viernes, 13 de junio de 2025

DOS HITOS HISTÓRICOS: I REPÚBLICA Y RESTAURACIÓN BORBÓNICA EN MADRIGALEJO


La vida política y social del S. XIX en España fue enormemente compleja. Se acababa el Antiguo Régimen y las ideas reformistas se iban abriendo paso de forma convulsa. A lo largo de la centuria se sucedieron conflictos bélicos, gobiernos de distintos signos, constituciones (hasta seis estuvieron en vigor, y se redactaron otras dos), revoluciones, pronunciamientos, cambios de dinastías y de regímenes políticos.

Nos vamos a centrar en este espacio en dos momentos puntuales, concretamente en las proclamaciones de la I República y de la Restauración borbónica, que se produjeron en un corto espacio de tiempo, en un intervalo de menos de dos años. Vamos a ver quiénes regían el destino de nuestra municipalidad en esos momentos y cómo acogieron, tanto a un régimen como a otro, las dos corporaciones que en aquellos momentos estaban al frente del Ayuntamiento de Madrigalejo. 

Para ponernos en antecedentes, es necesario recordar que la Revolución de 1868, llamada “La Gloriosa”, terminó con el exilio de Isabel II y el comienzo del Sexenio Democrático o Sexenio Revolucionario (1868-1874). Entonces asumió la regencia Francisco Serrano mientras se redactaba la Constitución de 1869 y se buscaba un nuevo rey para España. El monarca elegido fue Amadeo I de Saboya, quien tomó posesión de la monarquía española el 2 de enero de 1871. En los dos años de su reinado, se sucedieron seis gabinetes de gobierno, que no pudieron hacer frente a los graves problemas que arrastraba la nación. Sintiéndose incapaz de encauzar la situación, Amadeo renunció al trono de España el 11 de febrero de 1873 y, ese mismo día, las Cortes proclamaron la República.

 

Proclamación de la República

Aunque la República fue proclamada el 11 de febrero, las referencias al nuevo orden establecido las encontramos cinco jornadas después; concretamente aparecen en el libro de actas de la sesión del día 16 de febrero, en el que se dice:

 

…se les dio cuenta con su lectura de los Boletines Oficiales extraordinarios recibidos en la semana última, por las cuales se comunica por el Excmo. Sr. Ministro de la Gobernación, que las Cortes acaban de leer la renuncia de S.M. el Rey, quedando enterada la Representación Nacional de tal acontecimiento, como también, que la misma acaba de elegir el poder ejecutivo de la República, nombrando -Presidente a D. Estanislao Figueras,

-Ministro de Estado, a D. Emilio Castelar

-De Gracia y Justicia, a D. Nicolás Salmerón y Alonso

-De Hacienda, a D. José Echegaray

-De Guerra, a D. José Fernández de Córdova. (Se equivocaron al transcribirlo en el acta. En realidad, el ministro de la Guerra de la Primera República fue Fernando Fernández de Córdoba)

-De Marina, a D. José Berenguer

-De Gobernación, D. Francisco Pi y Margall

-De Fomento, D. Manuel Becerra

-De Ultramar, D. Francisco Salmerón y Alonso

 

Enterada la corporación, siendo su mayoría republicana, se adhiere al actual orden de cosas, ofreciendo todo su apoyo a la Asamblea Nacional.[1]

 

La corporación municipal estaba formada por D. Juan Mansilla como Alcalde-Presidente, y los concejales D. Juan Félix Ciudad, D. Andrés Mateos Cuesta, D. Pedro Arroyo, D. José Sánchez Moreno, D. Marcelino González, D. Domingo Cabanillas y D. Manuel Fortuna Gómez, siendo el secretario D. Antonio Fernández Villarejo.

Según aparece recogido en el libro de sesiones, la mayoría de la corporación era de ideología republicana, por lo que la asunción del nuevo régimen político fue acogida con satisfacción.

 

A lo largo de su legislatura, el gobierno municipal continuó ocupándose de las cuestiones ordinarias que se generaban en la vida cotidiana de los vecinos y de la localidad. En las sesiones se trataban asuntos agroganaderos y comunales, peticiones y reclamaciones de los vecinos sobre terrenos cercanos a sus propiedades, alistamiento de los quintos o sobre temas económicos (presupuestos, recaudación, deudas…). Entre los asuntos de calado nacional que afectaron a Madrigalejo ese año de 1873, destacamos la entrada de los Carlistas en nuestra localidad, concretamente la partida de Sabariegos, hecho del que se hace eco el libro de actas en las sesiones del 31 de agosto y del 10 de septiembre[2].

 

Restauración borbónica

Tampoco la República trajo estabilidad política. De hecho, en los once primeros meses, hubo cuatro presidentes del poder ejecutivo: Estanislao Figueras, Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar. Con el golpe de estado de Pavía el 3 de enero de 1874, se puso al frente del gobierno el general Francisco Serrano y comenzó la segunda etapa de la República. Este periodo fue llamado también “República Unitaria” o “Dictadura de Serrano”. Todo ello terminó con otro pronunciamiento, el de Martínez Campos en Sagunto el 29 de diciembre de 1874, y la restauración de la monarquía Borbónica en la figura de Alfonso XII.

 

Por aquellas fechas, había cambiado también la corporación municipal en Madrigalejo. Al frente se encontraban D. José Fernández Borrallo, como Alcalde-Presidente, y los concejales D. José Sánchez Moreno, D. Agustín Fortuna Orellana, D. Julián Arroyo Pachón, D. Francisco Gil Caños, D. Francisco Giménez Garvín y D. Juan Ramos, siendo secretario D. Patricio Sánchez Bulnes.

