lunes, 22 de diciembre de 2025

LA ÚLTIMA NAVIDAD DE FERNANDO EL CATÓLICO

 

Fernando el Católico pasó su última Navidad en tierras extremeñas.

Había elegido la ciudad de Plasencia para pasar el invierno por estar situada en un escondido valle y al abrigo de los vientos del norte[1]. Llegó a Plasencia el 29 de noviembre de 1515, víspera de San Andrés, donde fue honradamente rescibido,tomando palabras de Galíndez de Carvajal[2]. Unos días después, asistió, en esta ciudad, al matrimonio de su nieta, Ana de Aragón (hija del Arzobispo de Zaragoza), con el Duque de Medina Sidonia, Álvaro Pérez de Guzmán[3].

El monarca estaba ya bastante enfermo, aquejado de problemas cardiacos, vasculares, respiratorios y renales, que se habían manifestado en el mal de hidropesía (acumulación anormal de líquido en tejidos y cavidades del cuerpo)[4]. Su mala salud le hacía estar desasosegado, sin encontrar alivio en ningún lugar donde se encontrara; por ello, una semana después, abandonó Plasencia para dirigirse a Abadía, con la excusa de cazar en las tierras de su primo, el duque de Alba. En el palacio de Abadía, además de intentar distraerse, también se celebraron importantes reuniones, en las que se firmó la “Concordia con Inglaterra” el 11 de diciembre y donde se encontraron por primera vez el monarca y el embajador de su nieto Carlos, Adriano de Utrecht[5].

Unos días después, el rey Fernando se trasladó a Galisteo y, desde allí, regresó a Plasencia, donde había decidido pasar la Navidad[6]. Y en la ciudad del Jerte pasó el día de Navidad, aunque dispuesto para emprender su último viaje. En Abadía se había hecho público que volvería a ponerse en camino, para dirigir sus pasos hacia el sur: en primer lugar, hacia Sevilla y, después, a Granada, aunque con el propósito de detenerse antes en el Monasterio de Guadalupe, donde debía presidir la asamblea de la Orden de Calatrava para designar al sucesor del Comendador Mayor, D. Gutierre de Padilla, que había fallecido recientemente. El espíritu desasosegado que invadía al rey en los últimos años le impedía permanecer de forma prolongada en ningún lugar, por lo que, el 28 de diciembre, Fernando el Católico abandonó la ciudad de Plasencia poniendo rumbo a Trujillo, acompañado de sus más fieles cortesanos. El resto de la comitiva se desplazó directamente hacia Guadalupe.

 

A través de las fuentes, sabemos que el monarca se desplazaba con parsimonia, y que le llevó varias jornadas andar el camino entre las dos ciudades. Galíndez de Carvajal cuenta que viajaba en andas, sin duda debido a su precario estado de salud, y que cruzó el río Tajo por el puente del Cardenal[7]. En otras circunstancias, el rey hubiera disfrutado de su pasión por la caza y de los paisajes de Montfragüe, pero en aquellos momentos debió conformarse únicamente con dar satisfacción a la vista y con respirar el aire puro de nuestras dehesas.

(Trujillo)

El día 2 de enero, el monarca pernoctó en Jaraicejo[8] y, al día siguiente partió hacia Trujillo, donde ya le esperaban y le tenían preparado el avituallamiento, la recepción y su estancia. Se habían afanado para que no faltase carne de vaca; a los panaderos se les había pedido que amasasen lo necesario para que no hubiera carestía de pan; a los proveedores, que tuvieran capones, aves, perdices y terneros para obsequiar, tanto al monarca, como al infante, aunque este último no pasaría por Trujillo, porque tomó el camino directo a Guadalupe desde Plasencia. 

Cuando en Trujillo se supo que el monarca se encontraba cerca de la ciudad, los principales salieron a recibirlo de acuerdo con el siguiente protocolo: los caballeros y sus hijos, vestidos de seda, cabalgarían junto al corregidor; los escribanos llevarían capuz de paño, y el corregidor y las justicias vestirían trajes de terciopelo y seda. Para terminar con los preparativos, tuvieron en cuenta que la estancia del rey en la ciudad fuera lo más agradable posible y, para ello, encargaron seis toros bravos para correrlos el día de los Reyes Magos.[9]

Así fue cómo el rey Fernando el Católico pasó su última Navidad en Extremadura, celebrando los días especiales en Plasencia, el 25 de diciembre, y en Trujillo, a festividad de los Reyes Magos, mientras viajaba por sus caminos, con el espíritu inquieto y desasosegado a causa de su maltrecha salud, que llevó a Mártir de Anglería a escribir: nuestro Rey no cesa de vagar de un lado para otro en busca de la muerte, en la carta 564 del libro XXIX de su Epistolario.

