Fernando el Católico pasó su última
Navidad en tierras extremeñas.
Había elegido la ciudad de Plasencia
para pasar el invierno por estar situada
en un escondido valle y al abrigo de
los vientos del norte[1].
Llegó a Plasencia el 29 de noviembre de 1515, víspera de San Andrés, donde fue honradamente rescibido,tomando palabras
de Galíndez de Carvajal[2].
Unos días después, asistió, en esta ciudad, al matrimonio de su nieta, Ana de
Aragón (hija del Arzobispo de Zaragoza), con el Duque de Medina Sidonia, Álvaro
Pérez de Guzmán[3].
El
monarca estaba ya bastante enfermo, aquejado de problemas cardiacos,
vasculares, respiratorios y renales, que se habían manifestado en el mal de
hidropesía (acumulación anormal de líquido en tejidos y cavidades del cuerpo)[4]. Su mala salud le hacía
estar desasosegado, sin encontrar alivio en ningún lugar donde se encontrara;
por ello, una semana después, abandonó Plasencia para dirigirse a Abadía,
con la excusa de cazar en las tierras de su primo, el duque de Alba. En el
palacio de Abadía, además de intentar distraerse, también se celebraron
importantes reuniones, en las que se firmó la “Concordia con Inglaterra” el 11
de diciembre y donde se encontraron por primera vez el monarca y el embajador
de su nieto Carlos, Adriano de Utrecht[5].
Unos
días después, el rey Fernando se trasladó a Galisteo y, desde allí,
regresó a Plasencia, donde había decidido pasar la Navidad[6]. Y en la ciudad del Jerte
pasó el día de Navidad, aunque dispuesto para emprender su último viaje. En
Abadía se había hecho público que volvería a ponerse en camino, para dirigir
sus pasos hacia el sur: en primer lugar, hacia Sevilla y, después, a Granada,
aunque con el propósito de detenerse antes en el Monasterio de Guadalupe, donde
debía presidir la asamblea de la Orden de Calatrava para designar al sucesor
del Comendador Mayor, D. Gutierre de Padilla, que había fallecido recientemente.
El espíritu desasosegado que invadía al rey en los últimos años le impedía
permanecer de forma prolongada en ningún lugar, por lo que, el 28 de diciembre,
Fernando el Católico abandonó la ciudad de Plasencia poniendo rumbo a Trujillo,
acompañado de sus más fieles cortesanos. El resto de la comitiva se desplazó
directamente hacia Guadalupe.
A
través de las fuentes, sabemos que el monarca se desplazaba con parsimonia, y
que le llevó varias jornadas andar el camino entre las dos ciudades. Galíndez
de Carvajal cuenta que viajaba en andas, sin duda debido a su precario estado
de salud, y que cruzó el río Tajo por el puente del Cardenal[7]. En otras circunstancias,
el rey hubiera disfrutado de su pasión por la caza y de los paisajes de
Montfragüe, pero en aquellos momentos debió conformarse únicamente con dar
satisfacción a la vista y con respirar el aire puro de nuestras dehesas.
El día 2 de enero, el monarca pernoctó en Jaraicejo[8] y, al día siguiente partió hacia Trujillo, donde ya le esperaban y le tenían preparado el avituallamiento, la recepción y su estancia. Se habían afanado para que no faltase carne de vaca; a los panaderos se les había pedido que amasasen lo necesario para que no hubiera carestía de pan; a los proveedores, que tuvieran capones, aves, perdices y terneros para obsequiar, tanto al monarca, como al infante, aunque este último no pasaría por Trujillo, porque tomó el camino directo a Guadalupe desde Plasencia.
Cuando en Trujillo se supo que el monarca
se encontraba cerca de la ciudad, los principales salieron a recibirlo de
acuerdo con el siguiente protocolo: los caballeros y sus hijos, vestidos de
seda, cabalgarían junto al corregidor; los escribanos llevarían capuz de paño,
y el corregidor y las justicias vestirían trajes de terciopelo y seda. Para
terminar con los preparativos, tuvieron en cuenta que la estancia del rey en la
ciudad fuera lo más agradable posible y, para ello, encargaron seis toros
bravos para correrlos el día de los Reyes Magos.[9]
Así
fue cómo el rey Fernando el Católico pasó su última Navidad en Extremadura, celebrando
los días especiales en Plasencia, el 25 de diciembre, y en Trujillo, a
festividad de los Reyes Magos, mientras viajaba por sus caminos, con el
espíritu inquieto y desasosegado a causa de su maltrecha salud, que llevó a
Mártir de Anglería a escribir: nuestro
Rey no cesa de vagar de un lado para otro en busca de la muerte, en la carta 564 del libro XXIX de su Epistolario.