 

También en esta ocasión, las noticias de los acontecimientos llegaron pocos días después. Así lo encontramos referido en el libro de actas de la sesión de 2 de enero de 1875[3]:

 

…Se abrió la sesión por la lectura del Boletín Oficial Extraordinario de treinta y uno de diciembre último que se recibe en este momento por el correo ordinario por el que se comunica que S.A.R. el Príncipe Alfonso ha sido proclamado Rey de España. Enterada la Municipalidad, por unanimidad acordó adherirse en todo al movimiento militar iniciado por el Ejército del Centro capitaneado por los Ilustres generales Martínez Campo y Jovellar y secundado por todo el Ejército Español, proclamando a D. Alfonso de Borbón Rey de esta Nación; reconocerle y acatarle como tal Rey y como única legalidad existente, concluyendo con repetidos ¡Viva el Rey D. Alfonso XII! Que fueron secundados por el vecindario que recibió con júbilo y acogió con universal alegría tan fausta noticia. Inmediatamente hubo salves, repiques de campanas, iluminaciones, y se acordó elevar a la autoridad superior de esta provincia copia certificada de esta acta…

 

 

Por tanto…

Así hablan los documentos de la forma que acogieron en Madrigalejo, desde sus corporaciones municipales, los cambios de régimen en el Estado Español en 1873 y en 1874. Al mismo tiempo que iba cambiando la sociedad española, también se habían protagonizado esos cambios de forma previa en nuestra institución municipal. Hemos visto que, tanto en un momento como en otro, los dirigentes que estaban al frente del Ayuntamiento eran, al menos, simpatizantes de los regímenes recién instaurados, adhiriéndose con satisfacción a ellos de forma inmediata.

Estos son trocitos de nuestra historia local que es interesante que conozcamos.

 

Guadalupe Rodríguez Cerezo

 

*La fotografía de portada es de uno de los concejales que aparecen citados en los documentos: D. Agustín Fortuna Orellana.



[1] Archivo Municipal de Madrigalejo (A.M.M.). Sig. 17-14. 16 de febrero de 1873.

[3] (A.M.M.) Sig. 17-14. 2 de enero de 1875.


domingo, 11 de mayo de 2025

LEÓN EL AFRICANO Y EL P. LUCIANO RUBIO (O.S.A.)

En cierta ocasión oí decir que, de una forma o de otra, todos estamos interconectados. La elección del Papa León XIV, que viví con alegría y esperanza, al mismo tiempo y en otro sentido, me llevó a considerar algunas coincidencias que no me resisto a compartir. Su condición de religioso agustino y el hecho de haber elegido, como pontífice, el nombre de León me llevaron a recordar al padre Luciano Rubio (1909-1997). Ambos comparten ser religiosos de la Orden de San Agustín y ambos han servido a sus hermanos como priores generales de la Orden: Luciano Rubio, entre 1959 y 1965, y Robert Francis Prevost, entre 2001 y 2013. Pero, además, el nombre de León XIV, me llevó a la figura del diplomático y viajero del S. XVI “León el Africano” -protegido del Papa León X, de quien recibió su nombre cristiano- y al trabajo que el P. Luciano había realizado sobre la obra de este personaje.

Por todo ello y por el vínculo que al padre Luciano le unía con Madrigalejo, me parece oportuno recuperar un artículo que escribí en 2010, titulado “Sobre la edición crítica de la Descripción de África de León el Africano en castellano. El padre Luciano Rubio”, que está publicado en la revista Talarrubias[1]. A continuación, reproduzco la esencia de aquel artículo, con ligeras variantes:

 

El Padre Luciano Rubio (O.S.A.)

Es significativa la importancia de la traducción y edición crítica de la Descripción de África del Padre Luciano por haber sido la primera realizada en castellano[2] directamente del italiano; pero, además, hay que destacar su metodología, basada en intentar “reflejar lo más exactamente posible el texto primitivo, procurando, al mismo tiempo, obtener una redacción, si no literaria, al menos lo más correcta posible” (…) y en “corregir inexactitudes de León Africano, completar las referencias con las de otros historiadores y geógrafos árabes y, sobre todo, identificar la verdadera situación de las localidades citadas, siempre que en el texto no se halle claramente indicada ésta[3], como el mismo P. Luciano explica.

El padre Luciano Rubio nació en Posada de Omaña (León) en 1909. Con sus palabras conocemos su ser esencial: “…discípulo de Asín Palacios y humilde agustino del Monasterio del Escorial (…) Mis manos sólo han sabido de las caricias del papel en los libros y de los roces de los hábitos de lana. He visto de cerca el oro de los reyes y de los príncipes y también he padecido el hierro de las cadenas durante la Guerra Civil. Mis labios han rezado miles de oraciones, mis ojos han leído miles de códices y manuscritos, mis pies han recorrido muchas ciudades y varios imperios…[4]. Ellas reflejan sus dos grandes vocaciones, la religiosa y la intelectual; también hablan de los sufrimientos padecidos y de sus contactos con las más altas dignidades. Aparte de sus estudios en Teología, contaba con una sólida formación filosófica y filológica; era políglota: hablaba árabe, francés, castellano, alemán, hebreo, latín, griego e italiano. Ejerció de bibliotecario en la Real Biblioteca del Escorial, donde pasó la mayor parte de su vida, un lugar privilegiado para su labor investigadora. También hay que destacar su labor docente, que fue prior del Monasterio del Escorial, prior provincial de la provincia Matritense, asistente general de la orden de S. Agustín, prior general de la Orden, padre conciliar en el Concilio Vaticano II y miembro de la Comisión de Misiones, así como perito en las últimas sesiones del Concilio, nombrado por Pablo VI. Vivió en Chicago, Hipona y Roma. Fue nombrado Doctor “Honoris Causa” en Lenguas Semíticas y en Derecho por dos universidades estadounidenses. En su extensa bibliografía, pueden cuantificarse más de sesenta trabajos publicados[5]. Sus últimos años los vivió de nuevo en El Escorial, donde entregó su alma a Dios en 1997[6].


