro, como de unos dibujos con los que contamos, realizados  a carboncillo y de memoria por Ricardo Ciudad Casas una vez que los retablos ya habían desaparecido.

(Dibujo realizado por Ricardo Ciudad Casas)

Retablo del Altar del Santísimo Cristo de la Victoria

Una de las imágenes de culto más antiguas de nuestra iglesia parroquial, es el Cristo de la Victoria, una escultura de madera policromada, de bulto redondo, de estética gótica y con una cronología, probablemente, del siglo XVI. Esta imagen tenía su propio altar, situado en el frontal de la nave, en el lado del evangelio, donde, aparte de venerarse la imagen, también se podía celebrar culto, puesto que estaba dotado de sagrario y tenía sus propias reliquias. Así se desprende de lo que aparece escrito en algunos documentos manejados:

 

-En la “Visita” realizada a la parroquia en 1789, el visitador diocesano dejó escrito que se custodie en el archivo la llabe de las Reliquias que están en el Altar del Christo y, para ello, se compre una cajita donde también se custodie y conserbe la auténtica o atestado de dichas reliquias.[4]

 

-En la siguiente “Visita”, la de 1797, se dice que el visitador encontró el sagrario que está en el Altar del Santísimo Christo de la Victoria con la decencia correspondiente[5].

 

-Hasta el siglo XIX, delante de este altar del Cristo había unas verjas o barandas de hierro, desde donde se suministraba el Santísimo Sacramento de la Comunión[6].

 

Además, en este mismo altar, se celebraban, hasta mediados del siglo XX, solemnes misereres en los viernes de cuaresma[7].


Uno de los retablos vendidos en la restauración de 1964 cobijaba la imagen del Santísimo Cristo de la Victoria. Se trataba de una estructura en madera estofada dorada, que se distribuía en banco, un solo cuerpo y ático. No hemos podido averiguar los elementos que componían el banco, aunque sabemos que, en el centro, se encontraba el sagrario del altar. El cuerpo estaba formado por una única hornacina flanqueada por dos estípites exentos que sostenían la cornisa. En la hornacina estaba colocada la imagen del Cristo de la Victoria, muy bien protegida por una mampara de cristal y, a su vez, tapada por una cortina, que se descorría cuando había culto o por deseo expreso de los devotos[8]. El ático contenía en el centro un alto relieve con el busto de Dios Padre, portando, como atributos, el orbe en su mano izquierda y el cetro en la derecha, símbolos de su poder y juicio.

(Dibujo realizado por Ricardo Ciudad Casas)


Retablo de la Virgen del Rosario

Entre las cofradías antiguas de nuestra parroquia, estaba la dedicada a Nuestra Señora del Rosario, que había sido fundada en 1680 según las ordenanzas de fray Francisco Gómez[9]. Esta cofradía estaba encargada de atender las necesidades y el culto del altar dedicado a la Virgen del Rosario, situado en el frontal de la nave, en el lado de la epístola, en simetría con el altar dedicado al Cristo de la Victoria. Otro de los cometidos principales de la cofradía era sacar en procesión la imagen chica (¿Nuestra Señora de las Angustias?) de la Virgen, alrededor de la iglesia, todos los primeros domingos de cada mes[10].

(Fotografía proporcionada por Ángela María Viñuelas)

Sobre el altar dedicado a la Virgen del Rosario se encontraba otro de los retablos perdidos. Al igual que el anterior, esta obra se estructuraba en banco, un cuerpo y el ático. A través de una de las fotografías, observamos que el banco estaba dividido en cuatro cuarteles, donde aparecen en relieve unas representaciones alegóricas, como la fuente de agua viva (fuente inagotable de vida y salvación que nos trae Jesucristo), o los iconos del sol y la luna, que representan la doble naturaleza de Cristo, divina y humana: el sol, que brilla con luz propia, simboliza su divinidad, mientras que la luna, que brilla reflejando la luz solar, nos lleva a su Jesucristo hombre.