Después, la
comitiva reemprendió la marcha hacia Abertura, donde hizo una parada de
varios días. En esta localidad, el monarca despachó una carta, el 13 de enero, destinada
al Concejo de Trujillo sobre un asunto relacionado con las obras de su
fortaleza[10].
Lejos
estaba el rey de pensar que esa había sido su última Navidad, pues, una vez
hubo abandonado Abertura, la siguiente parada en el itinerario fue Madrigalejo,
donde se agravó su dolencia. En su estado, no podía continuar el camino, por lo
que fue acogido en la Casa de Santa María, desde donde el Monasterio de
Guadalupe gestionaba la importante hacienda que poseía en la localidad. En este
edificio, el rey Fernando el Católico pasó sus últimos días; aquí decidió hacer
un nuevo testamento, que firmó en el atardecer del 22 de enero de 1516, y
falleció en la madrugada del 23 de enero de 1516, día de San Ildefonso.
Guadalupe Rodríguez Cerezo.
BIBLIOGRAFÍA:
J.M.
CALDERÓN ORTEGA y F.J. DÍAZ GONZÁLEZ: El
proceso de redacción del último testamento de Fernando el Católico el 22 de
enero de 1516. Institución Fernando el Católico. Excma. Diputación de
Zaragoza. Zaragoza. 2015.
L. GALÍNDEZ
DE CARVAJAL: “Anales Breves del Reinado de los Reyes Católicos”. Crónica de los Reyes de Castilla. III.
Madrid. Biblioteca de Autores Españoles. Vol. 70. 1953.
M. A.
LADERO QUESADA: Los últimos años de
Fernando el Católico. 1505-1517. Editorial Dykinson S.L. Madrid. 2016.
P. MÁRTIR DE
ANGLERÍA. Epistolario. Documentos inéditos para la Historia de España. Tomo
XI. Imprenta Góngora. Madrid. 1956.
L. RODRÍGUEZ
AMORES: Crónicas Lugareñas. Madrigalejo.
Tecnigraf S.A. Badajoz. 2008.
[1] P. MÁRTIR
DE ANGLERÍA. Epistolario. Documentos inéditos para la Historia de España. Tomo
XI. Imprenta Góngora. Madrid. 1956. Carta
nº 559.
[2]L. GALÍNDEZ DE CARVAJAL: “Anales
Breves del Reinado de los Reyes Católicos… Op.cit. Pág. 561.
[3]J.M. CALDERÓN
ORTEGA y F.J. DÍAZ GONZÁLEZ: El proceso
de redacción del último testamento de Fernando el Católico el 22 de
enero de 1516. Institución Fernando el Católico.
Excma. Diputación de Zaragoza. Zaragoza. 2015.Pág. 9. Y M. A. LADERO
QUESADA: Los últimos años de Fernando el
Católico. 1505-1517. Editorial Dykinson S.L.
Madrid. 2016. Pág. 234.
[4] L. RODRÍGUEZ AMORES. Crónicas
Lugareñas. Madrigalejo. Tecnigraf S.A. Badajoz, 2008. Pág. 210.
[5] J.M.
CALDERÓN ORTEGA y F.J. DÍAZ GONZÁLEZ: El
proceso de redacción del último testamento… (Op.cit), p. 10, y M.
A. LADERO QUESADA: Los últimos años de
Fernando el Católico… (Op.cit),
pp. 235, 236 y 237.
[6]J.M. CALDERÓN ORTEGA y F.J. DÍAZ
GONZÁLEZ: El proceso de redacción del
último testamento… (Op.cit), p.
10.
[7]L. GALÍNDEZ DE CARVAJAL: “Anales
Breves del Reinado de los Reyes Católicos”. Crónica
de los Reyes de Castilla. III. Madrid. Biblioteca de Autores Españoles.
Vol. 70. 1953. Pág. 563 y ss.
[8]
L. RODRÍGUEZ AMORES: Crónicas Lugareñas…. Op. Cit. pág. 218,
siguiendo a ROMEU DE ARMAS.
[9]
Ibidem, p. 219, datos recogidos del Archivo
Municipal de Trujillo, del Libro de Actas.
[10] Ibidem, pp. 219 y 220.


