Desde la Edad Media, el Santuario y Monasterio de Guadalupe
fue un importante centro de peregrinación donde acudían romeros desde lugares
más o menos cercanos del reino de Castilla y procedentes de otros reinos, como
Aragón, Murcia o Portugal. Acudían hasta las Villuercas en acción de gracias
por algún favor conseguido al encomendarse a la Virgen de Guadalupe o para
implorarle algún favor especial. Estos flujos de peregrinos resultaron ser muy
enriquecedores para los pueblos por donde discurrían, porque iban cargados de
novedades, de noticias, de cultura, etc., que iban dejando y tomando en
aquellos lugares por los que pasaban.
En Portugal existió, desde muy pronto, una gran devoción a la
Virgen de Guadalupe, comenzando por sus “Serenísimos Reyes”, quienes mostraron una
gran devoción hacia ella y le concedieron singulares privilegios[1].
Algunos reyes de Portugal ofrecieron su Corona a Nuestra Señora de Guadalupe y pidieron su intervención para que fuese acertado el gobierno de su reinado.
Tal es el caso de D. Alonso V, D. Juan II, D. Manuel, D. Juan III y D.
Sebastián[2].
Precisamente el rey D. Sebastián de Portugal peregrinó hasta
el Monasterio de Guadalupe con un gran séquito en las Navidades de 1576. Allí
le esperaba su tío, el rey Felipe II de España. Joaquín Cepeda escribió unos
romances exaltando aquel viaje, de donde entresacamos los siguientes versos[3]:
…la riqueza de Castilla
bien se los yua mostrando,
en estas cosas y otras
a Talauera han llegado
donde el martes en la noche
auía el rey reposado
y el miércoles allá en Mérida
sería mui bien festejado,
el jueves en Medellín
a de ser agasajado
y en Madrigalejo el viernes
será el rey aposentado,
luego el sábado a las dos
a Guadalupe ha llegado
a donde el gran Rey Phelipe
tres días le está aguardando.
Y en otros versos vuelve a decir:
…también en Madrigalejo
donde el viernes ha llegado
se hizo un recibimiento
como ha rey tan señalado.
El rey D. Sebastián pernoctó, tanto a
la ida como a la vuelta, en la Casa de Santa María de Madrigalejo, en el mismo lugar donde, en 1516, su
tatarabuelo, el rey Fernando el Católico, había fallecido[4].
Y es que el
camino que desde Lisboa se dirigía hacia Guadalupe, pasaba tangente a la
Casa de Santa María. Por tanto, durante siglos, los vecinos del lugar de Madrigalejo tuvieron contacto continuo con numerosos peregrinos que, desde el reino de
Portugal, se acercaban ante la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, siendo receptores y emisores de todo tipo de influencias.
Tras los acontecimientos ocurridos en
Fátima en 1917, se va a iniciar un flujo religioso en sentido contrario al
ocurrido en siglos anteriores. El 13 de mayo de ese año la Madre de Dios se
apareció a tres niños (Jacinta, Francisco y Lucia), que se encontraban cuidando
ganado en el campo. A través de la inocencia y sencillez de los pastorcillos,
la Virgen María hacía una llamada a la conversión, a la oración y al sacrificio.
El mensaje de Fátima de propagó rápidamente por todo el mundo y, hoy en día, más de cien años después, el Santuario de Fátima se ha convertido en uno de los
grandes centros de peregrinación de la cristiandad.
La devoción a la Virgen de Fátima se extendió muy
pronto por Extremadura y no tardó en viajar la imagen de la Virgen
Peregrina de Fátima por el territorio extremeño[5]. Por ello, ya desde 1950, la Virgen María, en su advocación de Fátima, podía ser venerada también en la parroquia de San Juan Bautista de Madrigalejo. Su imagen había sido donada
al templo por Ana Cerezo Fortuna y Lorenzo Rodríguez Amores con motivo de su
matrimonio.