El cuerpo de este retablo estaba dividido en tres calles por dos gruesas columnas con sus fustes sobrecargados de decoración. El centro lo ocupaba una hornacina que contenía la imagen de la Virgen del Rosario. En las calles laterales se situaban otras esculturas de bulto redondo sobre unas peanas: la de Jesús Niño y la de la Virgen del Carmen.

(Dibujo realizado por Ricardo Ciudad Casas)

El remate de este retablo era muy parecido al del Cristo de la Victoria, diferenciándose en la representación que ocupaba el centro del ático. Si en el retablo del Cristo aparecía representado Dios Padre, en este de la Virgen del Rosario se encontraba una alegoría del Espíritu Santo, como un fuego del que surgían rayos, rodeándolo cabezas de angelotes.

El altar de Nuestra Señora del Rosario gozaba del privilegio de ciertas indulgencias, que aparecían especificadas en un letrero de madera, con preciosa letra, que colgaba siempre del retablo, para que los fieles conocieran las indulgencias a las que se podían acoger.[11]

Retablo de San José

También de factura barroca y en madera estofada, existía en nuestra iglesia parroquial un retablo dedicado a San José, situado en la nave, en uno de los  muros laterales. No nos ha llegado ninguna imagen de esta obra, únicamente se conserva la talla de bulto redondo que la presidía y que hoy se encuentra alojada en una de las hornacinas del retablo mayor.

 

De la imagen de San José, ya tratamos en una entrada anterior de Luz de Candil (https://luzdecandilmadrigalejo.blogspot.com/2021/04/imagen-del-glorioso-patriarca-san-joseph.html). Esta escultura, en madera policromada, fue donada en 1772 a la Parroquia por el matrimonio formado por Francisco Gil Moreno e Inés Fernández Mateos, con la finalidad de que sirviera para la devoción pública de los fieles convecinos, y fue colocada, con el permiso del visitador diocesano, en el altar que se dice de las Ánimas[12]. ¿Pudiera haber pasado este altar de las Ánimas a llamarse de San José o se construyó otro para esta advocación? A esta pregunta no podemos responder.


(Fotografía de María García)

A un lado y a otro de la escultura de San José, en el retablo se encontraban sendas pinturas donde estaban representados San Joaquín y Santa Ana, los padres de la Virgen María. Separaban estas representaciones unas columnas salomónicas con sarmientos de vides enrollados, con sus hojas y sus frutos, con clara alusión a la Eucaristía.[13]

 

En la visita realizada en 1866, se mandó adecuar en el Altar de San José, en el tabernáculo que hay en su retablo, una reliquia de Santa Severa, con su auténtica correspondiente, cuyo altar está inservible por falta de ara, que se mandó al párroco procurara adquirir[14].

 

El Concejo acuerda adquirir un retablo para la iglesia

Los retablos que hemos estado tratando, estilísticamente, podrían datarse entre los siglos XVII y XVIII. Coincidiendo con ese periodo, hemos encontrado un documento en el archivo municipal que trata de la adquisición de un retablo para la capilla de la yglesia del Señor San Joan Bautista deste dicho lugar: En las actas del Concejo de la sesión del 6 de junio de 1676 (Archivo Municipal, sig. 15), se dice que, a los señores concejales y al señor cura, les ha llegado la noticia de la existencia de un retablo en la villa de Guareña. Todos juntos y de un mismo acuerdo y parecer decidieron ir a Guareña para entablar negociación con la persona a cuyo cargo estaba el retablo, conocer el precio y los plazos en los que se pudiera saldar. Y una vez que supieran la cantidad y el modo de traerlo a la iglesia, se facultaba a los componentes del Concejo -los que entonces estaban y los que estuvieren en el futuro- para que se financiara la adquisición del retablo con caudales procedentes del Concejo, de lo que sobrare una vez saldados todos sus gastos, hasta que se cumpliera el pago del retablo. El escribano pidió confirmación a todos y cada uno de los miembros que participaron en aquella reunión del Concejo y todos dijeron que sí.