Después, la comitiva reemprendió la marcha hacia Abertura, donde hizo una parada de varios días. En esta localidad, el monarca despachó una carta, el 13 de enero, destinada al Concejo de Trujillo sobre un asunto relacionado con las obras de su fortaleza[10].

Casa de Santa María. Madrigalejo.
(Fotografía de María García Ciudad)

Lejos estaba el rey de pensar que esa había sido su última Navidad, pues, una vez hubo abandonado Abertura, la siguiente parada en el itinerario fue Madrigalejo, donde se agravó su dolencia. En su estado, no podía continuar el camino, por lo que fue acogido en la Casa de Santa María, desde donde el Monasterio de Guadalupe gestionaba la importante hacienda que poseía en la localidad. En este edificio, el rey Fernando el Católico pasó sus últimos días; aquí decidió hacer un nuevo testamento, que firmó en el atardecer del 22 de enero de 1516, y falleció en la madrugada del 23 de enero de 1516, día de San Ildefonso.  

Guadalupe Rodríguez Cerezo.

 

BIBLIOGRAFÍA:

J.M. CALDERÓN ORTEGA y F.J. DÍAZ GONZÁLEZ: El proceso de redacción del último testamento de Fernando el Católico el 22 de enero de 1516. Institución Fernando el Católico. Excma. Diputación de Zaragoza. Zaragoza. 2015.

L. GALÍNDEZ DE CARVAJAL: “Anales Breves del Reinado de los Reyes Católicos”. Crónica de los Reyes de Castilla. III. Madrid. Biblioteca de Autores Españoles. Vol. 70. 1953.

M. A. LADERO QUESADA: Los últimos años de Fernando el Católico. 1505-1517. Editorial Dykinson S.L. Madrid. 2016.

P. MÁRTIR DE ANGLERÍA.  Epistolario. Documentos inéditos para la Historia de España. Tomo XI. Imprenta Góngora. Madrid. 1956.

L. RODRÍGUEZ AMORES: Crónicas Lugareñas. Madrigalejo. Tecnigraf S.A. Badajoz. 2008.



[2]L. GALÍNDEZ DE CARVAJAL: “Anales Breves del Reinado de los Reyes Católicos… Op.cit. Pág. 561.

[3]J.M. CALDERÓN ORTEGA y F.J. DÍAZ GONZÁLEZ: El proceso de redacción del último testamento de Fernando el Católico el 22 de enero de 1516. Institución Fernando el Católico. Excma. Diputación de Zaragoza. Zaragoza. 2015.Pág. 9. Y M. A. LADERO QUESADA: Los últimos años de Fernando el Católico. 1505-1517. Editorial Dykinson S.L. Madrid. 2016. Pág. 234.

[4] L. RODRÍGUEZ AMORES. Crónicas Lugareñas. Madrigalejo. Tecnigraf S.A. Badajoz, 2008. Pág. 210.

[5] J.M. CALDERÓN ORTEGA y F.J. DÍAZ GONZÁLEZ: El proceso de redacción del último testamento… (Op.cit), p. 10, y M. A. LADERO QUESADA: Los últimos años de Fernando el Católico… (Op.cit), pp. 235, 236 y 237.

[6]J.M. CALDERÓN ORTEGA y F.J. DÍAZ GONZÁLEZ: El proceso de redacción del último testamento… (Op.cit), p. 10.

[7]L. GALÍNDEZ DE CARVAJAL: “Anales Breves del Reinado de los Reyes Católicos”. Crónica de los Reyes de Castilla. III. Madrid. Biblioteca de Autores Españoles. Vol. 70. 1953. Pág. 563 y ss.

[8] L. RODRÍGUEZ AMORES: Crónicas Lugareñas…. Op. Cit. pág. 218, siguiendo a ROMEU DE ARMAS.

[9] Ibidem, p. 219, datos recogidos del Archivo Municipal de Trujillo, del Libro de Actas.

[10] Ibidem, pp. 219 y 220.


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