P. Luciano Rubio (O.S.A.)

El P. Luciano Rubio, hermano de D. Ubaldo

Al Padre Luciano le unía un importante vínculo con Madrigalejo, que le trajo en algunas ocasiones a nuestra localidad. Este vínculo era su hermano Ubaldo, -D. Ubaldo Rubio, que muchos recordarán-, quien fue durante varias décadas secretario de nuestro Ayuntamiento. Aquí, en Madrigalejo, se estableció con su familia, aquí nacieron la mayor parte de sus hijos, aquí residió el resto de su vida y aquí falleció en 1982. Fue un hombre muy culto, que dejó obra escrita en diversos artículos con la firma de Waldo Rubio Calzón, como “Datos históricos” (Revista de las Fiestas Patronales de San Juan. Madrigalejo. 1965), “Madrigalejo: Pequeñas historias locales” (Diario Hoy. Badajoz. 10/07/1974), “La Casa de Santa María de Guadalupe en Madrigalejo” (Revista Alcántara. Nº194. 1979), “Fechas en que estuvo en Madrigalejo el rey don Fernando V El Católico y documentos que lo testifican” (Revista de Estudios Extremeños. XXXVIII. Badajoz, 1982), entre otros. También recogió la relación nominal de los vecinos de Madrigalejo pocos años después del derribo del castillo de García de Vargas por Isabel la Católica[7]. Además, a él se debieron, junto al entonces alcalde don Francisco Gómez Lozano de Sosa, los actos conmemorativos del V centenario del nacimiento del rey Fernando el Católico que se celebraron en Madrigalejo en 1952[8]. Y cuando el Ayuntamiento se planteó la posibilidad de organizar algún acto para conmemorar el V centenario del nacimiento del rey Católico, y ante la falta de documentación en nuestra localidad sobre fallecimiento de este monarca, D. Ubaldo echó mano de su hermano, el P. Luciano Rubio, quien, como bibliotecario del Monasterio del Escorial, intervino oportunamente facilitando copias de documentos históricos y de crónicas relativas a los acontecimientos que se sucedieron en nuestra localidad en 1516[9]. Esa documentación aportada por el P. Luciano fue la base para los estudios sucesivos que nos acercaron al conocimiento de los hechos de la firma del testamento y muerte del rey Fernando el Católico en Madrigalejo.  Y a lo largo de tantos años de vida de D. Ubaldo en Madrigalejo, el P. Luciano tuvo oportunidad de visitar en varias ocasiones nuestra localidad, para pasar algunos días con su hermano y su familia, participando en los acontecimientos familiares y estando siempre presente de una forma especial en los momentos difíciles.


Traducción y edición crítica de Luciano Rubio de León el Africano       

En 1999 se publicó en castellano la obra de LEÓN el AFRICANO: Descripción de África y de las cosas notables que en ella se encuentran[10]. Es una edición de la editorial “Hijos de Muley-Rubio”, a partir de la traducción y estudio crítico del Padre Agustino Luciano Rubio, cuyo trabajo lo había realizado algunas décadas antes y que se publicó tras su fallecimiento. La obra de León el Africano es fundamental para el estudio del Magreb del S.XVI, porque su descripción es la de un testigo, que vivió en aquella centuria y visitó aquellos lugares. También es importante el análisis de la obra realizado por el P. Luciano.



León el Africano y su obra

Al-Hasan b. Muhammad Al-Wazzan Al-fasi Al-Garnati (León el Africano) nació en Granada en torno a 1487-1488. Tras la conquista de Granada en 1492, él y su familia emigraron a Fez. En esta ciudad recibió una sólida educación en las letras árabes y en la religión islámica, apoyada en las disciplinas habituales de la época (Retórica, Poética, Derecho y Teología). Al terminar sus estudios, emprendió viaje a Constantinopla, la Meca y otros territorios del próximo Oriente. Después entró al servicio de los soberanos de Fez y, más tarde, se unió al Xerif Muhammad, con quien recorrió gran parte del Magreb proclamando la guerra santa contra los portugueses. En los años siguientes, viajó por el norte de África y visitó de nuevo Constantinopla. Sobre 1519 fue apresado por una escuadra cristiana o por corsarios sicilianos en la isla de Gelves y fue llevado a Italia. En Roma le tomó bajo su protección el Papa León X[11]. Este pontífice le indujo a bautizarse con los nombres cristianos de Juan León (el nombre de pila del Papa y el que había tomado como pontífice). Su espíritu andariego le llevó a viajar por todo el territorio. Tras la muerte de León X en 1521, se planteó regresar a África, aunque no lo hizo hasta 1529-1530, instalándose en Túnez, donde volvió a la fe del Islam. Hasta aquí los datos fiables que se conocen de su vida [12].

La importancia de León el Africano se centra en su obra, donde dejó escritas las vivencias de sus numerosos viajes. Destaca entre toda ella su Descripción de África y de las cosas notables que en ella se encuentran, publicada por primera vez en lengua italiana en Venecia en 1550 por el geógrafo Giovanni Battista Ramusio[13]. Este libro escrito en el siglo XVI, es fundamental para el estudio del norte de África por el valor de los datos que aporta, hasta el punto de que, “durante tres siglos, León va a ser la única fuente de información geográfica acerca de Marruecos[14]. Es un verdadero manual, donde se describen paisajes, ciudades, aldeas, edificios… se proporcionan datos como el número de hogares que componían cada localidad, los impuestos que pagaban, las distancias que separan a unas de otras… se retratan a los pobladores de cada lugar, sus vestimentas, su carácter, sus vicios y virtudes, su  economía, sus costumbres… se cuentan anécdotas vividas en determinados lugares y se opina sobre otras que le hubieran contado, aunque no las presenciara, así como las que hubiera leído de autores antiguos. Pero, sobre todo, es especial la Descripción de África por la fusión que hace de la tradición árabe y europea en cuanto a los conocimientos geográficos[15]