¿Se trataría de unos de los retablos de los que hemos hablado más arriba?  

 

Transcripción de una parte del documento del acta del día 6 de junio de 1676:

…Por quanto ha venido a noticia de los señores concejales y de su merced el Sr. cura el questá un retablo que pertenesce según su motivo para la capilla de la yglesia del Señor San Joan Bautista deste dicho lugar, y todos juntos de vn mismo acuerdo y parecer dijeron que se baya a la villa de Guareña, quees la parte donde está el dicho retablo y se confiera con la persona a cuio cargo está el disponer del y se vea el presçio poco más o menos en que le harán y qué plaços, que savido la cantidad, en modo que se pueda traer a esta yglesia, desde luego dar su consentimiento por los señores Justiçia y Rexidores, que de presente son y por el tiempo venidero fueren, para que de los maravedís de los propios del dicho Concejo que sobraren, hechos y cumplidos los gastos neçessarios y comunes y de lo demás, puedar dar i den, desde luego quedando el dicho Concejo con bastante caudal para sus gastos según los años y cantidades que en cada vno hubiere, se pueda ofreçer por este Concejo y de los demás que fueren de aquí en adelante hasta que sea cumplida la paga y los contenidos en este acuerdo. Yo el escribano doi fee, los fui a cada vno de por sí tomando su dicho y todos dixeron que sí vno por vno, y firmaron sus mercedes y firmó el que supo de los presentes y, por los que no, vn testigo…

 

Concluimos

Es una lástima que no podamos contemplar y disfrutar de unas obras que ya no se encuentran entre nosotros, pero no queremos que se queden en el olvido y, por ello, hemos tratado de hacer una aproximación lo más completa posible a partir de las escasas fuentes que tenemos a nuestro alcance.

 

Guadalupe Rodríguez Cerezo



[2] Ibidem.

[3] Ibidem.

[4] Archivo parroquial. Libro de Fábrica. Visita de 1789.

[5] Archivo parroquial. Libro de Fábrica. Visits de 1797.

[6] Archivo parroquial. Libro de Fábricas (1799-1800).

[8] Ibidem.

[9] Ibidem, p. 302.

[10] Ibidem.

[11] Ibidem, p. 294.

[13]L. RODRÍGUEZ AMORES. Crónica Lugareñas…, op. cit., p. 294.  

[14] Archivo parroquial. Libro de Fábrica. Visita de 1866.


sábado, 18 de octubre de 2025

MADRIGALEJO EN EL CATASTRO DE ENSENADA (segunda parte)

En una entrada anterior, dimos cuenta de las respuestas a algunas de las preguntas del Catastro de Ensenada. En aquella ocasión abordamos las cuestiones referentes a las autoridades que regían el concejo en 1753, a la población, a los edificios, a los servicios públicos, y a los oficios y profesiones de los vecinos. Todo ello puede consultarse en el siguiente enlace:

 https://luzdecandilmadrigalejo.blogspot.com/2025/07/madrigalejo-en-el-catastro-de-ensenada.html

En este post nos vamos a centrar en las respuestas a las cuestiones económicas, como los tributos, las tierras (calidades, sus cultivos y productos), la cabaña ganadera, etc. Estos datos nos ofrecen una información muy valiosa para conocer la vida económica de nuestros antepasados y poder compararla con la actualidad.

 

Sobre los tributos reales del lugar de Madrigalejo

El lugar de Madrigalejo era una aldea pedánea perteneciente a la jurisdicción de la ciudad de Trujillo, en tierra de realengo, por lo que los tributos iban directamente al Rey. Las contribuciones reales eran las siguientes[1]:

-Por alcabalas: 3.286 reales.

-Por servicio ordinario y extraordinario: 1.113,26 r.

-Por cientos: 3.000 r.

-Por millones: 3.095 r.

-Por la sal: 3.006 r.

-Por fiel medidor: 129 r.

-Por utensilios: 266 r.

-Por derecho de aguardiente: 50 r.