Y como desde mucho tiempo atrás el
Monasterio de Guadalupe fue y sigue siendo un importante centro de
peregrinación al que acudían y acuden fieles portugueses, hoy y en el pasado
reciente, también desde nuestras tierras, acudimos a Portugal como peregrinos
para rezar ante Nuestra Señora de Fátima. La primera peregrinación de la que
tenemos referencias organizada por la Parroquia de Madrigalejo tuvo lugar en
1959, siendo el cura párroco D. José Blanco Gallego. De esta peregrinación disponemos de documentación gráfica.
También, ante las puertas del
Monasterio de Guadalupe podemos mostrar en fotografía la peregrinación de un
grupo de fieles de Madrigalejo acompañados de D. José Blanco, sin duda una de
las primeras que se organizaron en autocar. En la actualidad, seguimos peregrinando hasta Guadalupe con los medios de locomoción que nos ofrece el progreso.
Aunque también es verdad que, cada año, un buen número de peregrinos siguen haciendo el
camino a pie para postrarse ante la Morenita.
Quizás porque tuviésemos tan cerquita
el Monasterio, en nuestra Parroquia de Madrigalejo no había ninguna imagen de
Nuestra Señora de Guadalupe. Por ello, siendo párroco D. Julián Sánchez López,
se realizó una colecta entre los fieles para que nuestro templo tuviera una imagen de la Patrona de Extremadura. La imagen fue bendecida
por el Obispo D. Carlos López el día 21 de junio de 1994.
Algunas décadas antes, en Madrigalejo había
estado la imagen de la Virgen Peregrina de Guadalupe que Extremadura regaló al
Santuario del Tepeyac. Fue durante las conmemoraciones del V Centenario del
Nacimiento de los Reyes Católicos. La imagen de la Virgen de Guadalupe
presidió todos los actos que se celebraron en nuestra localidad en la efeméride
del 436 aniversario del fallecimiento del Rey Fernando, el 23 de enero de 1952,
tanto los religiosos como los civiles, en la iglesia y en el exterior de la
Casa de Santa María. Nos cuenta D. Ubaldo Rubio Calzón, en su crónica sobre
aquellos eventos, que el Alcalde, D. Francisco Gómez Lozano de Sosa, al terminar, colocó una cinta a la imagen que decía: “En Madrigalejo, despide
Extremadura a la Virgen de Guadalupe para el Tepeyac”, junto con una bolsita
que contenía tierra de nuestros campos, para que se uniera a la de otras
localidades que habían tenido su protagonismo en el descubrimiento y
colonización de América. Desde aquí la Virgen Peregrina de Guadalupe fue
llevada a Toledo antes de que partiera para Méjico.[6] Aunque esta imagen nunca llegó al Tepeyac, pero esa es otra historia.
Solo queda dedicar estas líneas a
la Madre de Dios, en su advocación de Guadalupe y de Fátima, y pedirle que siempre
nos proteja.
(Fotografías proporcionadas por:
familia Moreno Hortet, Casi Tapia, familia Rodríguez Cerezo, Inmaculada Ruíz
del Árbol, Toni Loro y Cati Vicente).
Guadalupe Rodríguez Cerezo.
[1] Fr.
Francisco de SAN JOSÉ: Historia universal
de la primitiva y milagrosa imagen de Nuestra Señora de Guadalupe. Año de
1743. Capítulo XIX, nº 4.
[2] Ibidem,
Capítulo XIX, nº 8.
[3] L.
RODRÍGUEZ AMORES: Crónicas Lugareñas.
Madrigalejo. Tecnigraf S.A. Badajoz. 2008. Págs. 259,260, 261.
[4] Ibidem.
[5] GEROMÍN DE GUADALUPE: “La Virgen de Fátima peregrina por los campos extremeños”. Diario HOY. 1949. En: cronicasdetalavera.blospot.com.es/2007/12/la-peregrinacin-de-la-virgen-de-ftima.html
[6] U. RUBIO CALZÓN: “Efemérides memorables. 23 de enero de 1516-23 de enero de 1952”. Revista del Monasterio de Guadalupe. Año XXXV. Extraordinario. Junio-Agosto. Número 434-436. 1952. Págs. 72, 73 y 74.
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