                    

 La novela de Amin Maalouf   

Sin duda, esta Descripción de África fue la fuente principal de la que bebió el escritor libanés Amin Maalouf para escribir su célebre novela León el Africano[16]. Hasta en ocho ocasiones el protagonista del relato hace alusión a la obra del S. XVI y el escritor toma de ella de forma literal infinidad de descripciones, anécdotas, historias, curiosidades… las mismas que vamos encontrando en la lectura del libro escrito por Juan León Africano. Verdaderamente, si este nombre resulta conocido a una gran mayoría, es gracias a Amin Maalouf, que popularizó su figura haciéndole protagonista de su novela y lo mostró como un personaje aventurero, trotamundos incansable, culto, gran observador y amante de la vida. Aunque en esta obra nos topemos con un personaje novelado, no debemos olvidar que León fue una persona de carne y hueso. El mismo Amin Maaloof dice que “la escritura novelesca no es sino una puesta en escena, una dramatización de nuestros propios sueños y fantasmas. (…) que tiende a servirse de la verdad más bien que a servirla, y cuyas únicas obligaciones son de carácter estético, pudiendo en consecuencia desentenderse de la veracidad histórica y sustituir legítimamente la realidad por lo verosímil, y lo verosímil por lo imaginario[17].


Si bien el personaje de León el Africano es el factor común de Amin Maalouf y del Padre Luciano Rubio, el tratamiento es totalmente diferente, pues, y volviendo a tomar las palabras del novelista libanés, “la labor crítica y traductora de Luciano Rubio está basada, ante todo, en la precisión documental, en el rigor histórico y filológico, en la paciencia, en la humildad[18]”.

 

Conclusión 

De esta forma vemos cómo la actualidad, en este caso la elección del Papa León XIV, la hacemos más nuestra. Sin duda, los católicos ya le queremos y nos sentimos más unidos a él por ser nuestro pastor, el sucesor de Pedro. Pero, además, desde que supimos que era agustino y que había elegido por nombre León para su pontificado, nos llevó nuestra mente al padre Luciano Rubio y a su trabajo de traductor, en este caso de la obra de León el Africano y su relación con el Papa León X. A su vez, el padre Luciano nos hizo recordar a su hermano, D. Ubaldo Rubio Calzón, que durante tantos años estuvo al frente de la secretaría del Ayuntamiento de Madrigalejo, y por tanto, a entablar una interconexión del nuevo pontífice con nuestra localidad.  

 

Guadalupe Rodríguez Cerezo.



[1] G. RODRÍGUEZ CEREZO: “Sobre la edición crítica de la Descripción de África de León el Africano en castellano. El padre Luciano Rubio”. Revista Talarrubias, nº22 - 2010. Pp. 133-141.

[2] Descripción de África…op.cit. en las páginas dedicadas a NUESTRA EDICIÓN, firmadas por Federico Utrera y J.L. López Bretones.

[3] Ibidem, en las páginas dedicadas a NUESTRA TRADUCCIÓN, firmadas por Luciano Rubio.

[4] Ibidem, en la solapa del libro.

[5] Ibidem, en las páginas dedicadas a la Bibliografía de Luciano Rubio, firmadas por Modesto González Velasco.

[6] Ibidem, estas notas biográficas las hemos tomado de las páginas dedicadas a Homenaje a Luciano Rubio firmadas por Miguel Ángel Orcasitas, prior general, y Felicísimo Castaño.

[7]L. RODRÍGUEZ AMORES: Crónicas Lugareñas. Madrigalejo. Tecnigraf Editores. Badajoz, 2008.  Ibidem, páginas 171 y 172.

[8] Ibidem, página 249.

[9] W. RUBIO CALZÓN: “Fechas en que estuvo en Madrigalejo el rey don Fernando V “El Católico” y documentos que lo testifican”. Revista de Estudios Extremeños. XXXVIII. Badajoz, 1982. Páginas 552 y 553.

[10] LEÓN EL AFRICANO; Descripción de África y de las cosas notables que en ella se encuentran. Año 1550. Venecia. MDL. Traducción y edición crítica de Luciano Rubio. Editorial HMR Hijos de Muley-Rubio. Madrid. 1999. 

[11] León X, cuyo verdadero nombre era Giovanni de Médici, fue uno de los pontífices más representativos de la Roma renacentista, que se rodeó de los mejores creadores de las letras, las artes y las ciencias del momento.

[12] Estas notas están tomadas de la biografía que el Padre Luciano Rubio hace de León el Africano en la Introducción de la edición crítica de la Descripción de África... op.cit. 

[13] Ibidem, en las páginas dedicadas a las obras de León Africano.

[14] Ibidem, palabras literales tomadas de la “Influencia de la Descripción de África” que el P. Luciano escribe de León el Africano en la Introducción de la edición crítica de la Descripción de África… op. cit.

[15] Ibidem, en la página dedicada a “Valor e influencia de la Descripción de África”.

[16] Amin MAALOUF, León el Africano. Libro de Bolsillo. Alianza Editorial S.A.  Madrid. 1991.

[17] Palabras de Amin MAALOUF en el prólogo del libro: LEÓN EL AFRICANO; Descripción de África y de las cosas notables que en ella se encuentran. Traducción y edición crítica de Luciano Rubio. Op.cit.

[18] Ibidem.



jueves, 24 de abril de 2025

ADRIANO VI EN EL CALLEJERO DE MADRIGALEJO

Paseando por las calles de nuestra localidad, al mirar las placas donde se rotulan sus nombres, no nos podemos sustraer a cuestionarnos acerca de tales designaciones. Entre los nombres de las calles de Madrigalejo, puede llamar la atención la que está dedicada a Adriano VI. Esta vía está situada hacia el sur del casco urbano, detrás del edificio del antiguo “Grupo Escolar Fernando el Católico” y donde se ubican las antiguas casas de los maestros, formando parte del conjunto que se construyó en la década de los 50 del pasado siglo XX. En esta calle se encuentra actualmente la sede local de Cruz Roja en Madrigalejo. Llegados a este punto habría que preguntarse quién fue Adriano VI y por qué una de las calles de nuestra localidad lleva su nombre.