(Como nota aclaratoria: hoy en día sabemos lo que es el IVA, el IRPF o el IBI entre otros impuestos; sin embargo, no estamos familiarizados con palabras como alcabala, fiel medidor, o con que la sal y el aguardiente sean objeto específico de tributo.

La alcabala era un impuesto que gravaba las ventas, trueques y traspasos de los bienes raíces, muebles y semovientes en España durante el Antiguo Régimen.

El servicio ordinario y extraordinario era un impuesto sobre las rentas y derechos, que pagaban exclusivamente los pecheros – los que estaban obligados a pagar impuestos frente a los privilegiados que estaban exentos de ello-.

Los cientos y millones eran dos impuestos históricos de Castilla. Los millones era un impuesto indirecto que incidía sobre el consumo de alimentos como el vino, el aceite, la carne, el vinagre…). Los cientos, impuesto creado en 1629, se aplicaba a casi todos los productos.

El impuesto sobre la sal era un tributo directo sobre la sal, generalmente proporcional a la cantidad comprada. Hay que tener en cuenta la importancia de la sal en tiempos pasados, cuando era esencial en la vida diaria para la conservación de los alimentos.

El derecho de fiel medidor fue un impuesto real implantado en 1642 que gravaba con 4 maravedíes a cada arroba de aceite, vino y vinagre que se midiera, pesara y consumiera.

El tributo por utensilios hace referencia a un antiguo impuesto de la Corona de Castilla sobre el valor de la paja y de los utensilios.

El derecho del aguardiente era un antiguo impuesto indirecto español sobre la fabricación y venta del aguardiente.)

 

Terreno incluido en el término del Concejo de Madrigalejo

El término del Concejo ocupaba tres leguas de circunferencia, las que podían andarse en tres horas. Lindaba al Levante con tierras del Monasterio de Guadalupe; al Poniente, con la Dehesa de las Monjuelas, propia del convento y religiosas del hospital de la ciudad de Burgos; al Norte con dehesas del Conde del Puerto, y al Sur, con la Dehesa del Pasarón.[2] 

 

Sobre las tierras del lugar de Madrigalejo, a qué se dedicaban y sus calidades

En el lugar hay algunas huertas de regadío y frutales, algunas viñas y lo demás es tierra de secano y olivos, parte de ellas, de labor.

Las dehesas boyales (Dehesa del Monte y la Quebrada), el Ejido del Campillo, el Ejido Concejil y Dehesa de la Torrecilla (propia de la Real Casa Nuestra Señora de Guadalupe) son de puro pasto, en buena parte pobladas de encinas. Ninguna de estas tierras produce más de una cosecha al año.[3]

En el Ejido del Sevellar, que es de labor, produce en las tierras que son propiedad de la Real Casa de Santa María de Guadalupe con dos años de intermisión. Las que son de particulares, con un año de intermisión. Las que están comprendidas en cercas, con uno, dos y tres años de intermisión, a excepción del sitio de “Alzapiernas”, que son de puro pasto y común su aprovechamiento por hallarse arruinadas sus tapias.[4]

Las tierras de este término son de labor, regadío, cercas, dehesas y ejidos, siendo de primera, de segunda y de tercera calidad.[5]

 

Plantaciones de árboles

En este término los plantíos de árboles son frutales (en las huertas), viñas y olivos. También hay álamos en las huertas.[6]

Estos árboles están plantados en tierras de primera, de segunda y de tercera calidad[7]. Se plantaron sin orden, donde a los dueños mejor les convenía[8].


Medidas que se usaban en el pueblo

En Madrigalejo, la medida que se utilizaba era la fanega del “Marco de Ávila”, que se compone de doce celemines. Para sembrar de trigo esa fanega, se necesitan sesenta varas en cuadro castellanas. La misma tierra, para sembrar cebada, necesita fanega y media, y lo mismo de avena, mientras que, para sembrar linaza, se necesitan dos fanegas.[9]

 

Los parajes: medidas y calidades[10]

El término de este lugar se compone de 6.419 fanegas.