Calle Adriano VI

Adriano VI fue el Papa nº 218 de la Iglesia católica -entre 1522 y 1523- y, antes de ser Papa, su nombre era Adriano de Utrecht. En su condición de embajador del Príncipe Carlos de Gante, fue uno de los personajes que estuvo en Madrigalejo en enero de 1516, cuando Fernando el Católico se debatía entre la vida y la muerte en nuestra localidad, y que falleció el 23 de enero.

En las siguientes líneas, presentamos unas pinceladas sobre la biografía de este personaje histórico que, entre otros cargos, fue regente de Castilla e Inquisidor General.

Adriano de Utrecht[1]

Nació en 1459 en Holanda -probablemente en Utrecht-, en una familia humilde. Se sabe con certeza que pasó su infancia en Utrecht, de donde toma el nombre. Estudió en la Universidad de Lovaina y aquí obtuvo el título de doctor en Teología. El emperador Maximiliano de Austria le nombró preceptor de su nieto el príncipe Carlos de Gante y, desde entonces, comenzó una vinculación muy especial entre Carlos y Adriano.

Como en 1515 habían llegado noticias al príncipe Carlos desde Castilla de los problemas de salud de su otro abuelo- rey Fernando el Católico-, Carlos de Gante envió a Adriano de Utrecht como embajador a la Corte del rey Fernando, para que velara por sus intereses ante el posible fallecimiento del monarca aragonés. El primer contacto que tuvieron Adriano y el rey Católico fue en el palacio del Duque de Alba, en Abadía (Cáceres), en diciembre de 1515. En ese primer encuentro, trataron temas de hondo calado y llegaron a acuerdos importantes, aunque no se materializaron en la firma de ningún documento.

Poco después, cuando la Corte del rey Fernando emprendió camino desde Plasencia hacia el sur, Adriano de Utrecht no viajó en la comitiva del monarca, sino que se dirigió directamente a Guadalupe con el resto del acompañamiento. Como el Rey tuvo que detenerse en Madrigalejo debido al agravamiento de sus dolencias, al enterarse el embajador del príncipe Carlos, sin perder tiempo, se desplazó hasta nuestra localidad y solicitó ver al monarca. Dice Galíndez de Carvajal que:

 

(El Rey) sospechó mal de aquella venida, y con enojo que ovo, dijo: “No viene sino a ver si muero. Decidle que se vaya, que no me puede ver”. E así el Embajador con asaz confusión se fue por entonces; aunque le hizo tornar a llamar por consejo e intercesión de algunas personas que allí estaban; al cual habló dulcemente, y le encargó que se fuese adelante a Guadalupe, y que le esperase allí, que presto entendía ser allí con él.[2]             

Pero, como sabemos, a Fernando el Católico no le dio la vida para acudir a su cita con Adriano de Utrecht en Guadalupe, por lo que no volvieron a verse ni tuvieron oportunidad de firmar los acuerdos a los que habían llegado. Sin embargo, algunos de aquellos puntos sí se tuvieron en cuenta en la redacción del testamento del monarca aragonés que se firmó en Madrigalejo.


Cuadro titulado Muerte de Fernando el Católico.
 Pintado por Segrelles

Nada más fallecer el rey Fernando el Católico, Galíndez de Carvajal y Francisco de Vargas fueron a comunicar la noticia a Adriano de Utrecht y lo encontraron en el camino a Guadalupe. Regresaron con él a Madrigalejo y, en su presencia y con los demás testigos, se abrió el testamento del monarca a las pocas horas de haber sido otorgado.[3]

Aunque Adriano había llegado a Castilla como embajador del príncipe Carlos, realmente venía cargado con plenos poderes para tomar posesión de los reinos cuando falleciera el monarca. Y una vez muerto el Rey, entraron en contradicción los poderes firmados por Carlos al de Utrecht con las últimas voluntades del rey Fernando el Católico, quien había nombrado como regentes, hasta que llegara el Príncipe, al cardenal Cisneros para Castilla y al arzobispo de Zaragoza para la Corona de Aragón. Llegados a esta cuestión, Cisneros y Adriano tuvieron una tensa entrevista en el Monasterio de Guadalupe, donde, al final, acordaron compartir la regencia. Sin embargo, pronto se dio cuenta el holandés que la gobernación efectiva la ejercía el cardenal y la suya no dejaba de ser más que testimonial.[4]

Aun así, en el periodo de su regencia, Adriano fue nombrado obispo de Tolosa e Inquisidor General de Aragón. Y una vez que el Rey Carlos se instaló en estos reinos, en 1518, asumió también el cargo de Inquisidor General de la Corona de Castilla. Además, intervino en cuestiones de política indiana, con postulados cercanos a los de fray Bartolomé de las Casas y atendía los despachos de la Casa de Contratación de Sevilla por expreso mandato del Rey. Previamente, en junio de 1517, había sido nombrado cardenal por el Papa León X.

Adriano de Utrecht volvió a ser regente cuando Carlos se ausentó para recoger la Corona Imperial. Entonces estallaron las revueltas comuneras. En esta ocasión, sus dotes conciliadoras no hicieron efecto -por su condición de extranjero- y, por ello, tuvo que compartir la gobernación con el Almirante de Castilla -Fadrique Enríquez de Velasco- y con el Condestable -Íñigo Fernández de Velasco-.

En enero de 1522 fue elegido Papa, tomando el nombre de Adriano VI. Si bien en esta elección tuvo mucho que ver el Emperador Carlos, que esperaba por ello compensaciones en favor de sus intereses, el nuevo pontífice fue muy claro y le contestó que él se debía al bien de la Cristiandad y no a los intereses del Emperador.

Tomó posesión de la silla papal el 31 de agosto de 1522 y falleció el 23 de septiembre de 1523. En su breve pontificado, propició cambios en la curia e implantó la austeridad en la que él mismo había vivido, intentó ser neutral en las disputas entre Carlos V y Francisco I de Francia y comenzó su papado luchando contra la erradicación de la herejía y contra el infiel. 

Es un buen momento recordar que, en Madrigalejo, una calle lleva el nombre del papa Adriano VI por su relación con la historia de nuestra localidad, ahora cuando en la actualidad estamos viviendo la despedida al Papa Francisco.

Para terminar, destacar que se dijo de Adriano de Utrecht (Adriano VI) que era un hombre conciliador, bondadoso y caritativo.  

Guadalupe Rodríguez Cerezo.

 

BIBLIOGRAFÍA:

L. GALÍNDEZ DE CARVAJAL. Anales Breves de los Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel, de gloriosa memoria.

J. M. CALDERÓN ORTEGA y F. J. DÍAZ GONZÁLEZ. El proceso de redacción del último testamento de Fernando el Católico el 22 de enero de 1516. Institución Fernando el Católico. Excma. Diputación de Zaragoza. Zaragoza, 2015

M. A. LADERO QUESADA. Los últimos años de Fernando el Católico 1505-1517. Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno. Dykinson, S.L. Madrid, 2016, pág. 259.

WEBGRAFÍA:

-https://www.fernandoelcatolico.org/adriano-de-utrech/ 

-https://dbe.rah.es/biografias/5185/adriano-vi



[2] L. GALÍNDEZ DE CARVAJAL. Anales Breves de los Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel, de gloriosa memoria.

[3] J. M. CALDERÓN ORTEGA y F. J. DÍAZ GONZÁLEZ. El proceso de redacción del último testamento de Fernando el Católico el 22 de enero de 1516. Institución Fernando el Católico. Excma. Diputación de Zaragoza. Zaragoza, 2015, pág. 23. // L. GALÍNDEZ DE CARVAJAL. Anales Breves de los Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel, de gloriosa memoria. Año XVI, Capítulo III.

M. A. LADERO QUESADA. Los últimos años de Fernando el Católico 1505-1517. Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno. Dykinson, S.L. Madrid, 2016, pág. 259.

[4] M. A. LADERO QUESADA. Los últimos años de Fernando el Católico 1505-1517. Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno. Dykinson, S.L. Madrid, 2016, pág. 259.

L. RODRÍGUEZ AMORES. Crónicas Lugareñas. Madrigalejo. Tecnigraf Editores. Badajoz, 2008, pág. 244.


domingo, 16 de marzo de 2025

FRAY JUAN RUIZ DE SAN AGUSTÍN



 XV Encuentros de Estudios Comarcales
Los XV Encuentros de Estudios Comarcales de Vegas Altas, La Serena y La Siberia (SISEVA) se desarrollaron los días 21 y 22 de abril de 2023 en Esparragosa de la Serena. Aquellas jornadas estuvieron dedicadas a “Filipinas y España: Fray José de Urbina de Esparragosa”. Allí presenté la comunicación titulada Un madrigalejeño obispo de Nueva Segovia: Fray Juan Ruiz de San Agustín, que ya está publicada en las actas de los XV Encuentros Comarcales (abril de 2024, BA-000392-2024), en las páginas 253-267.

La figura de fray Juan Ruiz de San Agustín es totalmente desconocida en Madrigalejo, de donde era natural. Su obra es tan importante que, dos de sus edificios forman parte de la ciudad histórica de Vigan (Filipinas), declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999. Para divulgar su figura, comparto un extracto de la comunicación presentada en Esparragosa de la Serena, con la biografía de este agustino recoleto que fue obispo de Nueva Segovia.

 Juan García Ruiz

Juan García Ruiz, hijo de Juan García Ruiz y de María Corrala, nació en Madrigalejo, el 6 de junio de 1728. Con 16 años, ingresó en el convento de Agustinos Recoletos de la cercana localidad de Santa Cruz de la Sierra, que se encontraba a tan solo 7 leguas de su casa, donde tomó el hábito en 1744[1]. A partir de ese momento pasó a llamarse fray Juan Ruiz de San Agustín. Profesó los votos de pobreza, castidad y obediencia en el convento de Copacabana en Madrid; volvió al convento de Santa Cruz, y desde aquí emprendió el gran viaje de su vida hacia Filipinas. Este viaje comenzó en febrero de 1749, embarcando en el puerto de Cádiz.

Desde que salió de Cádiz hasta su llegada a Filipinas, fray Juan Ruiz tardó tres años y ocho meses, un tiempo que bien supo aprovecharlo en su formación. Durante la travesía por el Atlántico, se dedicó a estudiar para recibir las Órdenes Mayores y así fue ordenado sacerdote en Ciudad de México, donde hizo una parada técnica de unos tres años. Llegó a Filipinas en octubre de 1752, con 24 años.  