 

Paraje

Medidas totales

Calidades de las tierras

Medidas de cada calidad

Exido del Campillo

130 fanegas

3ª calidad

 

Exido del Concejil

296 fanegas

2ª calidad

60 fanegas

3ª calidad

236 fanegas

Dehesa de la Quebrada

1.500 fanegas

1ª calidad

1.000 fanegas

2ª calidad

300 fanegas

3ª calidad

200 fanegas

Dehesa del Monte

1300 fanegas

1ª calidad

900 fanegas (700 de encinas)

2ª calidad

400 fanegas

Dehesa de la Torrecilla (del Monasterio

300 fanegas.

Todas de puro pasto

3ª calidad

 

Exido del Sevellar

2.533 fanegas.

De labor.

1ª calidad

1.226 fanegas

2ª calidad

558 fanegas

3ª calidad

749 fanegas

 

De todas estas tierras, 1.299 fanegas eran propias de particulares y 1.234 eran del Concejo en diversos pedazos.

 

Lugares de cultivo

Cantidad de tierra

Calidades de las tierras

Cantidad de tierra cultivada por calidad

Cercas

292 fanegas y 3 celemines

1ª calidad

74 f. y 3 c.

2ª calidad

118 f. y ½ c.

3ª calidad

99 f. y 11 c.

Plantío de olivos

44 fanegas y 11 celemines

1ª calidad

24 f. y 8 c.

2ª calidad

10 f. y 7 c. y ½

3ª calidad

9 f. y 7 c. y ½ 

Huertas

21 fanegas y 3 celemines

1ª calidad

21 fanegas y 3 celemines

Viñas

1 fanega y 7 celemines y ½

1ª calidad

6 c.

2ª calidad

1 f.

3ª calidad

1 c. y ½

 

Especies de frutos que se recogían en el término y su cantidad unos años con otros.[11]

En el término del lugar se Madrigalejo se recogía trigo, cebada, avena, muy poco centeno, aceite, bellota, muy poco vino, alguna fruta, higos, lino, yerba, miel, cera y linaza.

Producción de las tierras:

Dedicación de la tierra

Calidad de la tierra

Producción

Fanega de tierra de labor

1ª calidad

7 fanegas

2ª calidad

6 fanegas

3ª calidad

5 fanegas

Fanega de puro pasto

1ª calidad

5 reales

2ª calidad

4 reales

3ª calidad

3 reales

 

La fanega de tierra de riego de hortalizas y frutales, al ser escaso su consumo regular, podía dar unos años con otros de aprovechamiento unos 400 reales de vellón. La producción de las plantaciones de árboles es la siguiente:

 

Tipo de

plantación

Número de pies por fanega

Calidad de la tierra

Producción

Olivar

40 pies

1ª calidad

8 @ de aceite

2ª calidad

6 @ de aceite

3ª calidad

4 @ de aceite

Viña

800 cepas

1ª calidad

9 @ de vino

2ª calidad

7 @ de vino

3ª calidad

5 @ de vino



Valor de los frutos que se producían en las tierras del término[12]

El valor de los distintos frutos que se recogían en las tierras de Madrigalejo a mediados del siglo XVIII son las siguientes:

 

Producto

Cantidad

Valor

Trigo

1 fanega

20 reales.

Cebada

1 fanega

10 r.

Centeno

1 fanega

10 r.

Avena

1 fanega

5 r.

Linaza

1 fanega

22 r.

Aceite

1@

17 r.

Vino

1@

8 r.

Lino de secano

1 fanega

25 r.

Lino de regadío

1 fanega

30 r.

Cera

1 libra

3 r.

Miel

1 cuartillo

2 r.

 


El precio de la bellota no aparece regulado porque el aprovechamiento era en común con las demás bellotas del partido de Trujillo. Y los álamos se contaban cada doce años y su valor solía ser de 12 reales.