Para poner las cosas en su contexto, es necesario destacar la importancia que tuvieron las órdenes religiosas en la organización y funcionamiento de las Islas Filipinas durante la presencia española en aquel archipiélago. Dada la carencia de funcionarios en el Filipinas, los misioneros se convirtieron en los representantes de la administración allí donde se encontraban. Por esta razón, aparte de su misión evangelizadora, también se encargaron de fiscalizar, informar, revisar los cargos municipales y controlar su conducta, velar por la administración de justicia, supervisar censos y tributos, así como servir de interlocutores e intérpretes entre las autoridades y la población aborigen. Y por supuesto, también asumieron labores sanitarias y asistenciales, así como la educación, la organización y dirección de edificios, caminos y obras públicas, entre muchas otras cosas más.[2]

Su primera etapa en Filipinas

Recién llegado a Manila, fray Juan Ruiz de San Agustín estuvo en la Casa Madre recoleta de Intramuros unos dos meses y, enseguida, le destinaron a la provincia de Bataán, donde aprendió tagalo en muy poco tiempo. Al año siguiente, en 1753, fue nombrado viceprior en Bongabón[3], en la zona central de la isla de Luzón. Pero cuando apenas se había instalado en el nuevo destino, se produjo un asalto de piratas moros al poblado y a la parroquia[4].

Fray Juan logró huir y se refugió en el monte, donde pasó muchas penalidades y sufrimientos, especialmente por la falta de alimento, que le provocó una gran desnutrición. Además, le afectaron unas fiebres que pusieron en gran riesgo su vida. Logró salir adelante gracias a la ayuda y cuidado de un nativo, que, cuando pudo, lo sacó de aquella zona y le trasladó a Calapán, en la isla de Mindoro, donde había mejores recursos y condiciones para poder recuperarse. Pero hasta aquí también llegó el peligro de los piratas moros y, de nuevo, se vio obligado a retirarse a Batangas, donde fue acogido y atendido en el Convento de los Agustinos Calzados hasta su total recuperación.

En 1755, regresó a Calapán como prior y vicario provincial de Mindoro; aquí ejerció su ministerio hasta que, en el 58, fue nombrado consejero provincial y se trasladó al Convento de San Nicolás Intramuros en Manila, la Casa Madre recoleta en Filipinas. Posteriormente, en 1761, fue elegido prior del Puerto de Cavite.[5]

Entre México y Filipinas

Al año siguiente, fue elegido superior de la Casa de Reposo u Hospicio de Ciudad de México, por lo que se embarcó en el “Galeón de Manila” rumbo a Nuevo México. Durante la travesía, se encontraron con una climatología adversa y una fuerte tormenta, que provocó importantes daños en la nave, y el capitán decidió regresar a Manila. Pero el galeón fue interceptado por una nave británica e hizo prisioneros a sus pasajeros, pues acababa de comenzar la guerra Anglo Española y los ingleses habían tomado la ciudad de Manila, hacia donde llevaron a los cautivos. Por tanto, fray Juan Ruiz volvió a Filipinas como prisionero sin haber podido llegar a su destino en México.

El Tratado de París puso fin a la Guerra de los Siete años y Filipinas volvió a manos españolas. Fray Juan Ruiz de San Agustín recobró la libertad y fue nombrado prior de San Nicolás de Manila y, poco después, del Convento de San Sebastián. Por segunda vez, le llegó el nombramiento de superior del Hospicio de Ciudad de México, y embarcó de nuevo hacia Nueva España en 1764.

No parece que fuera su destino dirigir el Hospicio de Ciudad de México, pues, aunque llegó a Acapulco sin contratiempos, durante la travesía, había fallecido el comisario y fray Juan Ruiz fue nombrado comisario suplente; por esta razón se vio obligado a viajar urgentemente a la Corte. Debía ser un personaje inquieto, pues, mientras estuvo en la Península, se dedicó a organizar una misión de agustinos recoletos para Filipinas y, con el primer grupo de misioneros, regresó al archipiélago asiático en 1769.

Segunda etapa en Filipinas

En su segunda etapa en Filipinas, pasó por diversos cargos en San Nicolás Intramuros de Manila. Llegó a ser elegido Provincial de la Orden. La Casa Madre había sufrido importantes desperfectos en un seísmo ocurrido en 1771 y fue necesario realizar en el convento unas obras de restauración muy considerables. Fray Juan Ruiz de San Agustín estuvo muy presente en estas obras, tanto cuando fue vicario provincial, como siendo el Provincial de la Orden.

Iglesia de San Nicolás Intramuros. Manila. Ya desaparecida.

Tras terminar su trienio como Provincial, estuvo en Manila hasta que fue nombrado obispo de Nueva Segovia, diócesis que tenía su sede en Vigan, la antigua Villa Fernandina. Hasta allí se trasladó nada más conocer su nombramiento en 1782 y se hizo cargo del gobierno de la diócesis antes, incluso, de ser consagrado como obispo, pues su ordenación episcopal no tuvo lugar hasta 1786 en San Nicolás Intramuros, en Manila.



La sede del Obispado de Nueva Segovia había sido trasladada a Vigan apenas unos años antes y, por tanto, la nueva sede necesitaba una residencia para el prelado y una catedral. Así, nada más llegar a Vigan, fray Juan Ruiz emprendió la construcción del palacio episcopal, con tanto ahínco, que las obras terminaron antes de su consagración como obispo. Y cuando las arcas se recuperaron del gran desembolso que había supuesto la construcción del palacio, emprendió la construcción de la catedral, templo que estaría dedicado a la Conversión de San Pablo Apóstol.

Palacio Episcopal de Vigan.

Construcción de la Catedral de Vigan

Sorprende la rapidez en la construcción de estos dos edificios monumentales. Tanta eficacia sólo puede ser explicada desde su valor simbólico, que implicó a toda la comunidad: la ciudad entera, mujeres y hombre, jóvenes y mayores, pueblo llano y clase dirigente, estuvieron comprometidos en tamaña empresa[6].

No existe constancia de dónde sacó fray Juan Ruiz el modelo para la construcción de la catedral de Vigan. Sin embargo, no podemos olvidar su recorrido vital por medio mundo, desde la Península Ibérica al archipiélago filipino, pasando por México. Además, hay que tener en cuenta que, en la ciudad de Vigan, existía un importante asentamiento comercial chino. A ello habría que sumar la experiencia que había adquirido estando a pie de obra, en Manila, en la reconstrucción el Convento de San Nicolás Intramuros, que debió ser decisiva a la hora de idear el nuevo templo.

Hay que tener presente que se trataba de construir un edificio de nueva planta, cuyo destino específico desde su concepción era ser una catedral y, en este afán, fray Juan debió volcar todos sus conocimientos. Otra cosa más, el recoleto llevaba viviendo en Filipinas la mayor parte de su vida, por lo que sabía por experiencia que los terremotos sacudían con frecuencia esas tierras y que la población vivía amenazada constantemente por los ataques de los moros piratas. Estas circunstancias arrojaron, como resultado, un edificio monumental de estilo Barroco, que no destaca en altura y le imprime cierto carácter achaparrado, con buenos contrafuertes y escasez de vanos, para favorecer su defensa en caso de peligro. Y aunque recuerde a las iglesias mexicanas y se dejara inspirar por el edificio de San Nicolás Intramuros de Manila, también recoge elementos europeos, filipinos y chinos, lo que convierte a la catedral de Vigan en un edificio ecléctico y muy singular. La torre se encuentra separada varios metros del templo y, en ella, se aprecian muchas similitudes con la que tenía la Casa Madre en Intramuros, aunque con un cuerpo menos.[7]

Actualmente, la catedral y el palacio forman parte del conjunto histórico de la ciudad de Vigan que, por su originalidad, armonía, y buena conservación, mereció ser declarada, en 1999, “Patrimonio de la Humanidad” por la UNESCO.[8]

A la vez de su actividad constructora, fray Juan Ruiz de San Agustín también dejó abundante documentación escrita en forma de pastorales y circulares, “de las que se dijo eran modelo en su género por el espíritu que respiraban y el contenido doctrinal”[9].

Fray Juan Ruiz siguió muy de cerca las obras de la catedral de Vigan, hasta el punto de que enfermó a causa de las humedades y de la inhalación de la cal. Esta enfermedad le llevó a la muerte, que tuvo lugar en el palacio episcopal el 2 de mayo de 1796, sin ver terminadas las obras. Su cuerpo está enterrado en la Catedral de Vigan.

Guadalupe Rodríguez Cerezo

 

BIBLIOGRAFÍA:

M. ANDRÉS MARTÍN y otros. Misioneros Extremeños en Hispanoamérica y Filipinas. Diccionario biográfico y bibliográfico. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid, 1994 (pp. 302-303)

F. CILLÁN CILLÁN, J. ESTEBAN ORTEGA, J.A. RAMOS RUBIO y O. SAN MACARIO SÁNCHEZ. La montaña sagrada. Historia de dos pueblos: Puerto de Santa Cruz y Santa Cruz de la Sierra. Diputación de Cáceres. Cáceres, 2020. (pp. 276 y 322)

G. OCHOA OAR: Historia General de la Orden de Agustinos Recoletos VIII: 1755-1796 (Zaragoza 1918) (pp. 610-615)

P. PANEDAS GALINDO: “Iglesias recoletas hoy en Filipinas”. Recollectio: annuarium augustinianum. Nº 31-32.

L. RODRÍGUEZ AMORES. Crónica Lugareñas. Madrigalejo. Tecnigraf S.A. Badajoz, 2008. (pp. 321-323)

WEBGRAFÍA:

https://agustinosrecoletos.org/actualidad/15378/y-la-recoleccion-nacio-en-torno-a-una-hoguera

 

http://caminosdecultura.blogspot.com/2011/03/convento-de-los-agustinos-en-santa-cruz.html

 

https://agustinosrecoletos.org/library/126-colaboradores/127-emmanuel-luis-a-romanillos/1611-vigan-bishop-juan-garcia-ruiz-de-san-agustin.pdf

 

https://sge.org/publicaciones/numero-de-boletin/boletin-61/las-ordenes-religiosas-en-filipinas/

 

https://agustinosrecoletos.org/actualidad/6111/el-dia-que-llegamos-400-anos-de-presencia-recoleta-en-filipinas

 

https://agustinosrecoletos.org/actualidad/8952/el-hospicio-de-san-nicolas-acoge-de-nuevo-a-los-recoletos-177-anos-despues

 

https://www.geografiainfinita.com/2020/06/el-galeon-de-manila-la-globalizacion-que-trajeron-las-espanas/

 

https://www.agustinosrecoletos.org/reportaje/9/intramuros-de-manila-la-casa-madre-durante-337-anos

 

https://www.despertaferro-ediciones.com/revistas/numero/moros-espana-contra-piratas-musulmanes-filipinas-jolo-mindanao-julio-albi/

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Sant%C3%ADsima_Trinidad_(1750)

 

https://agustinosrecoletos.org/actualidad/9505/memoria-historica-para-los-recoletos-en-manila

 

https://agustinosrecoletos.org/reportaje/9/pag-148/7-bonus-algunos-moradores-insignes-de-intramuros

 

https://hmong.es/wiki/Archdiocese_of_Nueva_Segovia

 

https://agustinosrecoletos.org/old/es/reportajes.php?carpeta=200705&reportaje=filipinas&id=04l

 

https://www.inclusion.gob.es/cartaespana/es/noticias/Noticia_0150.htm

 

https://dbe.rah.es/biografias/34127/juan-de-chaves-y-mendoza

 

FUENTES:

-Archivo Parroquial de Madrigalejo. Libros de Matrimonio y de Defunción.



[2]Ibidem.

[3]Ibidem, y M. ANDRÉS MARTÍN y otros. Misioneros Extremeños en Hispanoamérica y Filipinas. … Op.cit. (p. 302) / L. RODRÍGUEZ AMORES. Crónicas Lugareñas. Madrigalejo … Op.cit. (p. 322).

[9]M. ANDRÉS MARTÍN y otros. Misioneros Extremeños en Hispanoamérica y Filipinas. … Op.cit. (p. 303)