 

Diezmo y otros impuestos sobre lo que se producía en el término


(El diezmo era un tributo que se pagaba a la Iglesia y que consistía en entregar la décima parte del producto agrícola que producía un campesino)


En las tierras del término de Madrigalejo se pagaba el diezmo de lo que en ellas se recogía, y pertenecía al Obispo, Deán y Cabildo de la Santa Iglesia Catedral de Plasencia; al cura párroco de este lugar; a D. Justo José de Bustamente, vecino de Sevilla, por el beneficio que posee; a la fábrica de este lugar, que es interesado el Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe por las tercias reales; y así mismo se paga la primicia, la que enteramente recibe el Sr. Obispo, que es, en llegando a doce, una, y también el voto del Señor Santiago, que toca a la Santa Iglesia de este título y se cobra de cada labrador que ha pagado la primicia y de la mejor semilla que cogiere.[13]

Los derechos de los impuestos se arrendaban y, unos años con otros, montaban a las siguientes cantidades[14]:

 

 

Diezmo

Primicia

Señor Santiago

Casa excusada

Trigo

400 fanegas

18 fanegas

9 fanegas

Ignoran la cantidad

Cebada

40 fanegas

4 fanegas

 

ídem

Centeno

1 fanega o ninguna

nada

 

ídem

Avena

20 fanegas

4 fanegas

 

ídem

 

Industrias

En el río Ruecas, a medio cuarto de legua, un molino harinero de dos piedras, propiedad del Monasterio de Guadalupe, molía cada día 9 celemines durante 8 meses. En total, al año molía 180 fanegas, que administraba el monasterio.[15]



Productividad del ganado[16]

Ovejas:

En el término no había ningún esquileo, porque cada dueño de los rebaños de ovejas esquilaba en sus propias casas. De cada ocho ovejas, se obtenía una arroba de lana, lo mismo que de cada 6 carneros. El precio de la arroba de lana era de 44 reales. Con la leche de tres ovejas, se obtenía un queso de dos libras, que se pagaba a 2 reales.

 

Crías

Sexo

De 6 meses

De 1 año

De 2 años

De 3 años

1 cría cada 3 ovejas

Macho

8 reales

15 reales

20 reales

22 reales

Hembra

 

 

20 reales

 

 

Vacas:

 

Crías

Sexo

De 1 año

De 2 años

De 3 años

Cada 2 años, una cría

Macho

75 reales

150 reales

250 reales

Hembra

 

175 reales

 

 

Yeguas:

 

Crías

Sexo

De 1 año

De 2 años

De 3 años

Cada 2 años, una cría

Macho

100 reales

200 reales

300 reales

 

Bueyes:

Cada yunta de bueyes, por barbechera y sementera, se pagaban 200 reales y, por las yuntas de vacas, 150 reales.

 

Puercos:

 

Crías

Sexo

De 6 meses

De 1 año

De 2 años

De 3 años

3 crías por cada puerca

Macho

12 reales

33 reales

44 reales

66 reales

Hembra

 

 

40 reales

 

 

Un puerco de carne, siendo macho, ascendía a 105 reales y, si era hembra, a 98 reales.

 

Jumenta:

 

Crías

Sexo

De 1 año

De 2 años

De 3 años

Cada 2 años, una cría

Macho

66 reales

132 reales

200 reales

 

Cabras:

 

Crías

Sexo

De 6 meses

De 1 año

De 2 años

De 3 años

1 cría

Macho

10 reales

15 reales

22 reales

33 reales

 

Y de leche y queso le regulaban 3 reales.

 

Colmenas:

En el término había 115 colmenas: el cura propio D. Justo y Pastor Conde, 9 colmenas; Miguel Ramos, 16; Francisco Gómez (presbítero), 2; Rosa Cancho, 2; Pedro Fernández, 13; Miguel Cabanillas, 2, y el Real Monasterio de Guadalupe, 57.

Cada colmena, en miel, cera y enjambre producía 5 reales.[17]

 

Especies de ganado

Las especies de ganado que se criaban en el pueblo y en el término de Madrigalejo, excluyendo mulas de coche y caballos de regalo eran: vacuno, lanar, cabrío, cerda, caballos, yeguas, jumentos y jumentas. Todos pastaban en el término.[18]

 

Conclusión

Los datos que en esta entrada hemos rescatado de las respuestas del Catastro de Ensenada en la localidad de Madrigalejo y en su término nos ofrecen una radiografía del motor económico de nuestra población a mediados del siglo XVIII. Entonces, mucho más que hoy, el cultivo de las tierras y su aprovechamiento constituían el modo de vida de la gran mayoría de sus pobladores, aunque con unas diferencias sustanciales respecto a la actualidad, en las formas de cultivo, en los productos cultivados, en la distribución de la tierra o en las herramientas con las que se trabaja la tierra.

Si entonces, el secano era la forma de cultivo dominante y el regadío estaba restringido a las huertas de la ribera del Ruecas, en la actualidad, los cultivos de regadío ocupan la mayor parte de nuestras tierras. El agua para regar huertos y huertas se abastecía a través de norias y cigüeñales. Hoy, una extensa red de canales, acequias y tuberías llevan el agua de los embalses hasta la misma parcela o finca que se riegue. 

Por este cambio tan significativo de la forma de cultivo, los productos de secano, que en el siglo XVIII era dominantes (trigo, cebada, avena o centeno), han dado paso a cereales de regadío como arroz y maíz, que anteriormente no se sembraban en nuestras tierras. En tiempos pasados, los productos de regadío eran escasos y se reducían a hortalizas y árboles frutales plantados en huertos y huertas. En general, siguen manteniéndose los olivares de secano, pero a ellos se están uniendo nuevas plantaciones de olivos de regadío, fundamentalmente súper-intensivos. Si entonces las viñas constituían una pequeña parte del terreno cultivado, en la actualidad se han reducido aún más y hoy, como entonces, va destinado para el autoconsumo.

Una de las plantaciones que había y que en la actualidad han desaparecido son los álamos, que estaban destinados al aprovechamiento maderero.

Por otra parte, en cuanto a la distribución de la tierra, en este documento se hace patente la presencia del Monasterio de Guadalupe como propietario de una parte importante del territorio, al igual que la importancia del Concejo y de las tierras comunales (Dehesa del Monte, Concejil, y Dehesa de la Quebrada, así como los ejidos).

En cuanto a la ganadería, aparte del ganado vacuno, lanar, caprino y cerda, hemos podido observar la importancia, en tiempos pasados, de los animales de carga y de trabajo, como bueyes, yeguas, caballos y jumentos. Hoy en día estos semovientes han sido sustituidos por tractores con aperos y herramientas con mucha mayor capacidad de trabajo y que se implementan con nuevos métodos y con nuevas tecnologías.

Hemos visto cómo la mayoría de los topónimos de entonces han llegado hasta nosotros, como  la Dehesa del Monte, el Concejil, la Quebrada, la Torrecilla...; algunos nos han llegado con ligeras modificaciones, caso de "Las Monjuelas", que ahora llamamos "Las Majuelas", y, sin embargo, otros, como es el caso de "Alzapiernas", ya no se encuentra en nuestro argot.

Por último, hemos leído cómo funcionaba a pleno rendimiento el llamado molino de arriba, propiedad entonces del Monasterio de Guadalupe; sin embargo, hoy lo podemos ver siendo una auténtica ruina, a pesar de ser uno de los edificios más antiguos de nuestra localidad, que ya aparecía en los documentos desde 1264.  

 

Guadalupe Rodríguez Cerezo.



[1] Respuesta a la pregunta 2 del Catastro de Ensenada

[2] Pregunta 3.

[3] Pregunta 4.

[4] Ibidem.

[5] Pregunta 5.

[6] Pregunta 6.

[7] Pregunta 7.

[8] Pregunta 8.

[9] Pregunta 9.

[10] Pregunta 10.

[11] Preguntas 11, 12 y 13.

[12] Pregunta 14.

[13] Pregunta 15.

[14] Pregunta 16.

[15] Pregunta 17.

[16] Pregunta 18.

[17] Pregunta 19

[18] Pregunta 20